¡Igualó a Fangio! | Hamilton, campeón del mundo por quinta vez
EFE
El británico Lewis Hamilton (Mercedes) se proclamó este domingo campeón del mundo por quinta vez tras acabar cuarto en el Gran Premio de México, decimonovena y antepenúltima prueba puntuable y en la que se impuso el holandés Max Verstappen (Red Bull-TAG Heuer).
Para convertirse en pentacampeón el inglés necesitaba terminar entre los siete primeros en el Autódromo Hermanos Rodríguez, independientemente de lo que hiciera su único rival, Sebastian Vettel (Ferrari), y lo hizo en el cuarto lugar, mientras que el alemán acabó segundo.
Hamilton se hizo con la quinta corona, a falta de los grandes premios de Brasil y Abu Dabi, en una carrera en la que sufrió lo indecible con los neumáticos y en la que nunca pudo pelear por la victoria, pero de la que sale de nuevo campeón.
Los españoles Carlos Sainz (Renault) y Fernando Alonso (McLaren-Renault) y el mexicano Sergio Pérez (Force India-Mercedes) tuvieron que abandonar por problemas mecánicos.
Hamilton iguala a Fangio
El británico alcanzó en la tabla histórica al legendario piloto argentino Juan Manuel Fangio, el primer pentacampeón de la historia de la categoría reina del automovilismo.
Hamilton, de 33 años, igualó a Fangio y se sitúa a dos títulos del piloto mas laureado de la historia, el alemán Michael Schumacher, siete veces campeón del mundo.
Nacido el 7 de enero de 1985 en Stevenage (Inglaterra), no se llama Lewis Carl por casualidad. Fue bautizado así en honor al estadounidense Carl Lewis, al que admiraba su padre, Anthony -cuyos progenitores emigraron al Reino Unido desde la caribeña Granada-, y que tan sólo unos meses antes de que él naciera había ganado cuatro medallas de oro en los Juegos Olímpicos de Los Angeles’84 (luego ganaría otros cinco oros más, entre los Juegos de Seúl’88, Barcelona’92 y Atlanta’96).
A Anthony -que se separó de la madre del campeón, Carmen, cuando éste tenía dos años- le gustaba Carl Lewis, pero más aun el motor. Y su imagen -con algún que otro desencuentro- se ha asociado siempre en los circuitos a la de su hijo. Al que le regaló su primer kart a los seis años. Le hizo prometer que se esmeraría en la escuela.
Eran tiempos difíciles, en los que Lewis fortaleció su carácter, aprendiendo kárate para defenderse del acoso escolar y en los que no sobraba dinero para sufragar el arranque de su carrera. Hamilton, que inicialmente vivió con su madre -que tuvo otras dos hijas, Nicola y Samantha-, pasó a vivir con su padre a partir de los 12 años y tiene otro hermano por esa vertiente, Nicolas.
Anthony también fue quien le pintó (siempre de amarillo) su primer casco, que obtuvo tras cambiarlo por una consola que le habían regalado. En las pistas de karting, su padre tomaba la tabla de tiempos, miraba el niño con mejores cronos y obligaba a Lewis a ver el punto exacto en el que éste frenaba. Posteriormente, le explicaba que para ganarlo, debía frenar más adelante todavía.
Con 10 años cuentan que le pidió un autógrafo a Ron Dennis, quien, cumpliendo la promesa hecha ese día, lo incluyó en su programa de pilotos joven de McLaren en 1998.
En 2003 ganó la Fórmula Renault 2.0 del Reino Unido y siguió triunfando en las categorías inferiores hasta anotarse en 2006 la GP2, lo que le sirvió para dar el salto a la Fórmula Uno un año después, formando pareja con el español Fernando Alonso. Con el que mantuvo una relación manifiestamente mejorable, en una temporada en la que saltaron chispas por la nefasta gestión de Ron Dennis. Que acabó poniéndole el título en bandeja al finlandés Kimi Raikkonen.
En su debut ganó cuatro carreras y desde entonces no ha dejado de ganar al menos una al año. Algo que nadie ha logrado en la F1.
En 2008 logró su primer título, con McLaren. Hamilton, de raza negra, se había convertido en el Tiger Woods de la Fórmula Uno: un deporte espectáculo que mueve superlativas cantidades de dinero.
Su pase a Mercedes, en 2013, fue criticado por parte de la prensa de su país, que, de forma equivocada, lo consideraba erróneo. Lewis ganó el Mundial un año después, en Abu Dabi, y defendió el título en 2015, de nuevo en los Emiratos Árabes.
Tras ceder el de 2016 pasado a su ‘enemigo íntimo’ alemán Nico Rosberg, en 2017 celebró su cuarto título, añadiendo México a su lista de países donde festejó coronas, que empezó a redactar hace diez años en Brasil (Sao Paulo), donde en la última curva del año le arrebató el título al local Felipe Massa.
Entretanto, Hamilton se ha convertido en un icono del deporte, asumiendo con gusto el ‘star system’, convertido en un campeón espectacular y excéntrico (hizo famoso a uno de sus perros, el bulldog Roscoe, al que llevó en más de una ocasión a los circuitos), que se prodiga en las redes sociales.
Luce pendientes y cadenas de oro; y múltiples tatuajes, entre los que destacan la cabeza de un león y la Rosa de los vientos, en el pecho; y el lema «Still I Rise» (Todavía resurjo), que lleva tanto en su cuello como, ocasionalmente, en el casco.
Excéntrico fuera de pista -pese a que se define como religioso y místico-, es espectacular dentro de ella, y ha hecho célebre el ‘Hammer time’ (tiempo del martillo), juego de palabras que en inglés suena muy parecido a su apellido y que hace referencia a los momentos en los que optimiza las prestaciones de su Mercedes.
Este domingo superó los cuatro títulos de Vettel y del francés Alain Prost y se situó a la altura de Juan Manuel Fangio, quíntuple campeón; y a sólo dos coronas de Schumacher, que, con siete títulos, único que mejora (con 91) sus 71 victorias en el Mundial de Fórmula Uno.
Hasta en España, donde, por su tensa relación con Alonso en 2007, no era ni de lejos el piloto más querido, su indudable talento ha cambiado mucho la percepción del aficionado. Sobre todo después de que ambos hayan mostrado públicamente y en varias ocasiones respeto mutuo. El doble campeón español valora más los títulos de Hamilton que los de Vettel, mientras que el inglés ve al español como el mejor rival al que se ha enfrentado nunca.