FAO: La inseguridad alimentaria alcanza nuevos niveles máximos
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La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) publicó un reciente informe en el cual indican que el número de personas que sufre inseguridad alimentaria aguda y requiere asistencia alimentaria urgente para salvar vidas y apoyo a los medios de vida sigue aumentando a un ritmo alarmante.
El informe se centra en aquellos países y territorios donde la magnitud y gravedad de la crisis alimentaria superan los recursos y capacidades locales. En estas situaciones, se requiere la movilización de la comunidad internacional.
Datos básicos
En el documento se pone de manifiesto que alrededor de 193 millones de personas en 53 países o territorios se encontraban en contextos de crisis con una inseguridad alimentaria aguda o en situaciones peores (fases 3 a 5 de la Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria en Fases [CIF/CH]) en 2021.
Esta cifra representa un incremento de casi 40 millones de personas en comparación con las cifras máximas ya registradas en 2020. De dichas personas, más de medio millón de personas (570 000) habían alcanzado la fase más grave de inseguridad alimentaria aguda —la fase de catástrofe (Fase 5 de la CIF/CH)— en Etiopía, el sur de Madagascar, Sudán del Sur y Yemen, y requirieron acción urgente para evitar un colapso de los medios de vida, inanición y muertes generalizados.
Si se observan los mismos 39 países o territorios estudiados en todas las ediciones del informe, el número de personas que se enfrentan a condiciones de crisis o situaciones peores (Fase 3 de la CIF/CH o superiores) prácticamente se duplicó entre 2016 y 2021, con aumentos ininterrumpidos cada año desde 2018.
Las causas profundas de las crisis alimentarias
Estas preocupantes tendencias son el resultado de múltiples factores que se retroalimentan entre sí, que van desde conflictos hasta crisis ambientales y climáticas, desde crisis económicas hasta crisis sanitarias cuyas causas subyacentes son la pobreza y las desigualdades.
Los conflictos siguen siendo el principal factor impulsor de la inseguridad alimentaria. Si bien el análisis es anterior a la invasión de Ucrania por la Federación de Rusia, el informe señala que la guerra ya ha dejado al descubierto la naturaleza interconectada y la fragilidad de los sistemas alimentarios mundiales, con graves consecuencias para la seguridad alimentaria y nutricional del mundo. El informe pone de relieve que los países que ya afrontan altos niveles de hambre aguda son especialmente vulnerables a los riesgos que la guerra crea en Europa oriental, en particular debido a su alto grado de dependencia de las importaciones de alimentos e insumos agrícolas y vulnerabilidad ante las crisis de los precios mundiales de los alimentos.
Las principales causas subyacentes de la creciente inseguridad alimentaria aguda de 2021 fueron:
- los conflictos (el principal factor que empujó a 139 millones de personas a la inseguridad alimentaria aguda en 24 países/territorios, frente a unos 99 millones en 23 países/territorios registrados en 2020);
- los fenómenos meteorológicos extremos (más de 23 millones de personas en ocho países/territorios, frente a 15,7 millones en 15 países/territorios);
- las perturbaciones económicas (más de 30 millones de personas en 21 países/territorios, cifra que marca una disminución respecto de más de 40 millones de personas en 17 países/territorios en 2020, principalmente debido a los efectos de la pandemia de la enfermedad por coronavirus [COVID-19]).
“La situación exige una acción conmensurable para avanzar hacia enfoques integrados de prevención, anticipación y mejor orientación para abordar de forma sostenible las causas profundas de las crisis alimentarias, como la pobreza rural estructural, la marginación, el crecimiento demográfico y la fragilidad de los sistemas alimentarios”, afirmaron la Unión Europea, la FAO y el PMA —miembros fundadores de la Red mundial— junto con la Agencia de los Estados Unidos de América para el Desarrollo Internacional (USAID) y el Banco Mundial en una declaración conjunta que se hará pública esta semana.
Las conclusiones del informe demuestran la necesidad de dar mayor prioridad a la agricultura a pequeña escala como respuesta humanitaria de primera línea a fin de superar las limitaciones de acceso y como solución para invertir las tendencias negativas a largo plazo. Además, promover cambios estructurales en la forma de distribuir la financiación externa, de modo que la ayuda humanitaria pueda reducirse con el tiempo mediante inversiones en desarrollo a más largo plazo, puede hacer frente a las causas profundas del hambre. En paralelo, debemos promover colectivamente formas más eficientes y sostenibles de prestar ayuda humanitaria.
Con información de Finanzas Digital