Hong Kong | Manifestantes forman cadena humana a casi tres meses de protestas
EFE
Decenas de miles de ciudadanos de Hong Kong se tomaron hoy de las manos para formar una cadena humana de protesta y emular así la formada por dos millones de ciudadanos en las repúblicas bálticas en favor de la independencia de la URSS hace justo treinta años.
Esta nueva acción prodemocrática arrancó a las 20.00 hora local (12.00 GMT), después de que los participantes se reunieran en las calles cerca de estaciones de metro en tres líneas en la isla de Hong Kong, en Kowloon, y en los Nuevos Territorios.
El evento, llamado Camino de Hong Kong, fue una acción pacífica convocada por los internautas a través de LIHKG, un foro utilizado por los manifestantes para organizar este movimiento antigubernamental que ya cumple casi tres meses y que está suponiendo la mayor crisis política en décadas para la urbe.
La protesta de hoy fue un guiño al Camino Báltico o la Cadena Báltica, que tuvo lugar el 23 de agosto de 1989, en el que dos millones de personas de Estonia, Letonia y Lituania se unieron y formaron una larga fila en protesta por la ocupación soviética.
En Hong Kong, una ciudad densamente poblada, no fue sencillo formar la cadena humana, a diferencia de la Báltica, una de las más largas de la historia.
Los semáforos tuvieron gran protagonismo en el Camino de Hong Kong: los manifestantes tenían que soltarse cuando estos se ponían en verde y separarse y volver a juntar las manos cuando estaban en rojo.
En la acción participaron estudiantes, oficinistas, niños y extranjeros residentes en Hong Kong, un amplio abanico de personas que corearon consignas como «Apoyar a Hong Kong, luchar por la libertad» y «Recuperar Hong Kong, la revolución de nuestros tiempos», mientras se tomaban de las manos o levantaban sus teléfonos móviles (celulares) con la linterna encendida.
Algunas personas portaban carteles con mensajes en diferentes idiomas, como francés, japonés, alemán, italiano y letón, que reflejaban uno de los objetivos de la acción: llamar la atención internacional sobre la situación de Hong Kong.
Las multitudinarias protestas callejeras se han sucedido desde principios de junio y algunas de ellas han terminado en violentos enfrentamientos entre policía y manifestantes.
En un principio, los ciudadanos mostraban su rechazo a un proyecto de ley de extradición presentado por las autoridades locales que permitiría la entrega de sospechosos a jurisdicciones sin acuerdos previos como la China continental, lo que los opositores al texto consideran como el fin de las garantías judiciales que ofrece el sistema hongkonés.
Sin embargo, las protestas han evolucionado en las últimas semanas hacia demandas más amplias sobre los mecanismos democráticos de la ciudad y hacia el rechazo a la creciente influencia de Pekín en los asuntos locales.
«Muchos jóvenes han estado luchando por los intereses de la gente de Hong Kong, incluido yo, durante los últimos dos meses. Como adulto que trabaja no puedo permitirme quedarme en casa esta noche», dijo a Efe Wong, un economista de 30 años, quien cree que Pekín «desprestigia» a los manifestantes.
«Espero que este sea un evento significativo que atraiga la atención internacional sobre los problemas que afrontamos. Necesitamos que el mundo sepa que estamos luchando por nuestra libertad y democracia frente a la represión», declaró a Efe Yu, una joven de unos 20 años que trabaja en un hotel.
Bajo el modelo «Un país, dos sistemas», el Gobierno de Pekín se comprometió, tras recuperar Hong Kong en 1997, a salvaguardar su autonomía y a respetar una serie de libertades de las que no gozan los ciudadanos de la China continental hasta 2047.
Ante la preocupación de que durante este fin de semana se produzcan nuevas protestas que afecten a sectores como el transporte, el Tribunal Superior de la urbe extendió hoy el mandamiento provisional que amplía las medidas de seguridad en el Aeropuerto Internacional, que fue cortado hace unos días por los manifestantes.
Además, MTR Corporation, compañía operadora del Metro de Hong Kong, anunció que cerrará sin aviso estaciones en caso de que se registren «peleas, vandalismo u otros actos violentos» y que la Policía «podría tener que entrar en las estaciones para tomar las medidas adecuadas de aplicación de la ley cuando sea necesario».
Esta decisión se produce después de que la prensa estatal china publicase artículos en los que atacaba a la empresa después de que esta fletase trenes gratuitos este miércoles para que los manifestantes pudieran salir de la estación de Yuen Long, donde el pasado 21 de julio resultaron heridas 45 personas tras un ataque de supuestos miembros de las tríadas (mafias chinas).
En muchas ocasiones desde que las protestas se tornaron multitudinarias a principios de junio, los manifestantes han acabado refugiándose en las estaciones de metro, donde, según las recomendaciones de los constructores, la Policía no debería usar gases lacrimógenos, aunque el pasado día 11 sí que lo hizo en la parada de Kwai Fong tras una marcha con enfrentamientos violentos.