Islandia quiere enchufarse a las entrañas de la Tierra
Fuente: vozpopuli.com
En el año 2009 los responsables Proyecto de Perforación Profunda en Islandia (IDDP por sus siglas en inglés) penetraron accidentalmente en una bolsa de magma a dos kilómetros de profundidad. La intención de los ingenieros era construir un pozo geotérmico convencional, pero al toparse con la reserva de lava decidieron hacer un experimento y hacer algunas mediciones. Cuando arrojaron agua por el tubo, descubrieron que ascendía a altísima temperatura hacia la superficie. Tanto, que habían construido el pozo geotérmico más potente de la historia, capaz de generar el equivalente a 30 megavatios de energía.
Tras aquella tentativa, los responsables del IDDP se pusieron manos a la obra para explotar el sistema y conseguir una fuente de energía aún más rentable que los pozos geotérmicos convencionales, que ya suministran una cuarta parte de la energía de Islandia. Desde el pasado 12 de agosto están perforando un agujero de 5 kilómetros de profundidad en la zona sudoeste de la isla con la intención de conectarse a la dorsal Mesoatlántica que atraviesa la isla y separa las placas Euroasiática y la Norteamericana, y donde el magma podría calentar el agua a temperaturas de hasta 1.000 grados.
Si todo sale según lo previsto, anuncian en New Scientist, a finales de año la perforación se convertirá en «el agujero más caliente del mundo» y pronto podría generar hasta 50 megavatios de potencia, unas diez veces más que los típicos pozos geotérmicos y suficiente para abastecer 50.000 hogares frente a los 5.000 de los pozos que funcionan ahora. El agua que se recupere del pozo no solo estará a altísima temperatura, sino a una presión extrema de hasta 200 atmósferas, lo que generará una especie de chorro de «vapor supercrítico», entre el estado líquido y gaseoso, que genera aún más calor. «Si podemos obtener vapor supercrítico de agujeros profundos, la diferencia en la cantidad de energía geotérmica que pueden producir los pozos geotérmicos será de un orden de magnitud», asegura Arnar Guðmundsson, portavoz de una agencia estatal, en New Scientist. Todo esto, claro está, si los experimentos llegan a buen término.