HISTORIA|Se cumplen 188 años de la conspiración de Santander contra Bolívar
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Fue el 25 de septiembre de 1828 la Conspiración Septembrina atenta contra la vida de Simón Bolívar, lo cual influye en su renuncia como primer mandatario de la República de Colombia (o Gran Colombia). Resultan sospechosos Francisco de Paula Santander y Mariano Ospina Rodríguez.
La Conspiración Septembrina fue un atentado contra el Libertador y congresal de la Gran ColombiaSimón Bolívar, ocurrido en Bogotá el 25 de septiembre de 1828 por opositores del gobierno de la Gran Colombia, con el supuesto apoyo de Francisco de Paula Santander.
La oposición a Bolívar había crecido entre los liberales neogranadinos especialmente tras haber declarado éste la dictadura el 27 de agosto de 1828, quienes se habían reunido en sociedades secretas que llamaron «SSP» Sociedad Socrata Parlamental, como las de la Revolución francesa. En su mayoría estudiantes e intelectuales, se reunían a discutir temas políticos, en una de esas reunionesLuis Vargas Tejada pronunció su famosa estrofa:
Si de Bolívar la letra con que empieza
y aquélla con la que acaba le quitamos,
«oliva» de la paz símbolo hallamos.
Esto quiere decir que la cabeza
al tirano y los pies cortar debemos
si es que una paz durable apetecemos.
De una de esas reuniones a principios de septiembre de ese año salió la idea de matar a Bolívar. Para ello buscaron conseguir adeptos en las Fuerzas Armadas, reclutando veteranos, reservistas y sargentos pero también expulsados o a punto de serlo por su mala conducta.
La medianoche del 25 de septiembre unos doce civiles y veinticinco soldados comandados por Pedro Carujo forzaron la puerta del Palacio Presidencial (Palacio de San Carlos) y asesinaron a los guardias, tras lo cual buscaron el cuarto de Bolívar. Manuela Sáenz quien se encontraba esa noche con Bolívar lo despertó. Al enterarse de lo que sucedía, Bolívar cogió su pistola y su sable y trató de abrir la puerta pero Manuela lo convenció de que escapara por la ventana.
Bolívar mandó a averiguar la situación en los cuarteles mientras él estuvo toda la noche bajo un puente.Simón logró saltar y evadirse por la ventana mientras Manuela entretenía y enfrentaba a los conspiradores. El resultado de esta conspiración fue la muerte del coronel William Ferguson, un edecán inglés, la herida del joven Andrés Ibarra y una contusión por un golpe en la frente que recibió la salvadora del ilustre caraqueño. El esclavo liberto José Palacios llevó al recién salvado de la muerte a un lugar seguro. El batallón de Vargas dirigido por el coronel Whittle contribuyo al fracaso de la conspiración. Finalmente, le correspondió al general Rafael Urdaneta poner fin al complot, controlar la situación y llevar a prisión los comprometidos en este siniestro atentado.
Durante los días que siguieron fueron arrestados los supuestos culpables y se les siguió “juicio” a muchos de ellos así como a militares de alto rango sobre los que se tuviera sospecha alguna de participación en el atentado, sea planificando, colaborando con sus ejecutores o simplemente callando. Fue acusado Santander, y el almirante Padilla a quien doce artilleros y un oficial intentaron liberarlo de prisión en el cuartel de milicias de caballería para que tomara partido, pero que “se rehusó, manifestándoles se hallaba preso y no debía mezclarse en tal negocio; que consiguieron hacerlo bajar hasta la puerta del cuartel, de donde a favor del bullicio militar pudo escapárseles y volvió a subir a su alojamiento, en donde encontró al sargento y un soldado de la guardia que le custodiaban y se habían refugiado en aquella pieza en unión de su asistente; que luego que se retiró la tropa que había entrado a aquel cuartel, reunió las armas de la guardia e hizo a su asistente cerrase la puerta del cuartel con llave, receloso intentasen volver a entrar a obligarle a tomar las armas, como lo habían intentado al principio, o matarle si a ello no accedía; que así permaneció hasta que advirtió había cesado la bulla, en cuyo acto mandó a su asistente a que diese aviso al general Urdaneta u otro jefe…”, fue condenado por el consejo, fusilado y rematado.
Vicente Azuero y otros opositores no participaron, pero existieron participantes directos de la conspiración como Luis Vargas Tejada, Florentino González, capitán Emigdio Briceño Guzmán (n:1800, Carache, Trujillo, Venezuela; m:06/01/1874, Santa Fe de Bogotá), llamado en Venezuela “El septembrista” y hasta Pedro Carujo, el enconado enemigo de Bolívar, que fueron juzgados por el Consejo de Ministros y hallados culpables pero aunque algunos fueron indultados como Carujo, fue inaugurada una nueva época de terror. Luego de un juicio que violó el debido proceso, Santander fue hallado culpable y fue degradado, expulsado deshonrosamente y condenado a morir fusilado por la espalda, pero su pena, debido a su enfermedad fue generosa y erróneamente conmutada por el exilio por decisión el Libertador.
Los acontecimientos de la Conspiración Septembrina y los posteriores juicios por el Consejo de Ministros (en gran parte constituidos por militares venezolanos contribuyeron a avivar el odio entre sectarios venezolanos y neogranadinos, que abrió el camino para la disolución de la Gran Colombia.