Inflación de Venezuela en vías de igualar cifras de Suramérica hace 30 años
Con información de Panorama
La escalada de precios de los productos se mantiene a raya en los países vecinos de Venezuela en Suramérica, con niveles que se mantienen por debajo del 14% y que dejan olvidadas las épocas en que manejaron tasas superiores a 10.000%.
Hasta julio del 2017, Argentina presentaba la segunda inflación acumulada más alta en el bloque de 13,8%, con una variación mensual de 1,7%, según su Instituto Nacional de Estadística y Censos.
Al país le siguen Uruguay con una tasa acumulada de 4,66% y mensual de 0,32; Colombia de 3,30% y una deflación en julio de -0,05, una tendencia que también registró Ecuador en el mismo mes de -0,14%, Perú de -0,42% en mayo y Bolivia de -0,02% en abril. Brasil y Chile terminaron con 0,2% en julio.
Venezuela, no obstante, sigue liderando en este indicador dentro de la región: en siete meses la cifra se ubicó en 249%, informó la Asamblea Nacional, pues no existen cifras oficiales. Entretanto, el Fondo Monetario Internacional apuntó que llegará a 720% al cierre de diciembre.
En cuanto al impacto en los precios, en Colombia la compra de la canasta básica de alimentos equivale al 28,8% del sueldo, en Uruguay un 17,87% y Ecuador un promedio de 33,2%. Esto claramente contrasta con la realidad venezolana, ya que la canasta tiene un valor de Bs. 2.043.083,39, lo que implica que se necesitan 20,9 salarios para adquirirla, de acuerdo con el Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros.
Sin embargo, al referirse a los números actuales de los países suramericanos, el economista y director del portal Banca y Negocios, César Aristimuño, recordó que en las décadas de los 80 y 90 estas mismas naciones manejaron “crecimientos inflacionarios astronómicos”.
Entre los casos de hiperinflación destacan el brasileño, con una tasa por encima del 2.000% en 1990; el peruano, con un índice anual que llegó a 7.481%, y el argentino, con unos niveles de 3.079,8% en 1989. Bolivia alcanzó el récord más elevado en el grupo de 11.749,64% en 1985.
Aristimuño explicó que un error que cometieron esos gobiernos fue “usar su banco central para imprimir grandes volúmenes de dinero y superaron la capacidad de absorción de las economías”.
“¿Qué fue lo que hicieron para solucionarlo? Dejaron de financiar el déficit fiscal. Entendieron que los bancos centrales deben ser autónomos, no depender del Ejecutivo nacional y utilizarse para financiar el déficit fiscal, a los entes públicos, a las empresas del Estado. Esos países aprendieron, subsanaron y los precios comenzaron a corregirse”, sostuvo.
Mientras que Alberto Castellano, director del Instituto de Investigaciones Económicas de la Universidad del Zulia, señaló que esta ha sido la equivocación cometida por el Gobierno venezolano.
“Tenemos una política que empeora la inflación porque monetizan el déficit fiscal a través de la compra de bonos por el BCV (Banco Central de Venezuela)”, argumentó.
Otro tema que abordaron estas economías, según los analistas, fue estimular la producción. “En paralelo generaron incentivos para la oferta de bienes y servicios, para que su producción interna empezara a subir, y con esto prácticamente dejar de importar, con ello ahorraron divisas y fortalecieron sus reservas internacionales”, precisó Aristimuño.
PIB en la región
Hoy día, todos presentan un incremento de su Producto Interno Bruto (PIB). Bolivia encabeza la lista con un crecimiento de 3,3 puntos en el primer trimestre de 2017; Colombia tuvo un aumento en su PIB de 1,3% en el segundo trimestre y Brasil de 1% hasta marzo.
Para Venezuela, aunque no se conocen cifras oficiales del indicador, el FMI pronosticó una contracción de -7,1% con lo que se cumpliría el cuarto año en recesión económica para el país.
Castellano reiteró que la alta inflación está llevando a una profunda diáspora con un impacto en la región, en particular en Perú y Ecuador; además, la reducción del PIB repercute en el comercio exterior con Colombia.
“Estamos en un proceso de depresión profunda y en general podemos salir de esto, incluso en pocos años, cuatro o cinco, pero tenemos que cambiar la política económica”, urgió, aunque aclaró que esto significará difíciles reformas como las aplicadas en Suramérica hace dos décadas, con programas como el Plan Fujishock o Bonex 89, y que incluso podrían abarcar el sistema cambiario y la moneda.