Indonesia investiga posible venta de esclavos indonesios en Birmania
EFE
Indonesia investiga la desaparición de 20 ciudadanos indonesios presuntamente engañados para ser vendidos como trabajadores esclavos y mantenidos prisioneros en un centro del este de Birmania (Myanmar) para perpetrar estafas cibernéticas.
Según la información aportada por el Gobierno birmano a la Embajada indonesia, los 20 ciudadanos, cuya desaparición denunciaron los familiares y el Gobierno indonesio reconoció el pasado 31 de marzo, no están registrados en las listas de entradas en el país, por lo que se cree que cruzaron la frontera de forma ilegal.
Judha Nugraha, director de la Protección de Ciudadanos Indonesios del Ministerio de Exteriores indonesio, explicó a EFE que se detectó su posible presencia cerca de la población birmana de Myawaddy, una zona fronteriza con Tailandia y conflictiva por los enfrentamientos entre la minoría étnica karen y el Ejército golpista de Birmania.
La información concuerda con el relato a EFE de Rosa Susanti, una mujer perteneciente a este grupo de 20 indonesios que contó cómo fueron engañados el pasado octubre creyendo que iban a trabajar en Tailandia y fueron llevados a Birmania a una zona controlada por los karen, cerca de la frontera.
«Cuando llegaron a la empresa, se enteraron de que ya no estaban en Tailandia y que estaban atrapados allí», explicó Susanti, cuya hermana, Novi, consiguió esconder el móvil y evitar así que se lo confiscaran para hablar con su familia, a la que no envía noticias desde el pasado domingo.
Cuando llegaron allí se dieron cuenta de que no iban a trabajar en un servicio telefónico de atención al cliente, sino que se iban a dedicar a hacer estafas cibernéticas a ciudadanos de todo el mundo.
«Novi no fue capaz de producir nada para la compañía, ya que no quería trabajar como estafadora, así que ha sido castigada con frecuencia. La obligan a trabajar entre 17 y 19 horas al día y además la torturan. La castigan a menudo porque no cumplía sus objetivos», relata Susanti sobre la experiencia de su hermana.
Según cuenta, la dimisión no es una opción para estos trabajadores esclavizados, a quienes la empresa exige una compensación de en torno a 12.000 dólares por dejar el trabajo, una cantidad inasumible para estos trabajadores, casi siempre provenientes de medios humildes.
«Pueden vender a los trabajadores a otras empresas si no son productivos. En el caso de Novi, la amenazaron con venderla como prostituta», afirma Susanti.
Diversas organizaciones han alertado en los últimos meses sobre la venta de trabajadores del Sudeste Asiático en régimen de esclavitud a centros operados por ciudadanos chinos en Camboya y, en menor medida, en Birmania.
Birmania vive desde febrero de 2021 una situación turbulenta debido al golpe de Estado militar que sumió al país en una crisis política, económica y social, con enfrentamientos entre las milicias prodemocráticas y el régimen castrense y, en paralelo, enfrentamientos con minorías étnicas, como los karen, que controlan algunas zonas del país.
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