+FOTO| Así es Vinicunca, la montaña de los siete colores que atrae a miles de personas en Perú
Agencias
Este lugar mágico, ubicado a unos 100 kilómetros al sur de Cusco, está teñido por unas franjas de intensos tonos de fucsia, turquesa, lavanda y dorado. Desde hace unos tres años, se convirtió en un boom turístico.
A unos 100 kilómetros al sureste de Cusco, Perú, existe un arcoíris hecho montaña. Se trata de la montaña de los Siete Colores, también conocida como Vinicunca o Arcoíris.
El monte se encuentra en la Cordillera del Vilcanota a 5.200 metros sobre el nivel del mar, en el distrito de Pitumarca.
Sus laderas y cumbres están teñidas por unas franjas de intensos tonos de fucsia, turquesa, lavanda y dorado.
El espectáculo visual que ofrece Vinicunca atrae visitantes desde inicios de 2016, según le dijo Haydee Pacheco, funcionaria de turismo de la Municipalidad de Pitumarca, a BBC Mundo.
En poco más de dos años, los viajeros que llegan a tomarse fotos con la cumbre pasaron de unas pocas decenas a cerca de 1.000 al día, aseguran medios peruanos, pese al frío y la altitud del lugar.
Gracias a su popularidad, impulsada también por las redes sociales, el cerro se convirtió en un destino habitual en los rankings de atractivos turísticos del mundo.
Por ejemplo, en agosto de 2017, apareció en la lista de 100 lugares para visitar antes de morir recomendados por expertos en viajes en la página web Business Insider.
El boom turístico es bastante reciente, pero la historia de la montaña y sus colores, empezó hace millones de años.
Minerales
El aspecto de arcoíris de Vinicunca se debe a «una compleja historia geológica de sedimentos marinos, lacustres y fluviales», según un informe de la Oficina de Paisaje Cultural de la Dirección Desconcentrada de Cultura de Cusco.
Estos sedimentos, transportados por el agua que antes cubría la zona, datan de entre los periodos terciario y cuaternario, es decir, de hace unos 65 a dos millones de años.
A lo largo del tiempo, los sedimentos fueron formando capas (con distintos tamaños de granos) que hoy se ven como las franjas que tanto atraen a los turistas.
El movimiento de las placas tectónicas del área elevó estos sedimentos hasta que se convirtieron en montañas.
Muñoz y el estudio de la Oficina de Paisaje Cultural detallan la composición de cada franja de acuerdo a su color.
- Rosado o fucsia: mezcla de arcilla roja, fangolitas (fango) y arena.
- Blanquecino: arenisca (arena de cuarzo) y piedra caliza.
- Morado o lavanda: marga (mezcla de arcilla y carbonato de calcio) y silicatos.
- Rojo: argilitas y arcillas.
- Verde: arcillas ricas en ferro magnesiano (mezcla de hierro y magnesio) y óxido de cobre.
- Pardos amarillentos, mostaza o dorado: limonitas, areniscas calcáreas ricas en minerales sulfurados (combinados con azufre).
Fabián Drenkhan, investigador del Instituto de Ciencias de la Naturaleza de la Pontificia Universidad Católica del Perú, le señaló a BBC Mundo que estas mezclas también contienen óxidos de hierro, que suelen ser de color rojizo.
Pero, si estos colores llamativos llevan millones de años tiñiendo la montaña, ¿por qué se hizo famosa hace relativamente poco tiempo?
Algunos medios internacionales y peruanos señalan que Vinicunca quedó al descubierto debido a que el cambio climático derritió la nieve que la cubría.
Sin embargo, los geólogos consultados por BBC Mundo no apoyaron esa afirmación al 100%.
Juan Carlos Gómez, del Instituto Geofísico del Perú (IGP), le dijo a BBC Mundo que el cerro estaba cubierto «parcialmente» de hielo y que recibía nieve temporal hasta inicios de los años 90.
En la misma línea, Fabián Drenkhan señaló que no cree que la cumbre haya sido un glaciar en los últimos años o décadas.
«Mientras no tenga la evidencia de qué pasó exactamente en esta montaña, tendría cuidado de decirlo (que el cambio climático la dejó al descubierto), pero sí se puede decir que alrededor sí ha habido un derretimiento glaciar bastante fuerte», afirmó.
Los pobladores de Pitumarca -según Haydee Pacheco, de la municipalidad de este distrito- cuentan que había nieve hace unos 70 años.
Pacheco explica que la montaña ganó popularidad gracias a la promoción de los turistas que pasaban caminando por el lugar en dirección al Ausangate, un nevado sagrado para los cusqueños.
La revista colombiana Semana atribuye el éxito del fenómeno a los usuarios de Instagram y Facebook.
Un artículo de julio de 2017 dice que «las imágenes que se muestran (en la red social) están llevando a que la gente se embarque en un avión para replicar la foto».