Francia | Un incendio consumió buena parte de la catedral de Nantes
EFE
La justicia sospecha que el incendio que se declaró este sábado por la mañana en la catedral de Nantes tuvo un origen criminal, ya que los bomberos se encontraron al llegar con tres focos diferentes de fuego.
El fiscal de Nantes, Pierre Sennes, explicó a la emisora de radio «France Bleu Loire Océan» que esos tres puntos diferentes «nos llevan a privilegiar la hipótesis criminal, no es resultado del azar».
El fiscal señaló que la investigación se ha encargado a la policía judicial y que con ella y con los bomberos tiene previsto entrar en la catedral para constatar los daños y las circunstancias en que se produjo el incendio.
Los bomberos recibieron la alerta a las 7.45 hora local (5.45 GMT) y cuando entraron en el edificio descubrieron tres focos de fuego, uno a una treintena de metros de altura en la planta del gran órgano, que ha quedado totalmente destruido, y otros dos a uno y otro lado de la nave.
Un total de 104 bomberos estuvieron trabajando en la extinción del fuego, que ha quedado controlado. El responsable del cuerpo en el departamento, el general Laurent Ferlay, insistió en que «no estamos en un escenario como el de Notre Dame» el 15 de abril del pasado año, cuando quedó destruida buena parte de la techumbre de la catedral de la capital francesa.
Ferlay añadió que la situación tampoco es comparable a la del incendio que sufrió la propia catedral de San Pedro y San Pablo de Nantes el 28 de enero de 1972, que dejó muy malparado el edificio, reconstruido con un tejado de hormigón y no de madera.
En una primera reacción desde la cumbre europea de Bruselas a la que asiste desde el viernes, el presidente francés, Emmanuel Macron, escribió en su cuenta de Twitter que «después de Notre Dame, la catedral San Pedro y San Pablo en el centro de Nantes está en llamas».
«Apoyo a nuestros bomberos que asumen todos los riesgos para salvar esta joya gótica de la Ciudad de los Duques», añadió Macron.
Esta tarde está previsto que acudan a Nantes para interesarse por la situación el primer ministro francés, Jean Castex, y sus ministros de Interior, Gérald Darmanin, y Cultura, Roselyne Bachelot.