Guatemala sigue enterrando a sus muertos mientras el volcán no descansa
EFE
Los guatemaltecos siguieron despidiendo a sus familiares y amigos víctimas de la mayor erupción de los últimos años del Volcán de Fuego, el pasado 3 de junio, con un ojo en el coloso que parece que no quiere descansar.
Aunque este martes no se realizaron labores de búsqueda y rescate en el área, la maquinaria pesada sí entró a la zona para limpiar el lodo, las piedras y la ceniza que el volcán, ubicado solo a unos 50 kilómetros al oeste de la capital de Guatemala, expulsó durante las últimas horas.
Y es que la formación natural aumentó su actividad explosiva con una columna de ceniza de hasta 5.000 metros de altura sobre el nivel del mar, que se desplaza hacia el noroeste y norte, y que amenazan con caída de ceniza no solo la zona cero del desastre sino en otras comunidades como San Miguel Dueñas, Ciudad Vieja y La Antigua.
Las torrenciales lluvias de las últimas horas y el descenso de lahares han complicado la situación en las zonas devastadas por la erupción del pasado 3 de junio, que además de los 114 fallecidos ha provocado que 197 personas continúen desaparecidas y que más de 1,7 millones de guatemaltecos resultaran afectados, muchos de los cuáles lo han perdido todo.
Pero este martes han seguido dando el último adiós a los suyos. En el municipio de Alotenango, en el departamento de Sacatepéquez -uno de los más afectados por la tragedia-, vecinos y dolientes enterraron los restos de Aura Yolanda Pérez Paz, de 17 años, quien falleció en San Miguel Los Lotes durante la erupción explosiva.
La comunidad internacional sigue mientras volcada con el país. La Unión Europea anunció que donará más de 10 millones de euros (11,7 millones de dólares) para labores de reacción inmediata y de recuperación y reconstrucción de la zona afectada en una nueva ubicación.
El embajador de la UE en Guatemala, Stefano Gatto, indicó que además de los 100.000 euros (117.918 dólares) donados la primera semana tras la catástrofe, en las próximas semanas se aportarán otros 300.000 euros (353.755 dólares) para cubrir «las necesidades solicitadas por el Gobierno de Guatemala».
Más adelante, añadió, cuando tengan identificado cómo se rehabilitará la zona afectada por el coloso de 3.763 metros de altura sobre el nivel del mar habrá otro cuantioso aporte de «entre 10 y 15 millones de euros (11,7 a 17,6 millones de dólares)» para las tareas de restauración de las viviendas de los afectados directamente.
«Será muy difícil que esa ladera cubierta de ceniza sea de nuevo habitable, así que buscaremos llegar a acuerdos con el Gobierno y, dependiendo de las necesidades que plantee, veremos hacia dónde ir», apuntó el diplomático, al concluir una visita a Escuintla en conjunto con la Oficina de Ayuda Humanitaria de la Comisión Europea (ECHO).
La comitiva de la UE y ECHO verificó el funcionamiento del Centro de Operaciones de Emergencia de la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres en Escuintla, un albergue, un centro de acopio y la morgue provisional de la colonia Hunapú.
Bajo la presencia brumosa del volcán de Fuego, que no dejó de lanzar fumarolas al aire y de presentar una ladera completa cubierta de humo -la barranca por donde desfiló el flujo piroclástico mortal del pasado 3 de junio-, la UE constató la atención de la tragedia y la coordinación de las diversas instituciones.
El jefe de la Oficina de ECHO para Centroamérica y del Departamento de Protección Civil y Ayuda Humanitaria, Vicente Raimundo, comentó que la ayuda inicial ha sido canalizada a través de la Cruz Roja Internacional en temas de salud, gestión de albergues y material para necesidades inmediatas, además de la identificación de las personas.
El siguiente aporte de 300.000 euros, que se negociará a través de la Cruz Roja española, está contemplado para «el manejo de albergues, la salud, el apoyo psicosocial».
Tanto Gatto como Raimundo observaron «la solidaridad del pueblo de Guatemala» con las donaciones realizadas que se encontraban atiborradas en el albergue y en el centro de acopio, pero mencionaron que la catástrofe «no ha terminado», por lo que «tenemos que estar muy atentos», pues además de que el volcán sigue con fuerte actividad, las condiciones de los albergues no son idóneas.
Más de 12.000 personas continúan albergadas en diferentes ubicaciones mientras no encuentran un lugar a donde ir.