Grupo de 1.400 militares salvadoreños se suman a plan de seguridad de Bukele
EFE
Un grupo de 1.400 militares salvadoreños fueron incorporados este martes a un plan de seguridad contra las pandillas, el cual ha generado un enfrentamiento entre el presidente Nayib Bukele y la Asamblea Legislativa por la falta de aprobación de un préstamo para financiar la tercera fase.
Bukele anunció la incorporación de los elementos de la Fuerza Armada en las tareas de seguridad, contempladas en el Plan Control Territorial, para apoyar a los agentes de la Policía Nacional Civil (PNC).
«Son días difíciles en los que ustedes han decidido apoyar y proteger al pueblo salvadoreño, en los que sabemos que la mayoría de políticos están protegiendo a delincuentes. Días difíciles en los que sabemos que diputados y exministros financiaban a los criminales que ustedes van a tener que perseguir y capturar», dijo el mandatario durante el acto oficial celebrado en la Plaza Gerardo Barrios, en San Salvador.
Bukele, quien se retiró del lugar sin dar declaraciones a la prensa, señaló que la incorporación de los militares se da en momentos en que los diputados (del Congreso) «niegan recursos económicos para brindarles chalecos antibalas, uniformes, cascos, botos y visores nocturnos».
«Cuando los delincuentes les piden (a los diputados) dinero para matar salvadoreños dicen sí, pero cuando se pide dinero para un buque para combatir el narcotráfico dicen no. Son días difíciles porque nos toca enfrentar no solo a este poder fáctico que se llama delincuencia, sino a este gran poder formal de políticos tradicionales, que se escudan en la Asamblea Legislativa», apuntó.
Los 1.400 agentes militares recibieron un curso como parte del Plan de Adiestramiento Regular de la Fuerza Armada. Un primer grupo, de 400 soldados, concluyó el adiestramiento en noviembre de 2019, mientras que el resto lo terminó en diciembre.
Hasta el momento se desconoce cuántos militares acompañan a los policías en las tareas de seguridad.
El Plan Control Territorial fue lanzado en junio de 2019 y las dos primeras fases, según lo aseguró recientemente el mandatario salvadoreño, fueron financiadas con recursos propios del Gobierno, por lo que para la tercera fase el Ejecutivo solicitó un préstamo de 109 millones de dólares.
El dinero fue otorgado en octubre del año pasado por el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE), pero debe ser avalado con los votos de 56 diputados, mayoría calificada, en el Congreso.
La falta de esta aprobación llevó a Bukele a presionar a los parlamentarios, al punto que el pasado 9 de febrero el mandatario irrumpió en la sede del órgano Legislativo con militares y policías, y con amenazas de una insurrección del pueblo.
Esta acción fue condenada por diferentes sectores de la sociedad salvadoreña y la comunidad internacional.
VIOLACIÓN DE DERECHOS HUMANOS
Cuando fue lanzado el Plan Control Territorial diversas organizaciones alertaron sobre las posibles violaciones a los derechos humanos que se podrían generar al sacar a militares a las calles para las labores de seguridad.
De acuerdo con la experta en temas de seguridad Jeannette Aguilar, Bukele ha colocado como principal protagonista de su estrategia de seguridad al Ejército, institución que no se presenta únicamente como su mayor arma contra las pandillas, sino también como un escudo ante sus adversarios.
En la práctica, el mandatario está replicando exactamente lo mismo que sus adversarios» en términos de «adoptar una política de mano dura que es utilizada para un marketing político con un aumento del Ejército en las calles, que al final no se justifica a la luz de ninguna emergencia nacional», señaló durante una reciente entrevista con Efe.
Pero la exaltación del militar, en un país en el que el Ejército tiene un largo historial de violaciones a derechos humanos, y la «masificación» del reclutamiento de jóvenes no solo obedece a razones de estrategia de seguridad ciudadana, sino que «puede responder a la necesidad de fortalecer una alianza política con el Ejército de cara a escenarios donde el Gobierno pueda perfilarse frágil frente a la disidencia o señalamientos de distintos grupos», apuntó.