Guatemala en ebullición a dos días de las elecciones
AFP.- Guatemala vive este viernes su último día de campaña para las elecciones generales del domingo, en un clima histórico marcado por la renuncia y prisión provisional del ahora ex presidente Otto Pérez por presuntos actos de corrupción.
Más de 7,5 millones de guatemaltecos, cuyas movilizaciones coadyuvaron a la dimisión del mandatario, están convocados a la primera ronda de las elecciones presidenciales, legislativas y municipales.
Los guatemaltecos «indignados», que no cesaron de protestar pacíficamente cada semana desde que comenzaron a destaparse los casos de corrupción en abril, dejaron claro que no están dispuestos a tolerar la corrupción, en tanto reclaman un cambio del sistema político.
Los electores se muestran ahora menos confiados y más vigilantes con respecto a los candidatos.
«Los políticos hacían lo que querían pero estos casos de corrupción hicieron que muchos despertaran y ya no nos vamos a dejar», dijo a la AFP Luisa Monterroso, una nutricionista de 34 años quien ha acudido a varias protestas.
«Creo que Guatemala ha cambiado y de ahora en adelante los diputados y nuevas autoridades serán más fiscalizadas», agregó.
Al frente de las encuestas figuran tres aspirantes -de 14 postulados- con posibilidades de pasar a la segunda ronda el 25 de octubre si ninguno alcanza al menos 50% de los votos.
Una encuesta de la empresa ProDatos, publicada el jueves por el diario Prensa Libre, situó en primer lugar a Jimmy Morales, un comediante de 46 años postulado por el derechista Frente de Convergencia Nacional, con 25% de las preferencias.
Le siguen el abogado derechista Manuel Baldizón, 45, del partido Libertad Democrática Renovada, con 22,9% y la ex primera dama Sandra Torres, 59, de la socialdemócrata Unión Nacional de la Esperanza con 18,4%.
Para muchos guatemaltecos, las elecciones de 2015 son diferentes a las que se hacen cada cuatro años porque la caída de Pérez marcó un antes y un después.
«Cada presidente que llega promete una cosa y ya no cumple. Todos son corruptos y todos son ladrones, pero ahora sí deben cumplir porque la gente los estará vigilando», dijo a la AFP Orlando Pérez, de 22 años, vendedor de la versión guatemalteca de los «hot dog» llamados «shucos», en el centro de la capital.
Sin embargo, algunos observadores alertan que la renuncia de Pérez no erradica la práctica clientelista de la política guatemalteca que sustenta la corrupción.
Cambio de presidente no resuelve crisis
El diputado indígena Amílcar Pop, un opositor que en junio hizo el primer intento de privar a Pérez de su inmunidad, alertó en el Congreso que la corrupción tiene raíces profundas que no se eliminan con el procesamiento de las autoridades salientes.
«El que el presidente y la vicepresidenta estén siendo procesados por corrupción, no resuelve la crisis. Elegir un nuevo presidente no resuelve la crisis, porque hay muchos candidatos involucrados en actos cuestionados», manifestó Pop en la sesión legislativa que aprobó el jueves la renuncia de Pérez.
A su juicio, el nuevo gobierno debe pensar en «una ruta para la verdadera transformación del Estado guatemalteco».
En el mismo sentido, el economista Mynor Cabrera, de la Fundación Económica para el Desarrollo, el problema de fondo es el modelo de financiamiento de los partidos políticos, en el cual quienes financian «esperan recuperar ese dinero después».
«El problema es que hay gente que se ha nutrido de ese sistema y tiene mucho poder», consideró Cabrera.
La revelación del escándalo de corrupción conocido como «La Línea», que cobraba sobornos para evadir impuestos aduaneros, desató en Guatemala la más grave crisis política desde el restablecimiento democrático en 1985.