Isabel II abandona Buckingham definitivamente
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Estar en Windsor supone una pequeña modificación de la agenda de Isabel II que va en consonancia con los últimos acontecimientos y con los problemas de movilidad que ha presentado recientemente según ella misma explicaba. El ritmo de vida de la soberana será más relajado puesto que sus desplazamientso se reducirán al dejar de ser Buckingham el centro de operaciones y centro administrativo. Recibirá al Primer Ministro así como a las autoridades y otras personalidades en este castillo cuyas puertas ya ha abierto para mandatarios como el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, quien viajó con su esposa Jill Biden a la ciudad del Támesis para la cumbre del G7. Además, seguirá decantándose por las reuniones telemáticas siempre que sea posible, un formato que garantiza su comodidad a la vez que le permite seguir al frente de sus compromisos.
Con este castillo, que supera las cinco hectáreas y es el más antiguo del mundo de los que están habitados, tiene Isabel II un fuerte vínculo sentimental. Cabe recordar que es el lugar en el que falleció en abril del pasado año su marido y donde está enterrado el duque de Edimburgo, concretamente en la Bóveda Real de la capilla de San Jorge. También descansan allí los restos de los padres de la monarca, la Reina Madre y el rey Jorge VI. Otro de los motivos del gran significado de este enclave que mandó construir en el siglo XI Guillermo I el Conquistador es que la soberana tiene muy cerca a dos de sus cuatro hijos. Mientras que el príncipe Andrés vive en el Royal Lodge, en la misma finca de Windsor, el príncipe Eduardo se encuentra a escasos kilómetros, en Bagshot Park. Además, lejos el frenético ritmo de la ciudad, estar en contacto con el campo y sus amados animales.
El traslado del príncipe Carlos y Camilla de Cornualles
El hecho de que Buckingham esté en plena remodelación también ha podido influir en la decisión de Isabel II de quedarse permanentemente en Windsor. El Palacio, que tiene 775 habitaciones, está en proceso de remodelación para instalar cableado, tubierías y calderas nuevas. Estas obras, que tienen un coste aproximado de 400 millones de libras, finalizarán previsiblemente en 2027. No se espera que dentro de un lustro Isabel II vuelva a instalarse en este edificio así que sus próximos inquilinos podrían ser directamente el príncipe de Gales y Camilla de Cornualles, que viven en Clarence House desde 2003. Su traslado no se producirá, sin embargo, hasta que el actual heredero de la corona se convierta en rey. Según Daily Mail, el primogénito de la Reina tiene la firme opinión de que esta residencia es el símbolo visible de la monarquía en la capital de la nación y, por lo tanto, debe ser su hogar.
Con información de Hola.