Imponente templo pone en la mira del FBI a secta hindú - 800Noticias
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Con información de Infobae

Secta, denominación, movimiento. Es muy difícil definir qué es Bochasanwasi Akshar Purushottam Swaminarayan Sanstha, que por lo extenso y complejo del nombre es conocido en todo el mundo como BAPS. Es uno de los tantos grupos religiosos que conviven dentro del hinduismo, el credo dominante en la India.

BAPS está lejos de ser el que tiene más fieles. Por el contrario, hasta podría decirse que es marginal en su nación de origen. Pero en las últimas décadas se transformó en una impresionante organización transnacional, que construye imponentes templos en distintos países y que sumó decenas de miles de adherentes en la diáspora india. Principalmente, en Estados Unidos.

Tiene templos —o mandires, como se denomina a los lugares de culto en el hinduismo— en Los Ángeles, Houston y Chicago, entre otras ciudades, pero ninguno tan magnífico como el de Robbinsville, Nueva Jersey. Empezó a construirse en 2010, con más de 1.900 metros cúbicos de mármol de Carrara, que fueron esculpidos a mano en Rajasthan, India, por miles de artesanos, y luego enviados a Estados Unidos.

El templo se abrió al público en agosto de 2014, pero los trabajos de construcción continuaron hasta este año. Precisamente cuando se suponía que iba a comenzar a exhibirse en todo su esplendor, quedó envuelto en un escándalo que hace temblar sus cimientos.

Agentes del FBI allanaron este martes la sede de BAPS en Nueva Jersey luego de que un grupo de trabajadores presentara una demanda judicial en su contra. Los obreros, inmigrantes indios de castas bajas que llegaron a Estados Unidos con visas religiosas, acusan a la organización de haberlos llevado con falsas promesas, para forzarlos a trabajar en la construcción del mandir en condiciones de servidumbre.

Según la presentación judicial, no les permitían salir del predio y les pagaban un dólar la hora —el salario mínimo a nivel federal acaba de ser subido de USD 7,25 a USD 15 la hora— por trabajar en jornadas interminables. Además, denuncian que les retenían el pasaporte y que les impedían hablar con los visitantes.

serían tratados como animales, o como máquinas que ni enfermarse podían”, contó a The New York Times la abogada Swati Sawant, que representa a los demandantes. Son seis de los más de 200 inmigrantes que fueron traídos de la India por BAPS para participar de la obra. La muerte de uno de ellos el año pasado fue lo que los motivó a rebelarse.

Lenin Joshi, un vocero de BAPS en Estados Unidos, rechazó las acusaciones. Sostuvo que no hubo irregularidades en los argumentos presentados ante las autoridades migratorias para solicitar las visas y que tampoco hubo explotación. Pero dejó muchas preguntas sin responder.

Raymond Brady Williams, fundador del Centro de Enseñanza y Aprendizaje de Teología y Religión del Wabash College de Indiana, es uno de los máximos estudiosos de BAPS. “Una demanda no es una base para juzgar porque no se conocen los detalles. Es lamentable que la situación se convirtiera en un asunto federal y legal antes de que se aprovechara la oportunidad de entablar conversaciones con los dirigentes de BAPS para que se aclararan los malentendidos y se resolvieran los problemas”, dijo en diálogo con Infobae.

“La construcción de elaborados templos y monumentos de mármol y arenisca, por la que se ha hecho famoso BAPS, está reavivando el trabajo tradicional de tallado de la piedra —continuó—. Las habilidades tradicionales estaban desapareciendo a medida que los miembros mayores de las familias de talladores de piedra morían. BAPS revivió el esculpido tradicional como una ocupación, formó a los miembros más jóvenes de las familias de talladores y les proporcionó trabajo e ingresos, especialmente en Gujarat y Rajasthan. Respeto a los hindúes swaminarayanos y a su liderazgo internacional, incluidos los líderes de BAPS”.

Lo cierto es que la causa judicial recién empieza. Pero podría tener efectos incalculables para BAPS si avanza y reúne evidencias que respalden las acusaciones.

Un movimiento religioso transnacional

El hinduismo es la tercera religión más grande del mundo, con más de 1.000 millones de fieles. A diferencia de las dos que la superan, que son el cristianismo y el islam —y del judaísmo, de la que emanan ambas—, no es un credo monoteísta, con un dios único.

Para el hinduismo, lo divino tiene múltiples formas de manifestarse. Y es por eso que hay una multiplicidad de denominaciones, movimientos y sectas religiosas, que si bien tienen tradiciones y filosofías comunes, adoran a sus propios dioses. Por supuesto, hay valores compartidos, como el deber de la honestidad, de abstenerse de lastimar a otros seres vivos, de cultivar la paciencia y el autocontrol, al igual que la compasión. También hay rituales y prácticas similares, que atraviesan a sus distintas expresiones, como la meditación, la oración y el yoga.

Es cierto que hay cuatro grandes denominaciones dentro del hinduismo, que concentran el mayor número de seguidores: el vaisnavismo, el shivaísmo, el shaktismo y el smartismo, cada una de las cuales tiene como eje una deidad distinta. Pero hay un enorme número de tradiciones hinduistas que no se inscriben en ninguna de las cuatro.

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