Fallece Bernardo Provenzano, antiguo “jefe de jefes” de la mafia siciliana
EFE
Bernardo Provenzano, considerado el capo de la mafia siciliana “Cosa Nostra” y en arresto desde 2006, falleció este miércoles a los 83 años en Milán (norte de Italia), confirmaron a Efe fuentes del Departamento de Administración Penitenciaria italiana.
Provenzano (Corleone, 1933) murió en el hospital milanés de San Paolo, donde permanecía ingresado desde el 9 de abril de 2014 bajo régimen de aislamiento penitenciario.
Su estado de salud era muy delicado y sus condiciones se agravaron el pasado viernes a causa de una infección pulmonar, señaló Roberto Piscitello, director general de detenidos en tratamiento del Ministerio de Justicia.
No obstante, en sus últimos años ha permanecido bajo largos periodos de sueño, con un cuadro cognitivo muy limitado, sin poder hablar y en 2012 entró en coma profundo tras ser operado de la cabeza al caerse en su celda.
Considerado uno de los mayores criminales de la historia italiana, fue detenido el 11 de abril de 2006 en un caserío del municipio siciliano de Corleone, próximo a su casa familiar, tras permanecer prófugo durante 43 años.
Las fuentes señalaron que la última visita que recibió en vida fue el pasado domingo 10 de julio, cuando su mujer e hijos fueron autorizados a ver al mafioso en el centro hospitalario.
El criminal estuvo preso en la penitenciaria de Parma (norte) pero fue ingresado bajo régimen de aislamiento en el hospital milanés debido a que su estado de salud y su precario cuadro neurológico impedían su permanencia en la cárcel.
En los últimos años, su abogada, Rosalba di Gregorio, había solicitado sin éxito la revocación del régimen de aislamiento, conocido como “41 Bis”, y la suspensión de la pena de su cliente debido a sus delicadas condiciones de salud.
Conocido como “Zio Binu” (Tío Bernardo) o “U tratturi” (el Tractor, por su fuerza y determinación para disparar), Provenzano se convirtió en el sanguinario “jefe de jefes” de Cosa Nostra tras el arresto del criminal Toto Riina.
En los 42 años que permaneció huido de la Justicia, gestionó toda la actividad de la “Cosa Nostra” y ordenó centenares de asesinatos, lo que le convirtió en el “enemigo número uno” de las fuerzas del orden italianas.
Junto a su amigo Riina, desencadenó en la década de 1980 la “guerra de la mafia” contra el Estado italiano y contra los clanes rivales, una época que culminó con el asesinato de los jueces antimafia Giovanni Falcone y Paolo Borsellino en 1992.
Tras la detención de Riina, en 1993, tomó los mandos de “Cosa Nostra” y emprendió la conocida como “estrategia de la sumersión”, limitando las acciones violentas y públicas.
No obstante, sus crímenes a la sombra fueron castigados tras su arresto con una veintena de sentencias a cadena perpetua.