Israel desentierra un yacimiento romano donde se fabricaba salsa de pescado
EFE
Israel ha desenterrado un yacimiento de época romana y bizantina de dos milenios de antigüedad con espacios industriales donde había lagares y unas instalaciones «raramente descubiertas» en el Mediterráneo oriental en las que se producía salsa de pescado, un producto muy popular entre los romanos.
«Mucho antes de la pasta y la pizza, la antigua dieta romana se basaba principalmente en la salsa de pescado», explica la arqueóloga Tali Erickson-Gini, de la Autoridad de Antigüedades de Israel, que concreta, fue un «condimento básico para la comida a lo largo de toda la cuenca mediterránea» en las eras romana y bizantina.
Las tinas para esta salsa, denominada garum y que se elaboraba fermentando pescados azules (boquerón, sardina, caballa) con una salmuera concentrada y hierbas aromáticas, están entre «las pocas conocidas» en esta zona, y se descubrieron en una excavación de varios meses en las afueras de Ashkelon, una urbe israelí cercana a la palestina Franja de Gaza.
La elaboración del garum, que generaba olores muy fuertes, se acostumbraba a hacer lejos de las áreas urbanas, por eso el yacimiento «se halló a unos dos kilómetros de la antigua Ashkelon», que fue un núcleo urbano desarrollado con un importante puerto.
«Este es un hallazgo raro en la región», agrega Erickson-Gini, directora de las excavaciones, que asegura, «demuestra que los gustos de los romanos se extendieron por todo el imperio» y no se limitaron a vestidos o tendencias estéticas, sino que incluyó la importación de hábitos alimenticios.
El sitio romano se acabó abandonando, pero las buenas condiciones para la viticultura hicieron que en el período bizantino volviera a resurgir. Una comunidad monástica cristiana se ganaba la vida en el mismo lugar con la producción de vino en el siglo V.
Las evidencias de ello son tres antiguos lagares que estaban al lado de una iglesia. Del templo han sobrevivido pocos restos, aunque los fragmentos encontrados muestran que estaba decorada con mármoles y mosaicos elaborados. En sus cercanías también había hornos para producir jarras de vino, lo que parece indicar que el monasterio se dedicaba a su exportación, su principal fuente de ingresos.
El lugar «fue abandonado de nuevo en algún momento tras la conquista islámica de la región en el siglo VII», y probablemente hubo familias nómadas que se instalaron más tarde en tiendas de campaña, «desmantelaron las estructuras y vendieron sus distintas partes como material de construcción», concluye Erickson-Gini. EFE