Festín por los 92 años de Mugabe pese a la crisis alimentaria en Zimbabue - 800Noticias
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AFP

El presidente zimbabuense, Robert Mugabe, celebró este sábado un banquete para celebrar su cumpleaños pese a la crisis alimentaria y al estado ruinoso de la economía, en el que responsabilizó a la injerencia extranjera de la división en su partido.

«Las divisiones no caben en nuestro partido», declaró Mugabe ante una audiencia de miles de invitados, entre ellos cargos del partido, ministros, diplomáticos extranjeros y representantes de partidos gobernantes en Angola, Botsuana, Sudáfrica, Namibia y Tanzania.

Durante la fiesta celebrada en Masvingo (sur), el jefe de Estado zimbabuense acusó a «británicos y estadounidenses» de provocar divisiones al «ofrecer grandes sumas de dinero a individuos del partido y del exterior del partido».

El presidente lanzó al aire 92 globos ante sus invitados, por cada año cumplido. Los organizadores anunciaron previamente la asistencia prevista de 50.000 partidarios de la Zanu-PF, partido gobernante.

En el monumento nacional del Gran Zimbabue, un conjunto de ruinas del siglo XIII clasificado como Patrimonio Mundial de la Unesco, se exponían también imponentes pasteles, uno de ellos en forma de África y otro de 92 kilos con forma del lugar de los festejos.

Sin embargo, las opulentas festividades no esconden la división existente desde hace un año en el seno del partido gobernante, respecto a la sucesión del presidente, en el poder desde hace 36 años.

Mugabe nació el 21 de febrero de 1924 y dirige el país con mano dura desde la independencia de Zimbabue en 1980. Nunca ha nombrado a un sucesor y afirma poder gobernar hasta los cien años.

El vicepresidente Emmerson Mnangagwa aparece como el favorito para suceder al presidente, pero la mujer de este último Grace, con quien la rivalidad va en aumento, lo criticó recientemente.

 

«Empleos, no una fiesta»

Los invitados degustarán platos de carne, entre otras viandas, en este banquete que, según la prensa local, habría costado 800.000 dólares.

Según los medios de comunicación, algunos activistas ordenaron a los habitantes de los distritos de los alrededores de Masvingo que dieran entre uno y cinco dólares para financiar parte de los festejos.

Una iniciativa que ha alimentado las críticas en un momento en que un cuarto de la población vive en un estado de inseguridad alimentaria y que el gobierno declaró el estado de catástrofe natural en varias regiones debido a la sequía.

«Cuando el jefe se gasta 800.000 dólares en su cumpleaños y miles de personas no tienen nada de comer, uno se pregunta qué tipo de padre [de la nación] nos dirige», estima Okay Machisa, presidente de la Asociación de los Derechos Humanos de Zimbabue.

«No hay gran cosa que celebrar para alguien de 92 años, en el poder desde hace 36 años, que condujo nuestra economía a la quiebra, reduciendo nuestro país a una nación de vendedores ambulantes y de mendigos», afirma Takavafira Zhou, profesor de ciencias políticas de la universidad de Masvingo.

El martes, la liga de las juventudes del principal partido de la oposición, el Movimiento por el Cambio Democrático (MDC), se manifestó en Masvingo para protestar contra esta fiesta. «Nada de cumpleaños cuando los niños se mueren de hambre» o «queremos empleos, no una fiesta», se leía en las pancartas.

A pesar de su avanzada edad, Mugabe continúa con sus discursos largos salpicados de críticas a Occidente. Algunos de sus comentarios recientes alimentaron rumores sobre su estado de salud.

Antaño gran productor de trigo, el país se ve obligado a importar alimentos.

El presidente estima que las sanciones impuestas por los países occidentales debido a las violaciones de los derechos humanos han contribuido a la caída de la producción agrícola.

Sus detractores sostienen que la agricultura se vino abajo por la reforma agraria lanzada en 2000, en virtud de la cual se redistribuyeron entre los negros las tierras de granjeros blancos, con frecuencia mediante la fuerza.

El país se empobreció terriblemente en los años 2000. Cientos de miles de zimbabuenses emigraron a Sudáfrica debido a la inflación galopante y el país suprimió su propia moneda para adoptar el dólar estadounidense.

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