Iglesias y criptas de Panamá alojan cenizas en tiempos de pandemia - 800Noticias
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EFE

«Perdimos la batalla», dijo con tristeza Carmen Salcedo cuando depositaba en una cripta las cenizas de su padre, fallecido a los 83 años a causa de la COVID-19, la enfermedad que en más de cinco meses ha matado a cerca de 1.800 personas y contagiado a más de 80.000 en Panamá.

Salcedo, de 62 años, y su hermano Rolando Arango, de 57 años, son los únicos que acudieron al cementario de Juan Díaz, uno de los más grandes del área Metropolitana de Panamá, para dar el último adiós a Elías Arango, quien murió hace casi un mes, el pasado 17 de julio.

Había unas pocas personas en el camposanto asistiendo a otros sepelios. En el pequeño pasillo, entre el olor de las flores frescas que acompañan a los que ya se han ido, los hermanos miraban la cripta donde ahora descansa su padre junto a su esposa, muerta hace dos años.

«Los médicos hicieron todo lo posible pero lastimosamente no se logró (…) así que aquí nos encontramos poniéndolo en esta cripta», comenta a EFE Carmen Salcedo, tras describir como «un momento devastador» la muerte de su padre: «uno nunca está preparado para esto».

José Córdoba, de 47 años, se encarga de colocar las cenizas en las criptas. Trabaja desde hace más de dos décadas en el cementerio de Juan Díaz, a donde llega de madrugada para empezar la jornada, y en estos tiempos de pandemia es riguroso con la bioseguridad: «si uno no se cuidan quién» lo va hacer, afirma.

A los familiares de los fallecidos Córdoba los trata «como si los conociera, como si sintiera su dolor», porque en esos momentos «tienes que escuchar a la persona», comentó a EFE.

LA MUERTE EN TIEMPOS DE PANDEMIA

Elías Arango fue cremado y llevado directamente a la cripta familiar, pero otras familias están dejando en iglesias las cenizas de sus seres queridos muertos en tiempos de pandemia, a la espera de que la crisis pase para darles sepultura.

No son todas las iglesias las que prestan este servicio social, que no tiene ningún costo, le dijo a EFE el padre Jhalmar Broce, de la parroquia El señor de los Milagros de Buga.

En este templo están los restos mortales de 66 personas «preparados y esperando cristiana sepultura», y los familiares «se les ha permitido venir a visitarlos, a cambiarles las flores».

Un grupo de laicos se encarga del papeleo que plasma «el compromiso de que nos ceden a nosotros ser custodios de estas cenizas de sus seres amados, como también que al momento de pasar la pandemia puedan retirarlas para su cristiana sepultura», explicó.

«Nos hemos ofrecido también para ayudar en la dolencia, en el pesar que tienen por la partida de su ser amado», con rituales a través de medios virtuales, añadió Broce.

ACTOS FUNERARIOS REDUCIDOS

El pasado 19 de marzo, como parte de las restricciones a la movilidad ciudadana y de las actividades no esenciales en Panamá a causa de la pandemia, se cerró la posibilidad de celebrar eucaristías y celebraciones funerarias en las iglesias, recordó a EFE el padre Freddy Ramírez, destacado en el Santuario Nacional.

Se optó así por llegar a través de medios digitales a los feligreses, que antes de la crisis sanitarias podían ser entre 3.000 a 4.000 los domingos asistiendo a las 10 misas del día.

«Ya meses después, para mayo, vimos la necesidad que teníamos de acelerar la sepultura porque la gente tenía un luto sin resolver y eso importante para la gente, la celebración de su misa y la sepultura que se ha en estas criptas, eso es lo que hemos ido resolviendo», explicó Ramírez, un misionero costarricense de 43 años que tiene 12 de ellos en servicio en Panamá.

Así, en el Santuario Nacional se hacen ahora «los actos funerales con 15 personas como máximo, con las ventanas abiertas, evitando los coros y las ceremonias son cortas», todo bajo una «logística de bioseguridad: gel alcoholado, las mascarillas, control de la temperatura al ingresar» al templo.

«Estamos haciendo dos funerales diarios» y los cupos están llenos para esta semana, dijo Ramírez, que recalcó que las familias no suelen comentar sobre la causa de la muerte.

De los actos funerarios celebrados hasta ahora en el Santuario Nacional en «unos 10 casos» han dicho que la persona falleció por la COVID-19, comentó el religioso.

Desde este lunes, las iglesias en Panamá pueden abrir y recibir personas hasta el 25 % de su aforo.

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