Heineken tiene comprador para su negocio en Rusia y espera permiso de Moscú
EFE
La cervecería neerlandesa Heineken aseguró este miércoles que ya ha presentado una solicitud formal a las autoridades rusas para la aprobación de la venta de su negocio en Rusia, aunque no compartió más detalles sobre el comprador o el acuerdo al que habría llegado con el potencial propietario.
Después del comienzo de la guerra en Ucrania, la compañía prometió salir del mercado ruso y poner fin a su presencia en ese país, aunque, a lo largo del último año, aseguró no haber encontrado todavía un comprador, pero durante la presentación de sus resultados financieros este miércoles, confirmó que ya tenía un candidato.
“Seguimos trabajando para transferir la propiedad de nuestro negocio en Rusia y se ha presentado una solicitud para su aprobación a las autoridades de la Federación Rusa de acuerdo con los requisitos normativos locales. No podemos decir mucho antes de que se complete este proceso. Cuando consigamos la aprobación, compartiremos más detalles sobre el comprador y el acuerdo”, agregó la compañía.
El pasado marzo, Heineken se vio obligada a pedir “disculpas” tras la polémica generada en torno a su división rusa, que lanzó nuevos productos en el último año a pesar de la guerra en Ucrania, y aseguró que mantiene su “promesa de dejar Rusia” cuando cierre un acuerdo con un nuevo propietario “en la primera mitad de 2023”.
La plataforma de investigación periodística Follow the Money (FTM) denunció un mes antes que Heineken seguía invirtiendo en Rusia, donde incrementó su negocio tras la retirada de marcas como Budweiser y Carlsberg, y lanzó al menos 61 nuevos productos a lo largo del año pasado, a pesar de sus promesas de que se irá de ese país por la invasión rusa.
Por tanto, sí retiró la marca Heineken del mercado ruso, pero la sustituyó con nuevos productos como las variantes de Amstel. FTM también señaló que la cervecera introdujo refrescos no alcohólicos en el mercado ruso después de la retirada de los productos de Coca Cola y Pepsi.
Heineken justificó que no ha salido directamente de Rusia como sí han hecho otras compañías para “asegurar el sustento futuro” de sus casi 1.800 empleados en ese país, que sufrirían las consecuencias de una suspensión o detención repentina de las actividades de Heineken porque “el negocio quebrará rápidamente” y los trabajadores perderán sus ingresos.
“Es difícil vender un negocio que genera pérdidas, y los privaríamos de la oportunidad de un futuro empleo. Al mismo tiempo, la ‘quiebra intencional’ es un delito penal en Rusia y conlleva un riesgo de enjuiciamiento y/o nacionalización, lo que queremos evitar”, explicó la compañía desde su sede central en Países Bajos.
Heineken lleva veinte años en Rusia y el negocio ruso representa alrededor del 2 % de sus ventas a nivel global. EFE
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