Heinz Dieterich: Es inevitable un levantamiento comandado por el “General Hambre”
Con información de Punto de Corte
A Heinz Dieterich se lo recordará siempre por, al menos, tres cosas: el socialismo del siglo XXI que creó y que defiende; la decisión de distanciarse de Hugo Chávez en 2007 (cuando Chávez tenía el poder y la gloria) y la ausencia de eufemismos para referirse al gobierno del mandatario Nicolás Maduro.
El sociólogo e intelectual alemán, radicado en México, ha seguido en la línea de esbozar un socialismo que se diferencie del tristemente célebre del siglo XX. Sin reparos, Dieterich sostiene que Nicolás Maduro es dictador y que se mantiene por el dinero, las mentiras y la fuerza. En entrevista para Punto de Corte vía correo electrónico –con preguntas de Nicmer Evans y Vanessa Davies- el analista afirma –contra toda la conseja popular- que no son Rusia y China los responsables de la permanencia del presidente en el poder.
–Usted habla de una nueva guerra fría en el continente, e incluso de nuevos planes Cóndor. ¿Cuál es el rol de Venezuela en ese escenario, con el presidente Maduro a la cabeza?
-La dictadura de Maduro-Padrino López-Reverol facilita a la propaganda monroeista la justificación ideológica de un nuevo período de terrorismo de Estado en la Patria Grande, en dos sentidos: 1. Lo que llaman demagógicamente la izquierda comunista tiránica en Cuba, Venezuela y Nicaragua o, en la dicción de John Bolton, la “troika de tiranía” en Latinoamérica; 2. Como plataforma de la supuesta “penetración comunista” de China en AL.
-¿El gobierno de Maduro les está abriendo las puertas a nuevas dictaduras? ¿Cómo? ¿Por qué?
-La dictadura de Maduro encaja perfectamente bien en el monroeismo de Trump, porque ambos proyectan sobre el hemisferio un nuevo modelo de gobernanza proto-fascista que descarta los elementos básicos del orden liberal, tales como la soberanía del pueblo como último decisor, la división de poderes, la ética en los asuntos públicos. Ambos se basan en la mentira sistemática, las bayonetas, los dólares y la ley del socialdarwinismo. Y ambos son usurpadores del poder, sin legitimidad e incluso, en el caso de Trump, sin legalidad. Como los Estados latinoamericanos –salvo Cuba y Nicaragua— son vasallos de Washington, no sorprende que el ejemplo cunda y produzca más epigones híbridos, al mismo tiempo patéticos y terroríficos, como Bolsonaro, Macri y Duque Márquez. Golpes de Estado y dictaduras de derecha ya son otra vez aceptables en el decálogo político criollo-gringo.
Dinero, mentiras y bayonetas
–Al día de hoy, ¿qué sostiene a Maduro en la Presidencia? ¿Solo los militares? Pero hay militares presos por presuntamente rebelarse contra Maduro.
-Una trinidad no muy santa: los dólares (petróleo), una inescrupulosa máquina de mentiras sistemáticas y, sobre todo, las bayonetas de la soldadesca encabezada por Padrino López y Reverol Torres. Por supuesto que sí, que hay militares presos, porque hay militares honestos, democráticos y patrióticos en las FANB que se rebelan y van a las mazmorras. Pero llegará el día en que la soldadesca gobernante tendrá que aparecer ante la justicia nacional e internacional, como sucedió con los militares argentinos y chilenos, para pagar por sus crímenes. Si es, que no terminen como Gaddafi.
-Usted dijo en 2014 que a Maduro le quedaban semanas en el poder y ya lleva cinco años. ¿Qué cree que lo hizo equivocarse en su apreciación?
-No creía que pudiera haber tanto canallismo en gente que había estado al lado del Comandante y amigo Hugo Chávez. Como entender, que Wilmar Castro, quién arriesgó su vida en La Carlota por la transformación social y, después, al lado de su amigo Raúl Baduel en Maracay y La Orchila –durante el golpe de la derecha– se callara ante el linchamiento de su camarada de armas, que salvó a la revolución, por la derecha chavista. O que hoy permite enlodar su nombre prestando servicios al Estado policiaco y la dictadura proto-fascista de Maduro-Padrino López-Reverol. O que Tarek William Saab se convirtiera de un defensor de los derechos humanos en un inescrupuloso verdugo judicial de la tiranía actual.
-¿Es Maduro socialista? ¿Fascista? Socialdemócrata?
-Maduro es el típico dictadorzuelo tropical mesoamericano, como Batista y Somoza, que por una mala coyuntura de la historia llegan accidentalmente al poder. Un lumpen político burgués sin ética que se “arropa” en un discurso con términos “socialistas”, cuyo contenido y significado nunca ha entendido.
-Pareciera que estamos ante un gobierno impopular y una oposición ausente. ¿El país puede aguantar esta inercia, mientras la crisis económica sigue su curso, o vamos hacia un desenlace pronto?
-Hay tres indicadores que indican la misma macrotendencia. 1. Las crecientes protestas económicas. Dado que la economía va hacia el colapso total, un levantamiento generalizado comandado por el “General Hambre”, es inevitable. Todas las revoluciones reales comenzaron por el hambre. Venezuela no será la excepción. 2. El avanzado aislamiento internacional. 3. El descontento creciente en las Fuerzas Armadas.
Bandeja servida para la OTAN
-¿Qué consecuencias tiene para Venezuela –en el tablero internacional- la presencia de grupos armados colombianos –como lo que se ha denunciado del ELN o disidentes de las FARC- en el sur del país? ¿Hacia dónde nos puede llevar?
-Llevará a una mayor cooperación militar con Ecuador, Brasil y Perú y una mayor intervención sionista y de la OTAN. No hay que olvidar que la Israel sionista es el modelo que idolatran los Bolsonaro, Macri, Uribe, Santos y Duque.
–Dice que una posición de centro es una posición de vanguardia, habida cuenta de la situación del continente. En el caso venezolano, ¿cuál sería la posición de vanguardia? ¿El centro? ¿Cuál centro?
-Me refería específicamente a México. Pero, sí, en la situación actual la afirmación es válida para América Latina. El punto centro sólo se puede definir con claridad, cuando hay dos extremos definidos de un espectro. Esta condición no está dada en Venezuela, cuyo sistema político está regido por una lógica difusa (fuzzy logic). El centro tiene que definirse, por consiguiente, en términos de contenidos. Por ejemplo, en lo económico se necesita un proyecto híbrido, keynesiano-neoliberal, basado en una especie de Plan Marshall financiado por China. En lo político, el centro es el discurso de la Salvación de Patria, el gobierno de salvación nacional, que permita atraer a todas las personas e instituciones honestas del país. Este proyecto de salvación requiere, por supuesto, a un líder. No hay transformación sin líder. De hecho, la prolongación de la crisis se debe, esencialmente, a que no se ha perfilado un líder nacional capaz de unificar las fuerzas nacionales fragmentadas.
–¿Que los gobiernos progresistas hayan callado ante la crisis venezolana causó este giro político en el continente? ¿Por qué?
-No. Es un factor contribuyente, pero secundario. Su silencio y complicidad ha desprestigiado a toda la dizque izquierda latinoamericana –que de hecho es socialdemócrata, no izquierda en el sentido anti-sistémico— y a toda propuesta estratégica de izquierda en el continente. El giro continental oligárquico-monroeista que observamos se debe esencialmente a cuatro variables: a) la desaparición de los grandes líderes latinoamericanos, como Fidel, Lula, Chávez, Marulanda, etc.; b) las fallas estratégicas de la socialdemocracia (“el progresismo”) criolla y su modelo de gobernanza; c) la destrucción del orden mundial liberal por Trump y su planeada sustitución por el Fascismo del Siglo 21, bajo el liderazgo del nuevo Fuehrer; d) el imparable ascenso de China como potencia mundial dominante que induce al imperialismo gringo subordinar el hemisferio a un férreo control vertical, frente a la alianza China-Rusia.
-¿Qué tanto ha afectado a la izquierda latinoamericana y mundial el gobierno de Maduro? ¿Qué consecuencias ha causado para la credibilidad de la izquierda como opción de poder?
-Hoy día no hay Izquierda en al mundo, salvo quizás la fracción de Xi Jinping en el PCCh. El descrédito es para la vía socialdemócrata del tercer mundo latinoamericano que, obviamente, ha perdido su credibilidad. Por el simple hecho de que entre las tiranías llamadas “democracias” burguesas y la de Maduro, no hay diferencias discernibles.
Ni Rusia ni China
–Usted dice que Maduro busca guerra con Colombia o invasión estadounidense. ¿Cuál de los dos escenarios le parece más viable? ¿Por qué? ¿Qué gana Maduro con uno o con otro? ¿Cómo queda el pueblo –de todos los sectores- en esa diatriba?
-Guerra con Colombia significa guerra indirecta con la OTAN. Guerra con Estados Unidos significa guerra directa con la OTAN. Obviamente, los Rasputines de Miraflores preferirían lo primero. Sin embargo, la Fuerza Armada venezolana está desmoralizada y no tiene condiciones para enfrentar exitosamente al ejército colombiano, cuya reconversión de ejército anti-guerrillero en fuerza convencional ha terminado esencialmente.
Toda guerra es psicológica, como enseñaron los grandes pensadores militares, desde Sun Tzu hasta von Clausewitz. En este sentido, los soldados venezolanos no tendrían ningún motivo para combatir a los colombianos. No tienen, en una palabra, razón de ser para morir peleando. Morir, ¿por quién? ¿Por un panzón civil como Maduro, que hace el ridículo cuando juega al Comandante en Jefe y gasta el dinero del pueblo en suntuosas cenas en Turquía, junto con la “Primera Combatiente”? O por sus generales de pacotilla que nunca han estado en un campo de batalla y que ganaron sus decoraciones en los banquetes. Es una Fuerza Armada carcomida y corrompida por la situación política, semejante al ejército de la dictadura argentina que enfrentó a los ingleses en Las Malvinas. Y su desempeño será igual.
Lo que Maduro procura ganar, con una guerra criminal de este tipo, es evitar un fin como el de Gaddafi, Mussolini o Noriega. El pueblo, por supuesto, quedaría más destruido de lo que ya está.
-Se señala a dos países, Rusia y China, de sostener a Maduro. ¿Realmente son los responsables de que el gobierno se mantenga en el poder?
-No, los responsables son los militares que lo sostienen y toda la mafia de oportunistas nacionales e internacionales que lo apoyan, desde gobiernos hasta intelectuales y partidos políticos de esa “izquierda” pendeja y oportunista que padecemos. Rusia tiene poca influencia. Las líneas de crédito de China, por supuesto, han prolongado la vida de este régimen espurio, pero la debilidad fundamental de no liberarse de esos usurpadores es nacional.
-El 10 de enero Maduro se juramentará para un segundo mandato. ¿Su segundo mandato qué cosas puede precipitar a escala nacional e internacional?
-No cambiará nada. Es un acto de onanismo político de una camarilla de farsantes que no tiene salida. Un teatro, absolutamente irrelevante.
-Usted habla del Estado comunal de Maduro y lo compara con el proyecto de Mussolini. ¿Por qué? ¿Qué elementos tiene en común? ¿Esto puede precipitarse el 10 de enero?
-El “Estado comunal” no es más que una cáscara propagandística, destinada a ocultar el carácter vertical de un régimen burgués aún más vertical y antidemocrático que las llamadas “democracias” liberales burguesas. Es un meme de distracción, como en su momento el dinero comunal, los cinco motores, la democracia participativa, ahora el Petro y todas las demás perversidades ideológicas, que la mafia ha inventado a lo largo del tiempo. Va a terminar en un crash como sus antecesores ideológicos. Es fake news, una pérdida de tiempo tomar en serio este último producto ideológico de los bufones del palacio.
-En su opinión, ¿debe retomarse un proceso de diálogo Gobierno-oposición en Venezuela antes del 10 de enero, o después? ¿Por qué? ¿Qué se debería negociar y con quiénes?
-Nunca ha habido ningún diálogo, porque, como en el tango, se necesitan dos para el baile. Y el gobierno sólo usó el concepto del diálogo como táctica de dilación en su guerra de atrición contra la “oposición”. Incluso, usando el papa Francisco y la Internacional Socialista, con el burro de Zapatero a la cabeza. La verdad es, que entre dos entes políticos que no quieren dialogar o negociar en un conflicto, deciden las fuerzas. Es decir, o la nación reúne el poder para sacar a los usurpadores del Palacio, o Maduro estará allá hasta que el último venezolano haya emigrado o muerto de hambre.
-Las sanciones internacionales, ¿han tenido algún efecto real en el gobierno? ¿Usted considera que deben mantenerse o deben ser eliminadas?
-Sí, tienen un efecto real. Por ejemplo, la engañosa salida financiera del régimen con el fantasma del “petro” fue frustrada por la orden ejecutiva de Trump. Sin embargo, el problema es de los venezolanos, y deben ser ellos los que lo resuelvan.
El chavismo como el ave fénix
-Con base en lo sucedido en Venezuela, ¿usted seguiría pregonando, en 2018, el socialismo del siglo XXI? ¿Cómo es ese socialismo? ¿Existe en algún lugar o es solo una utopía?
-Es una pregunta compleja. Trataré de resumir la respuesta en tres puntos.
1. Todos los intentos de configurar la realidad a través de proyectos de transformación político-sociales son, científicamente hablando, ensayos de prueba y error (trial and error). Su éxito o fracaso depende esencialmente de las siguientes variables: 1. de la calidad y vigencia científica inherente al proyecto; 2. de las circunstancias objetivas y, 3. de factores aleatorios (no, o difícilmente previsibles).
2. Los grados de libertad evolutiva de la especie, o sea, sus opciones objetivas de desarrollo, no dependen de eventos singulares. Son macrotendencias que se imponen tarde o temprano. Para la época moderna esto significa desarrollo capitalista-burgués o civilización no-capitalista. Parece obvio, que la organización capitalista-burguesa, basada en las tasas de ganancia y la mercancía, los intereses de las clases dominantes nacionales y el socialdarwinismo global, no puede garantizar un futuro pacífico y de igualdad para los ciudadanos de la sociedad G-5. La sustitución de las plutocracias burguesas por otro sistema de gobernanza es, por tanto, una opción y necesidad objetiva para el Siglo 21. El nombre de este nuevo sistema es secundario. Lo que cuenta es su institucionalidad.
3. El Socialismo del Siglo 21 no existe como Estado real-empírico. Pero su paradigma científico está cada vez más completo. Ve en nuestra página web, cts-global.org, el último ensayo de Paul Cockshott sobre el Harmony Algorithm, que permite superar las obras de optimización linear de Leonid Kantorovich y planear una economía moderna por cinco años, en una laptop. O, por ejemplo, el del Siglo 21, mediante la combinación de tres métricas: a) unidades monetarias, b) volúmenes físicos y, c) valores de trabajo (labor values). Esa metodología fue desarrollada por nuestro investigador Carsten Stahmer. Se sobreentiende que el S21 no es una utopía, sino un paradigma científico.
-¿Puede recomponerse el chavismo…?¿Puede el chavismo recomponerse y volver a conquistar el favor popular, o lo descarta?
-El chavismo fue, en el fondo, una gran narrativa de emancipación humana, centrada en el destino “del pequeño género humano” (latinoamericano), como decía Bolívar, y nutrida por un humanismo cristiano de tipo Jesús de Nazareth. Muy semejante a otros grandes megarelatos latinoamericanos, como el Peronismo o las visiones de los independentistas originarios. Por diferentes razones, esa narrativa nunca evolucionó hacia el status de un proyecto histórico transicional científicamente planeado, como el de Fidel en Cuba.
La actual perversión de este proyecto humanista por los delincuentes maduristas le ha hecho un enorme daño estructural en las clases medias; daño, que, a mi juicio, difícilmente permitirá otro acercamiento a esa narrativa. En las clases populares, como en Argentina, el Comandante será siempre un mito vivo y, por lo siguiente, reactivable. Decisivas serán dos cosas: A) Si aparece pronto un líder chavista, tipo Rafael Ramírez, que logre unificar a los chavistas honestos y, B) el papel que vaya a jugar ese chavismo en la caída de la banda de Maduro.
Chávez tampoco estudió el socialismo del siglo XXI
-¿Quién encarna hoy el Socialismo del Siglo 21 en América Latina?
-Revolucionarios de base que participaron con nosotros en los primeros años de promoción del proyecto en Venezuela. De los liderazgos criollos, nadie. Cuba es el Socialismo del Siglo 20 en transición al modelo chino. Y, como es evidente, no sabemos si la vía china terminará en el Socialismo o en el Capitalismo del Siglo 21. Los partidos que se llaman “socialistas” o de los trabajadores son todos socialdemócratas y liberales. En cuanto a las universidades latinoamericanas no hay nada. Pueden cerrar las facultades de ciencias sociales y no pasa nada, porque sólo reciclan la chatarra ideológica del Primer Mundo. No tienen ideas propias. Un desierto. Si quieres saber de economía política avanzada tienes que ir a Europa. El colapso de la razón crítica y emancipadora en la Patria Grande es total. No hay mejor demostración empírica de esta situación, que el escenario actual de la tiranía en Venezuela, el despelote macrista en Argentina y la democracia bum bum de Brasil. La única excepción es México, donde hay una auténtica revolución cultural del pueblo que empieza a sacudir a las corruptas élites intelectuales. Pero, es una revolución por la democracia y justicia básica, no transcapitalista.
-¿Quién cree usted que en Venezuela puede representar hoy una verdadera alternativa para la reconstrucción del pensamiento socialista?
-El problema es que, salvo algunos revolucionarios auténticos dentro del chavismo original, nunca nadie se puso a estudiar seriamente el paradigma científico del Socialismo del Siglo 21. Esto incluye a mi amigo Hugo Chávez, que sí buscaba una nueva sociedad, pero por condiciones subjetivas, pragmáticas y objetivas, no pudo hacerlo. Por eso no paró en seco esas pendejadas como “la moneda comunitaria”, promovidas por los rasputines “socialistas” del Palacio de Miraflores, como Maduro, Marta Harnecker, Haiman el Troudi, los yuppis socialdemócratas de España y Francia y oportunistas como Adán Chávez, entre otros. Dentro del gabinete tampoco había socialistas, excepto, por ciertos contenidos, el mismo Hugo Chávez. Básicamente, todos eran socialdemócratas arrastrados (Maduro) o anticomunistas (Cabello).
El efecto ideológico catalizador que podría haber ejercido Cuba tampoco nunca se materializó, porque el Socialismo del Siglo 20 no podía aportar nada a las necesidades políticas de la transición. A Cuba le interesaban los ingresos de los médicos y el petróleo, no la lucha de clases revolucionaria para el Socialismo del Siglo 21. Esto es entendible a la luz de la heroica lucha por la sobrevivencia de la Revolución Cubana. Pero, el hecho es que la sabiduría política y el inmenso conocimiento de Fidel no jugaron ningún papel estratégico en la construcción del salto cualitativo necesario en Venezuela. Fidel fue el gran asesor táctico –a veces en contraposición a Lula– más no el hegemón estratégico, como dicen los propagandistas calumniadores y pendejos de la derecha internacional.
Si en el gabinete, y desde Cuba, no había catalizadores necesarios, tampoco los había en los partidos y movimientos de “Izquierda”, whatever that means. El PC es un apendix del Estado madurista que da pena ajena en su praxis y discursos. Los autodefinidos trotskistas venezolanos son, como en todas partes, una peculiar especie de idealistas dogmáticos y fundamentalistas, que no tienen idea de cómo se hace política. Los anarcoides siguen con sus infantilismos iconoclastas y el PSUV es un trapo con el que Maduro y su camarilla se limpian la boca, después de sus ricos banquetes privados que terminan con los suntuosos “Puros” del “Presidente Obrero”. Han pasado casi 20 años de gobiernos “chavistas” sin formación política alguna de los ciudadanos, pero con “breast feeding” permanente de recetas ideológicas instantáneas a la Maduro y Arreaza, ignorantes absolutos y bufones frente al socialismo científico.
En esta sopa ideológica “se cocinan” los jóvenes y los trabajadores y el resultado es, inevitablemente, caótico y desmotivante. Revertir esto significa volver a empezar prácticamente de cero, enseñando a los honestos lo que fue el bonapartismo burgués redentor-progresista de Chávez, el bonapartismo burgués reaccionario de Maduro, el papel geopolítico del papa Francisco, lo que es la ciencia y lo que es la ciencia ética, comprometida con las mayorías. Es decir, el Socialismo científico del Siglo 21.
En términos prácticos hay que aprovechar los elementos místico-religiosos redentores del chavismo originario y su apelación humanista, combinados con un proyecto de New Deal y de salvación nacional. Un poco lo que AMLO hizo en México. Esto no va a ser socialista, pero es lo que exige y permite la desastrosa realidad del país.
-A partir de la teoría pendular, ¿es el momento de la derecha en América Latina o existe la posibilidad de que resurja alguna alternativa de izquierda que retrase la llegada avasalladora de la derecha latinoamericana?
-La física del péndulo es un modelo mecánico que no es idóneo para prever los “movimientos” de las sociedades, que son sistemas dinámicos complejos. Lo que es cierto es que la decepción de las masas con las socialdemocracias latinoamericanas es tan profunda, que estas ya no les parecen viables como vectores de transformación y esperanza. Es difícil saber hasta cuándo esa decepción pueda ser superada, porque depende de muchos factores, como por ejemplo., si se logra el impeachment de Trump, el desenlace de AMLO en México, la eventual aparición de nuevos liderazgos políticos de centro-izquierda, etc. Hay que entender, sin embargo, que nos encontramos en una fase de defensa estratégica, en la cual la unidad de las fuerzas progresistas para frenar el avance de los protofascistas es vital.
Izquierdas bajo castración cognitiva
-¿Trump será decisivo en el futuro de la izquierda venezolana?
Trump es esencialmente un factor de aclaración en el plano ideológico. Las “izquierdas” latinoamericanas están castradas cognitivamente, es decir, orientadas hacia los mitos y el orden liberal de la burguesía: su crematística de mercado, su democracia corrupta y plutocrática, su sistema multipartidista, su división de poderes tipo Montesquieu, su ideología del possessive individualism (McPherson), etc. Trump demuestra inequívocamente que el capitalismo mundial es socialdarwinista, basado en el poder y el survival of the fittest, sin consideración alguna de la ética. En este sentido es útil su presidencia porque desenmascara, parcialmente, lo inhumano y la brutalidad del sistema. El problema es que no se ven sujetos de transformación en el escenario venezolano que puedan capitalizar esa coyuntura para el futuro.
-¿Son Maduro y Diosdado de izquierdas?
-Tómate el tiempo para ver algunos breves documentales de Mussolini y notas enseguida que no es más que un Piccolo Mussolini, un Piccolo Duce. Un actor patético, vacío, un estafador sin cultura, sin cerebro y sin moral. Lo que sí tiene es la astucia del perro de la calle, pero esto es otra cosa que la inteligencia. Diosdado, en cambio, es un apparatchik del tipo estalinista: intrigante, inescrupuloso, anticomunista y con los métodos sucios de las policías secretas. Por algo, Fidel nunca lo invitó a Cuba. Karl Marx calificaría a ambos como Lumpenpolíticos.
-¿El cálculo de costos tecnificado puede ser base de un nuevo tipo de relaciones sociales?
-La igualdad y justicia en las relaciones sociales, sea de clase, de género, etc., tiene dos precondiciones. 1. Es necesario medir objetivamente la aportación o los beneficios que cada ente, individuo, colectivo etc., aporta a la relación o al sistema, y, 2. Hay que tener el poder y/o la institucionalidad para garantizar la retribución adecuada para esa aportación. Con los vertiginosos avances de las ciencias y de las métricas respectivas, podemos construir una sociedad mucho más equilibrada y justa que la actual. Los ejemplos de Paul Cockshott sobre el Harmony Algorithm o el “triangulo mágico” (magic triangle) arriba mencionados (cts-global.org), al igual que el Index del Poder Geopolítico Relativo de los Estados Nacionales (IRGP), desarrollado por nuestro Center for Transition Sciences (CTS), son ejemplos ilustrativos al respecto.
-¿Ha cambiado su planteamiento original?
-Las experiencias sobre el particular, tenidas en los últimos casi 30 años desde el primer encuentro con el Comandante Chávez en Miraflores, me han llevado a la conclusión de que el avance hacia una sociedad transcapitalista presupone la existencia de tres condiciones.
1. El paradigma científico respectivo tiene que ser rigurosamente cierto en términos de estándares y validez científica. Los grandes avances teóricos que se han logrado desde 1990 en el CTS y en el World Advanced Research Project (WARP) –y a nivel científico mundial, por supuesto, particularmente en la Inteligencia Artificial y la robótica– indican claramente, que la sociedad G-5 no podrá construirse fuera de las determinaciones de la ciencia ética: es decir, no será posible como un sistema que opera bajo los imperativos del plusvalor y la tiranía de la forma de la mercancía en las relaciones sociales (Warenform).
2. Además de la teoría científica es necesario tener acceso a las masas, para discutir con ellas y convencerlas en comunicaciones democráticas de que en la nueva sociedad vivirán mejor que en la actual. Este fue, probablemente, el mayor obstáculo a la promoción del S21 a nivel latinoamericano, cuando trabajaba con el Presidente. Yo hablé con casi todos los presidentes “de izquierda” de entonces y no había ni uno sólo que estaba dispuesto a avanzar por ese camino: ni Evo, ni su Vicepresidente, ni Kirchner, ni Correa, ni Lugo, ni Tabaré Vázquez, ni Ortega y, tampoco, Cuba. Cada uno de esos personajes habrá tenido sus razones, justificadas o no, pero el hecho es que ninguno apoyó el avance de ese nuevo tipo de sociedad.
Vale la pena recordar en ese contexto, que mi amigo presidente Hugo Chávez nunca imprimió una sola edición de mi libro sobre el Socialismo del Siglo 21. De las 23 reimpresiones en Venezuela, todas fueron hechas por instituciones progresistas, más ninguna por la presidencia del país. Tengo que reconocer, sin embargo, que en Venezuela sí hubo un cuadro de los ministros que apoyó el proyecto: Víctor Álvarez, cuando era ministro de Industrias Básicas y Minería. El resto del apoyo vino del pueblo.
3. La tercera condición es que las circunstancias objetivas mundiales permitan la transición de la época capitalista a la de una sociedad sin clases. Sin embargo, con las armas nucleares en manos de las dos alas neofascistas del complejo militar-industrial y de la clase política estadounidense, los neocons y los trumpistas, la probabilidad de que un holocausto nuclear termine con el experimento del Homo sapiens crece preocupantemente. Un fin de la evolución que ni un genio como Charles Darwin podía prever. Y que tendrá como última escena a los androides y cucarachas, dialogando y riéndose de la estupidez humana bajo la sociedad de clase capitalista.
Cortesía Vanessa Davies (Periodista)