Filipinas mantendrá el diálogo con comunistas pese al fracaso de la tregua
EFE
El presidente filipino, Rodrigo Duterte, abogó hoy por continuar las negociaciones de paz con la guerrilla comunista del Frente Democrático Nacional de Filipinas (NDFP), pese al fracaso del alto al fuego unilateral.
«Espero que podamos seguir con las conversaciones de paz. Creo que no nos entendimos mutuamente y que deberíamos volver a hablar», dijo Duterte en una rueda de prensa.
«Quiero conseguir la paz para mi tierra durante mi generación», aseveró el presidente, que dijo estar «estudiando la posibilidad» de volver a declarar el alto el fuego unilateral.
Anoche, el asesor presidencial para el diálogo de paz, Jesús Dureza, confirmó que «las conversaciones continuarán en las fechas establecidas», del 20 al 27 de agosto, según el diario Inquirer.
Mientras, el fundador del Partido Comunista de Filipinas, Jose María Sison, aseguró también anoche estar «listo para hacer esfuerzos para allanar el camino y avanzar hacia las negociaciones de paz».
Las declaraciones conciliadoras de ambas partes se producen tras días de tensión que culminaron el sábado, cuando Duterte suspendió el alto al fuego con el NDFP que había declarado de forma unilateral seis días antes en su discurso sobre el Estado de la Nación.
El mandatario tomó la medida después de un ataque guerrillero contra un convoy militar el miércoles en la isla de Mindanao en el que murió un soldado, un suceso sobre el que los líderes comunistas no ofrecieron una explicación en el plazo exigido.
Desde que Duterte asumió al poder el pasado 30 de junio, Gobierno y rebeldes comunistas han acercado posturas para reanudar las negociaciones de paz, rotas por el anterior Ejecutivo en 2013.
Representantes de ambos bandos se reunieron en junio en Oslo para iniciar una ronda de contactos exploratoria y acordaron volver a reunirse en la capital de Noruega del 20 al 27 de agosto.
Durante estas conversaciones, está previsto tratar la declaración de un alto el fuego multilateral, la amnistía para los presos comunistas, la confirmación de acuerdos previos y formas de acelerar el proceso de paz.
El Partido Comunista de Filipinas fue creado en 1968 como una organización política clandestina con el objetivo principal de derrocar al Gobierno.
El Nuevo Ejército del Pueblo nació ese mismo año como su brazo armado y cuenta en la actualidad con unos 6.000 combatientes, aunque llegó a contar durante la década de los 80 con unos 26.000 efectivos.
A pesar del progresivo debilitamiento de los guerrilleros, los comunistas siguen manteniendo una importante influencia en zonas rurales del archipiélago y se financian a través de la extorsión a empresarios locales.