Fiscal de Nueva York pide entre 30 años de prisión y cadena perpetua para sobrinos Flores
ABC de España
La Fiscalía que lleva la acusación contra los dos sobrinos de Nicolás Maduro encarcelados en Nueva York desde finales de 2015 por narcotráfico ha solicitado en su informe final que sean sentenciados a un mínimo de treinta años de prisión y un máximo de cadena perpetua.
Efraín Antonio Campo Flores y Franqui Francisco Flores de Freitas, ambos sobrinos de Cilia Flores, esposa de Nicolás Maduro (el primero, ahijado del matrimonio presidencial, en cuyo hogar creció), ya fueron declarados culpables en noviembre de 2016 de querer introducir en Estados Unidos una carga de 800 kilos de cocaína. Paul Crotty, el juez de la Corte Federal del Distrito Sur de Nueva York que lleva el caso, tiene previsto anunciar los próximos días la pena que ambos deberán cumplir.
En el informe presentado el lunes, el fiscal Joon Kim, hace una extensa exposición para remarcar las «graves» circunstancias del delito cometido por los dos jóvenes, que justificarían la máxima condena.
Así, el fiscal les vincula con dos asesinatos que estarían relacionados con la trama de narcotráfico trazada por Campo y Flores. Según la Fiscalía, «como mínimo, toleraron actos de violencia por parte de sus asociados narcotraficantes, incluido un brutal asesinato».
Chats sobre asesinatos
El informe hace esta última afirmación basándose en mensajes que se cruzaron los dos acusados en conversaciones de chats mantenidas en junio de 2015, que incluyeron el envío de fotografías de dos cadáveres desmembrados. La Fiscalía considera que ambos estaban discutiendo sobre unos asesinatos relacionados con el cobro de una deuda.
La transcripción de los chats difundida no supone una confirmación de que ellos estuvieran implicados directamente en esas ejecuciones; además, en el juicio este asunto apenas ocupó tiempo en las vistas. Todo indica que la Fiscalía lo ha incluido ahora para reforzar su petición. Los abogados de Campo y Flores niegan que estos tuvieran cualquier vinculación con esos asesinatos.
Otras circunstancias que agravarían el delito de conspiración para introducir droga en Estados Unidos sería la confesión de los propios jóvenes de querer hacerlo para ganar 20 millones de dólares y pagar con ello la campaña electoral de Cilia Flores, contribuyendo así al control que su familia ejerce sobre ciertos ámbitos del país.
El fiscal también indica que los acusados confiaron en guardaespaldas armados y en sus conexiones corruptas con la Policía, y desarrollaron vínculos con la organización terrorista colombiana FARC, de la que iban a obtener la droga.
Campo y Flores fueron detenidos en noviembre de 2015 en Haití, donde llegaron en un avión pilotado y custodiado por personal de la Casa Militar del presidente venezolano. Habían sido citados allí por informantes de una operación secreta de la Agencia Antinarcóticos de Estados Unidos (DEA) para cerrar un plan que preveía el traslado de droga desde Venezuela a Honduras y de allí a suelo estadounidense.
Durante el juicio, Campo y Flores se declararon no culpables de las acusaciones y nunca han aceptado responsabilidad, a pesar de que colaborar con la Justicia les habría supuesto una reducción de condena. Tampoco han mostrado ningún tipo de remordimiento, como ha destacado la Fiscalía.