FAO: sin la transformación azul y el océano no se eliminará el hambre - 800Noticias
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EFE

Entre las iniciativas de la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO) para erradicar el hambre, destaca la «transformación azul» que reconoce el papel «único» del océano como fuente de alimento y su necesaria protección y uso sostenible, dijo a EFE el experto Manuel Barange.

El biólogo, actual director de Pescas y Acuicultura de la FAO y que asiste a la VIII Conferencia Our Ocean, dijo en ese sentido que hay que hacer ver al consumidor y a los gobiernos «la necesidad de una pesca sostenible para mejorar la nutrición y la seguridad alimentaria de un planeta que está sufriendo actualmente una crisis alimentaria sin precedentes».

Lo ilustró señalando que en el mundo «hay más de 800 millones de personas que están mal alimentadas y no tienen suficiente alimento diariamente, y 3.000 millones de personas que no pueden pagar una dieta saludable».

Ello es así «mientras tenemos en la pesca y la acuicultura un recurso natural que nos da una cantidad de nutrientes excelente, y que solo hay que gestionar en forma sostenible».

Esa gestión implica el uso de sistemas de recogida y análisis de datos científicos para definir cuotas pesqueras, permisos de pesca y un control a esa actividad, una meta que es «muy viable en muchos lugares, lamentablemente no en todos», según el experto.

Cuando esos principios han sido puestos en marcha la pesca es muy sostenible, dijo Barange, citando el caso de EE.UU., donde el 92 % de las pesquerías son sostenibles, o de Australia (83 %).

«Pero si no tenemos esas bases, si no hay colección de datos, si no hay una política pesquera, si no hay un control de la pesca, entonces, por supuesto, la pesca es mucho más difícil mantenerla sosteniblemente», remarcó.

Latinoamérica y la gestión pesquera sostenible

Barange señala que Latinoamérica tiene problemas muy concretos que tienen que ver con la falta de inversión en cosas básicas como la verificación de qué es lo que se pesca, dónde, por quién y qué se hace con ese producto.

Sin embargo, reconoce que hay muchos casos de gran mejora «cuando ha habido un convencimiento político de la necesidad de mejorar la gestión pesquera».

Mencionó los casos de Argentina y Uruguay, países que han tenido desde hace varios años «una política decisiva» para mejorar «una situación que era un poco delicada», y en Centroamérica a Panamá, donde, manifestó, «veo un deseo muy claro de controlar y mejorar la sostenibilidad de la pesca industrial».

Entre los avances de Panamá, Barange se refirió al acuerdo de las Medidas del Estado Rector del Puerto (MERP) que firmó con la FAO en 2016, y la Ley 204 de 2021 que regula la pesca y la acuicultura.

«Tengo que decir que estoy muy orgulloso del trabajo que hemos hecho con Panamá desde FAO (…) he visto el resultado de ese apoyo en dos aspectos muy concretos», expresó.

Transformación azul

La estrategia hacia una transformación azul viene del 34 periodo de sesiones del Comité de Pesca de la FAO de 2021 y, de manera particular, de la Declaración en favor de la pesca y la agricultura sostenibles suscrita por todos los miembros del organismo mundial.

Para Barange, una de las cosas más importantes cuando se trata de una industria tan extensa como la pesca y la acuicultura es ponerle una narrativa como la transformación azul, que explique «el por qué se hace lo que se está haciendo», para preservar este sector y el océano como fuente de alimentos.

Así, la transformación azul reconoce el papel de la pesca y la acuicultura en la salud y la nutrición global, e igualmente la biodiversidad que soporta ese sector con más de 3.000 especies de pescados, crustáceos, moluscos que se capturan en todo el mundo, y más de 600 que se utilizan en la acuicultura, indicó Barange.

Esta iniciativa persigue objetivos «muy concretos» como y extender la acuicultura en lugares con deficiencia alimentaria; que las pesquerías tengan un plan de gestión para que sean sostenibles, y desarrollar las cadenas de valor para que el producto se valorice una vez salga del agua y el pescador reciba «un pago adecuado a un trabajo que es durísimo».

«Sin transformación azul, sin el océano como fuente de alimento y de trabajo no vamos a eliminar el hambre, ni la pobreza, y tendremos problemas aún más serios que resolver a la mitad del siglo si no conseguimos que sea una pesca sostenible y una transformación sostenible», concluyó. EFE

 

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