Fitch baja calificación a deuda egipcia por mayor
EFE / Foto referencial
La agencia de Fitch Ratings rebajó la calificación de la deuda egipcia a largo plazo a B negativo y se unió así a otras organizaciones como Moody’s o S&P en rebajar su confianza en el país árabe en las últimas semanas ante lo que perciben como «elevados riesgos de estabilidad macroeconómica».
En un informe publicado anoche, la organización situó al país en un escalón en donde «está presente el riesgo de impago», en donde «aún existe un limitado margen de seguridad». Sin embargo, la perspectiva es negativa.
Esta es la tercera evaluación consecutiva de la deuda soberana egipcia en la que Fitch rebaja la calificación.
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«La rebaja refleja los riesgos crecientes de la financiación externa de Egipto, su estabilidad económica y la trayectoria de su ya elevada deuda gubernamental», dice el informe.
Considera que «el lento progreso de las reformas, incluido el retraso en la transición a un régimen de tipo de cambio más flexible y de las revisiones del programa del Fondo Monetario Internacional (FMI) han dañado la credibilidad de las políticas de cambio».
En ese sentido, «las presiones a la baja en su divisa se han incrementado, y el camino para un ajuste se ha complicado», añadió la calificadora británica.
«Vemos que la habilidad del Banco Central de Egipto para restaurar la credibilidad de la tasa de cambio es incierta. Liberar la libra egipcia, sin reconstruir esta confianza y la disponibilidad de divisas en el mercado oficial, puede asociarse con un despegue excesivo de las tasas de interés y la inflación, en detrimento de la estabilidad social y macroeconómica y las finanzas públicas», subraya el documento.
Sin embargo, Fitch calificó de «estable» la perspectiva futura, atendiendo a que «reformas, que incluyen privatización, ralentización de los mega proyectos y un ajuste del tipo de cambio se acelerarán después de las elecciones presidenciales de diciembre».
Eso -destaca- abrirá el camino a «un potencialmente mayor programa del FMI y mayor apoyo de los países del Consejo de Cooperación del Golfo».
Hace apenas dos semanas, la calificadora S&P acercó la deuda egipcia a las categorías de «bono basura», ante los problemas para acceder a divisas y las dudas respecto a la sustentabilidad de su deuda, mientras que el pasado día 8 de noviembre fue la agencia Moody´s la que rebajó su calificación para dejarla a un paso del impago.
Egipto, con una población de más de 105 millones de habitantes, sufre una crisis económica desde hace varios años que se ha agudizado notablemente tras la invasión rusa de Ucrania y la inflación global, y cuyas repercusiones han afectado a una importante parte de la población del país norteafricano.
La severa escasez de divisa extranjera obligó al país norteafricano a acudir de nuevo FMI en busca de nuevos programas de ayuda, que se unen a los otros dos multimillonarios préstamos que ya pidió desde 2016.
Sin embargo, este último empréstito exige la liberación del tipo de cambio, la reducción de subvenciones públicas y mayores privatizaciones de sectores dominados por las industrias públicas, algo que Egipto aún no ha hecho, lo que ha impedido el desembolso de ese dinero.
Actualmente el país árabe tiene una deuda externa de 165.300 millones de dólares, de los cuales debe pagar unos 29.000 millones en el próximo ejercicio económico y hasta 71.000 en los próximos tres años.
Sus reservas de divisas rondan se acercan a 35.000 millones de dólares, la inmensa mayoría de las cuales son depósitos de fondos soberanos saudíes y de Emiratos Árabes Unidos.
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