Expresidentes iberoamericanos ratifican apoyo a la paz de Colombia
EFE
Cuatro exmandatarios iberoamericanos expresaron este miércoles en Bogotá su apoyo al acuerdo de paz del Gobierno colombiano con la guerrilla FARC y exaltaron las bonanzas económicas que la nueva situación traerá al país.
La manifestación de apoyo la hicieron los expresidentes Ricardo Lagos (Chile), Ernesto Samper (Colombia), Álvaro Arzú (Guatemala), y el ex jefe del Gobierno español Felipe González en una mesa redonda del foro «Los beneficios de la paz».
González recordó cómo el nobel Gabriel García Márquez quiso ver la paz en su país y lo que habría disfrutado este momento en que se acerca la firma de la paz, que se hará el próximo 26 de septiembre en Cartagena.
“Seguro que encontraría la frase para que los colombianos entendieran la importancia del momento que estamos viviendo”, destacó.
El expresidente del Gobierno español (1982-1996) manifestó que es más fácil para un gobernante gestionar la guerra que intentar hacer la paz y destacó que uno de los retos es “crear ciudadanía”.
González comparó el actual proceso con la caída del Muro de Berlín y recordó que en aquel momento los correligionarios de los líderes que dirigieron Alemania, y que no habían vivido la división del país, se enfrentaron a la decisión.
“Estamos enfrentando una visión de la política con mayúsculas que se juega el futuro de Colombia y la de la política de cada día que se juega quién va a ser presidente en un año y medio”, dijo en referencia a quienes prefieren continuar en la guerra y quienes, como el presidente Juan Manuel Santos, han apostado por la paz.
Por su parte, Ricardo Lagos, presidente de Chile entre 2000 y 2006, destacó que la paz en Colombia hará que América Latina sea un “continente libre de guerra”, en un mundo “que no tiene buenas noticias en el resto de continentes”.
“Fueron capaces de lograr este evento inédito, a partir de las víctimas más que de los victimarios, ese es un hecho inédito”, subrayó sobre el acuerdo alcanzado al cabo de casi cuatro años de negociaciones en La Habana.
Lagos también hizo una comparación entre el plebiscito de su país en 1988 para decidir acerca de la dictadura de Augusto Pinochet y el que se celebrará el 2 de octubre en Colombia para que los ciudadanos se pronuncien sobre el acuerdo de paz con las FARC.
Entonces se estableció “una suerte de nuevo tejido nacional en donde (la sociedad) tiene que atreverse en un momento a soltar la verdad”.
Una década después de aquel referéndum en Chile comenzó a operar una comisión de la verdad y reconciliación, según recordó.
El expresidente chileno hizo hincapié en que una comisión presidencial puede establecer los mecanismos de la verdad pero no “hacer justicia porque eso corresponde a los tribunales”.
Esa situación, en su opinión, “la han resuelto muy bien” en Colombia, donde el Gobierno y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) acordaron un mecanismo de justicia transicional y la creación de una comisión de la verdad.
Samper destacó a su turno las ventajas de la paz. “Los costos económicos de la violencia señalan que nos cuesta alrededor del 2 % del PIB, ahí está la posibilidad de financiar la paz”, manifestó.
El exmandatario dijo que si termina la “coyunda de la violencia” en Colombia van a quedar dos cosas importantes: “la desnarcotización” de la agenda y que se “reconfiguren políticamente las fuerzas”.
Por ello, dijo que “solo en Colombia” se puede explicar que dos expresidentes como Álvaro Uribe y Andrés Pastrana puedan estar en contra del proceso de paz, puesto que todos los exmandatarios han intentado la paz.
Samper también destacó que la paz va a permitir reconstruir el tejido institucional, especialmente en las regiones donde la violencia ha sido más intensa.
Por último, el presidente de Guatemala entre 1996 y 2000, Álvaro Arzú, se mostró sorprendido porque a lo largo del foro se hayan tratado tanto los aspectos económicos de la paz que consideró “un milagro”.
“La paz no tiene precio”, dijo Arzú antes de recordar que él no sufrió directamente la guerra. Por ello, dijo que la paz “proporciona estabilidad”.
Sin embargo, Arzú alertó de que a los jóvenes no les interesa tanto la paz, algo que ya sucedió en su país donde fueron sometidos a consulta popular los acuerdos de paz firmados a partir de 1991 y fueron rechazados.
“Los viejos tenemos que aclarar que esos conceptos son equivocados, que la paz no tiene precio, la guerra sí”, concluyó.