Isabel II reaparece en una misa y confirma su buen estado de salud
El Mundo
Isabel II ha vuelto a la acción. Con la resaca del “fuerte resfriado”, que le dejó fuera de juego durante tres largas semanas, la reina rompió esta semana su encierro involuntario con el primer acto protocolario del 2017: la distinción de su Ayudante de Cámara Ray Wheaton como lugarteniente de la Real Orden Victoriana.
La monarca suele arrancar el año con pequeños grandes detalles para su personal, y esta vez no quiso ser menos. Se trataba de enviar al mismo tiempo una señal de normalidad, tras el susto navideño que arrancó el 21 de diciembre con su traslado en helicóptero a la residencia de Sandringham (en la zona de la costa de Norfolk), donde continúa, y se reactivó tras su doble y sonada ausencia en las misas de Navidad y Año Nuevo.
Millones de británicos han recordado estos días que su querida reina de 90 años es frágil y “mortal”.
Sin embargo, este domingo ha asistido con buen aspecto a los servicios religiosos de la iglesia de St Mary Magdalene, acompañada de su esposo, Felipe II. La soberana, de 90 años y que lucía un atuendo azul eléctrico, llegó en un Bentley morado, acompañada de su esposo, y fue recibida por una pequeña multitud. También asistieron al servicio anglicano los duques de Cambridge, Guillermo y Catalina, aunque en esta ocasión lo hicieron sin sus dos hijos, Jorge, de tres años, y Carlota, de uno.
Durante su larga convalecencia, el Palacio de Buckingham tuvo que salir incluso al paso del último gran bulo del 2016, difundido por las redes sociales desde una cuenta falsificada de la BBC.
El 30 de diciembre pasará a la historia como el día en que “mataron” a la reina. Aunque no fue la primera vez: en el 2015, durante un ensayo para ir preparando su obituario, una reportera real de la BBC dejó escapar en Twitter la noticia falsa: “Queen Elizabeth has died”. Ni la reina ha muerto ni piensa de momento abdicar. Ha pasado, eso sí, por los mayores problemas de salud desde la gastroenteritis que le hizo ingresar en el 2013 en el hospital.
Su recuperación ha sido lenta y compartida con la de Felipe de Edimburgo, que se recuperó a tiempo para las campanadas del nuevo año.
Según informan en Palacio, Isabel II ha vuelto estos días a su ajetreada rutina, despachando papeles oficiales y abriendo los maletines rojos con documentación confidencial que le ha seguido enviando el Gobierno a Sandringham.
Antes de volver a Londres, eso sí, la reina ha tenido que dar un tirón de orejas a su nieto, el príncipe Guillermo, para que rompa su exilio dorado y familiar en Norfolk, donde se ha ganado el sobrenombre del royal a tiempo parcial.Los Duques de Cambridge asistieron el año pasado a tan sólo 148 actos oficiales, frente a los 332 que cubrió la reina, más activa aún que en el año 2015.
La recaída de este invierno obligará a revisar a fondo la agenda de los próximos meses: Guillermo y Kate tomarán previsiblemente su relevo, como en el 2014 lo hizo el príncipe Carlos.