Frases de reflexión: Octavio Paz
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Octavio Paz Lozano nació en Ciudad de México el 31 de marzo de 1914, en plena Revolución Mexicana. Su padre trabajó como escribano y abogado para Emiliano Zapata; estuvo involucrado en la reforma agraria que siguió a la revolución, y colaboró activamente en el movimiento vasconcelista, por lo que el niño se crió acostumbrado a las largas ausencias paternas, sin embargo lo acompañaron su madre, Josefina Lozano, una tía y su abuelo paterno, Ireneo Paz, un soldado retirado de las fuerzas de Porfirio Díaz, intelectual liberal y novelista, el cual ejerció una temprana influencia sobre su nieto. Octavio Paz publicó su primer poema siendo adolescente, en 1931. A los diecinueve años publicó su primer libro de poesía Luna Silvestre.
En 1937 terminó sus estudios universitarios y viajó a Yucatán en busca de trabajo en una escuela cercana a Mérida, pero pronto se decidió a viajar a España para luchar con el bando republicano en la guerra civil española. A su regreso en México, participó como cofundador en una revista literaria llamada Taller en 1938, y escribió en ella hasta 1941. Por ese entonces ya era considerado uno de os jóvenes poetas más prometedores. En 1943 recibió la Beca Guggenheim y comenzó sus estudios en la Universidad de California, Berkeley en los Estados Unidos y dos años después se incorporó al servicio diplomático Mexicano, o que le permitió residir en distintos países europeos y asiáticos. Estuvo trabajando en Francia hasta 1962, durante esa estancia, en 1950, escribió y publicó El laberinto de la soledad, un innovador estudio antropológico de los pensamientos y la identidad Mexicana.
Cerró su actividad diplomática en 1968, cuando renunció como protesta contra la política del gobierno mexicano ante el movimiento democrático estudiantil.
En 1985 recibió el Premio Internacional Alfonso Reyes y su reconocimientos internacional culminó con la obtención del premio Nobel de Literatura en 1990.
Murió el 19 de abril de 1998 en Ciudad de México.
Poeta, narrador, ensayista, traductor, editor y gran impulsor de las letras mexicanas, Paz se mantuvo siempre en el centro de la discusión artística, política y social del país. Su poesía se adentró en los terrenos del erotismo, la experimentación formal y la reflexión sobre el destino del hombre.
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