Guía básica contra las mentiras del coronavirus
EFE
En este contexto de confinamiento y pánico se multiplican las dudas sobre cómo actuar y qué creer respecto al nuevo coronavirus. ¿Estamos protegidos si tomamos mucha vitamina C?¿Ajo, o vino?¿Es todo un complot para vender vacunas?
La siguiente guía recopila los consejos y los datos que debemos ignorar si queremos superar con éxito la pandemia:
1.- ORIGEN: TEORÍAS CONSPIRATIVAS
Una de las teorías alternativas más extendidas argumenta que el virus ha sido fabricado en un laboratorio, pero de momento no hay pruebas que indiquen que esto es así.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), «hasta la fecha se desconoce la fuente del SARS-CoV-2, el coronavirus (CoV) que causa la COVID-19».
Todos los datos disponibles sugieren que el SARS-CoV-2 tiene un origen animal, y probablemente en el murciélago, y «no es un virus creado en laboratorio», aclara la OMS.
Además, desarrollar un virus en un laboratorio capaz de producir «una infección nueva, difícilmente controlable, no es tan sencillo», según el doctor José Antonio Pérez Molina, de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica.
Un complot promovido por Bill Gates y planificado a través del británico Pirbright Institute. Esta teoría surgió debido a una patente que solicitó este laboratorio en 2015 para desarrollar un tipo de coronavirus, concedida en 2018.
Sin embargo, esta no tiene nada que ver con el brote de Wuhan y el objetivo es desarrollar una vacuna para tratar o prevenir enfermedades respiratorias en animales de granja.
Según ha precisado la propia institución, no trabajan con coronavirus humanos y ni siquiera han desarrollado todavía la vacuna. Además, no tiene relación alguna con Gates, ya que su fundación no financia ningún trabajo relacionado con patentes.
– Los chinos lo sufrieron por comer animales exóticos
Tras conocerse que el mercado de marisco de Wuhan, donde se comerciaba con animales salvajes de manera ilegal para su consumo, podría haber sido el foco de contagio del coronavirus, proliferaron los mensajes falsos relacionados con los peligros de su gastronomía.
Es cierto que, en determinadas ocasiones, los chinos consumen animales exóticos, pero ni se trata de una práctica generalizada ni es posible contagiarse solamente por consumir estas especies salvajes.
– Una enfermedad creada para vender vacunas
También hay quienes afirman que la enfermedad ha sido fabricada por grupos farmacéuticos interesados en vender vacunas.
Sin embargo, China hizo pública con rapidez la secuencia del genoma del SARS-CoV-2 para que cualquier laboratorio del mundo pueda trabajar en fabricar una vacuna y comercializarla después.
Es posible acceder a datos actualizados sobre las características del virus y su evolución a través de los sitios web de la OMS o el Centro Europeo para la Prevención y Control de las Enfermedades.
2.- PREVENCIÓN: RECOMENDACIONES QUE NO FUNCIONAN
La orina no mata los virus ni las bacterias, más bien al contrario, ya que puede contener pequeñas cantidades de material vírico o bacteriano.
Por ello, lavarse las manos o limpiar superficies con orina infantil no protege frente a la COVID-19. Lo recomendable es usar un desinfectante a base de alcohol o agua y jabón.
Las supuestas bondades de la vitamina C frente al coronavirus se han prodigado de muchas formas. Entre ellas, vídeos de una doctora que aseguraba haber curado a enfermos con un tratamiento basado en esta vitamina o audios de una presunta estudiante china de Ciencias Médicas que la recomendaba para «prevenir la COVID-19”.
No es así: la OMS dice que ningún alimento protege frente al nuevo coronavirus.
Sí que existe el debate sobre las propiedades de la vitamina C para curar resfriados, ya que, al parecer, en grandes dosis pueden ayudar a reducir su duración, pero no evitan el contagio.
– Té caliente de limón y bicarbonato
Beber agua caliente no evitará que contraigamos la COVID-19, así como tampoco su mezcla con limón y bicarbonato, un «mejunje casi divino» cuyo origen se atribuye a Israel.
La «alcalinización del sistema inmunológico» que supuestamente se consigue por consumir una mezcla de limón y bicarbonato no es real y, del mismo modo, tampoco refuerza las defensas inmunológicas.
«En personas sanas, la dieta no afecta de forma significativa al pH de la sangre, aunque pueda modificar el de la orina», precisa el experto en Nutrición Joe Leech.
El ajo es un alimento saludable que puede tener algunas propiedades antimicrobianas, pero no se ha demostrado que comerlo proteja contra el virus que causa el brote actual.
Otros consejos difundidos por «unos médicos japoneses» hablaban de beber «agua cada 15 minutos y que la garganta nunca esté seca» para evitar el contagio.
La OMS y otros especialistas no creen que esto impida el avance de la enfermedad: «Otra tontería que no está recomendada por ningún organismo o institución sanitaria», apunta Jaime Barrio, del Consejo Científico del Colegio de Médicos de Madrid.
3.- CURAS: SUSTANCIAS QUE NO SANAN
Las supuestas bondades del clorito de sodio han sido difundidas sobre todo a través de vídeos, en los que se llega a asegurar que es posible superar el coronavirus si lo tomamos a diario, rebajado con agua.
Eso sería casi como tomar lejía, según la Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA) estadounidense.
No en vano, se trata de un químico empleado para blanquear textiles y papel en la industria y no solo no es eficaz contra el coronavirus, es ilegal.
El clorito sódico es recomendado desde hace tiempo por la pseudociencia para tratar múltiples enfermedades o trastornos psicológicos.
Una noticia positiva apareció en medio del drama por la propagación del virus a escala mundial: «La supervivencia del coronavirus en el vino es imposible» y «un consumo moderado puede ser beneficioso frente a la enfermedad».
Lamentablemente, no hay ninguna evidencia de que el vino ayude a combatir el coronavirus, al igual que ocurre con el resto de bebidas y alimentos. Al discurrir por vía digestiva, no influye en la proliferación del virus, que «afecta sobre todo al pulmón».
Es simplemente una droga estimulante y adictiva, cuyo consumo provoca graves efectos secundarios y es perjudicial para la salud de las personas. No funciona contra el nuevo coronavirus, recuerda la OMS.
La neumocócica y la vacuna contra la Haemophilus influenzae de tipo B (Hib) no protegen tampoco contra el nuevo coronavirus.
El virus que provoca la COVID-19 es tan nuevo y diferente que es necesario desarrollar una vacuna específica, en la que ya se está trabajando con el apoyo de la OMS.
Estos medicamentos tampoco evitan el contagio ni curan al enfermo de la COVID-19. Los antibióticos son eficaces contra las bacterias, pero no contra los virus, como el que provoca esta enfermedad.
En caso de hospitalización, sí puede resultar útil administrarlos para que el paciente no contraiga infecciones bacterianas. EFE