Exhiben heces de animales en una exposición artística
EFE/FotoReferencial
El amor y la añoranza por sus animales llevó a Tracey Lee, antigua cuidadora de zoo, a recolectar sus excrementos durante décadas para hoy exponerlos de forma artística con la intención de crear conciencia sobre su sostenibilidad en «El origen de las heces».
«Suelo compararlos con tartas, ‘maltesers’ (bolitas de chocolate) o pasas con chocolate, algo bastante extravagante», explica a EFE Lee, zoóloga y artista, y así presenta su colección de defecaciones de animales exhibida en el centro cultural Fusebox en Kingston upon Thames, a las orillas del Támesis londinense.
En vitrinas cónicas, urnas transparentes o colgadas en un lienzo con su correspondiente iluminación, más de un centenar -todas inodoras- están expuestas cual obras de arte hasta finales de octubre.
Todo comenzó cuando el zoológico de Londres, para el que trabaja, decidió en los años 1990 trasladar a algunos elefantes y rinocerontes para darles más espacio, explica.
«Fue un momento bastante triste para mí», explica Lee, quien los cuidó durante doce años, en especial de Gita (el último elefante en irse) y Johs (rinoceronte negro).
En su despedida, algunos de sus excrementos yacían en el suelo y ella pensó que «es todo lo que nos queda», según rememora, por lo que decidió cogerlos, secarlos y “unirlos en un lienzo bajo el nombre ‘Las últimas cacas en el Zoo’, y los colgó en la pared de su baño.
Ahí, entre la disparidad de opiniones de amigos, familiares e invitados, «siempre era un tema de conversación, todo el mundo se reía», y decidió «recolectar los excrementos de todos los animales con los que trabajaba», relata Lee.
Sensibilización inodora
En la recolección de las heces, una de las que más le sorprendió fue la del gorila: «Son absolutamente extraordinarias, se parecen a un kebab gigante, todo el mundo que lo ve grita, chilla o rompe a reír», describe la cuidadora.
Sus favoritas son las del búfalo, aunque resalta la dificultad de obtenerlas. «He aprendido mucho sobre las mejores formas de secar excrementos», en la que el uso de la cola es fundamental, hasta tres capas, para eliminar el olor y mantener su brillo natural.
«Creo que la gente encuentra verdaderamente interesante ver tan de cerca el material», opina la zoóloga, y su libro de visitas así lo atestigua: «¡La mejor exposición del mundo!», se puede leer en una de sus páginas.
Entre sus mayores adeptos están los grupos escolares: «Me he quedado impresionada con sus preguntas, incluso cuando no puedes responderlas. Realmente se les queda en la mente».
Más allá del entretenimiento, detrás de esta singular exhibición subyace el deseo de «contar una historia sobre el planeta y los animales con los que compartimos la Tierra y su difícil situación», sostiene Lee, y para ello cada defecación cuenta con su nota descriptiva.
Esos textos detallan «cuál es la amenaza (que sufren), si es por la destrucción de su hábitat, debido a la contaminación en los océanos…».
«Cuando observas el excremento y lees la tarjeta, puedes interiorizar y entender que ese animal está en peligro crítico», expresa Lee, en una llamada a la sociedad a actuar. «Todo radica en nosotros, la razón por la que estos animales están en peligro es por nosotros.» EFE
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