+FOTOS| ¿Se hospedaría en el hotel que tiene «las peores vistas de todo el mundo»?
Efe
La denuncia, la crítica y la provocación inundan cada rincón del nuevo hotel de Banksy en Belén, con un marcado estilo colonial británico, rebosante de arte e ironía, y con deprimentes vistas al muro de hormigón israelí.
Nada es aleatorio en este singular hotel de tres plantas y diez habitaciones, que el misterioso artista británico Banksy ha fundado y diseñado en territorio palestino ocupado, «pero que cada visitante saque su propio significado», declara Wisam Salsaa a Efe, propietario y director del establecimiento. «The Walled Off Hotel», lo que en español sería «El hotel enclaustrado», es una provocación artística constante por atraer todas las miradas, curiosas o extrañas, que tiene en cada detalle un mensaje.
La música que sale de un piano sin pianista donde las teclas se presionan solas, un ascensor «fuera de servicio» y tapado con una pared de ladrillos o un trozo del muro israelí como llavero llaman la atención del visitante.
El proyecto es una apuesta por el arte palestino con una galería permanente en la que hoy ya muestran sus obras autores de Cisjordania, Gaza y Jerusalén Este y también árabes de Haifa y Acre (localidades del norte de Israel).
En la entrada del museo, todavía sin acabar, una figura móvil del que fuera ministro de Exteriores británico, Arthur James Balfour, escribe la carta en la que afirmó en 1917 que «el Gobierno de Su Majestad contempla favorablemente el establecimiento en Palestina de un hogar nacional para el pueblo judío».
La fecha de inauguración tampoco es una casualidad. «Hace exactamente cien años desde que Gran Bretaña tomara el control de Palestina y comenzara a reorganizar los muebles con resultados caóticos», manifiesta Banksy en un comunicado repartido entre los medios, primeros en conocer el hotel antes de que se abra al público el 11 de marzo y a partir del 20 para clientes.
Estilo británico colonial
El hotel sucumbe al estilo británico colonial, ofrece té en finas tazas chinas y en sus habitaciones se esparcen maletas duras de piel de los burócratas de principios del siglo XX.
Salah cree que todo este simbolismo no es necesariamente una crítica política, sino que cada adorno refleja «la realidad»: «la que vivimos», y su ubicación, a escasos metros del muro que Israel levantó en 2003, es lo más impactante: «Tiene las peores vistas del mundo», asegura Banksy.
El grafitero británico, de identidad desconocida, ha ideado un entorno de gran personalidad y denuncia constante donde destaca el mural de una guerra de almohadas de pluma entre un Policía de frontera israelí y un palestino en la habitación número tres, o el depósito de agua -a semejanza de los utilizados en los territorios palestinos- para la gran bañera emplazada en un rincón del salón de la habitación presidencial.
Hace un mes que Abu Yamen, propietario de la tienda colindante de recuerdos de Banksy, sabía de esta inauguración, que se ha llevado con el máximo secreto, confiesa a Efe, y cree que alentará el turismo en Belén, localidad que el artista ha visitado tres veces desde 2005 y en la que se ha convertido en un icono con emblemáticos grafitis en el muro israelí.