Policía evacúa Frankfurt para desactivar bomba de la Segunda Guerra Mundial
ABC
Una orden de evacuación obligó a unas 70.000 personas a abandonar sus casas en Frankfurt, Alemania, luego de hallarse una posible bomba de la Segunda Guerra Mundial.
Desde las seis de la mañana, la policía ha ido comprobando puerta a puerta que la orden de evacuación había sido cumplida, antes de dar luz verde a la desactivación de una bomba HV-4000, una reliquia de guerra descubierta por casualidad en el transcurso de unas obras y que es la causante de las evacuaciones.
Antes de las once, habrán sido trasladados los últimos 500 ciudadanos con problemas de movilidad que habían solicitado ayuda de los bomberos. A partir de las doce, procederán los artificieros, que calculan que tardarán unas cuatro horas en desactivar la bomba de 1,8 toneladas que arrojó un bombardero británico en algún momento de la Segunda Guerra Mundial y que nunca llegó a estallar. Contiene unos 1.400 kilos de explosivos que podrían estar en perfecto estado, como han demostrados casos anteriores.
«En principio no es complicado. Se trata de instalar un dispositivo electrónico adherido a la rosca trasera, una abrazadera de cohete con la que se desatornillarán los detonadores a distancia. Pero en 2012 ya nos pasó una vez que la rosca estaba oxidada y el artefacto explotó durante la apertura, causando daños por valor de varios millones de euros. Aquella bomba era cuatro veces menos potente que esta, así que toda precaución es poca», explica el portavoz de la operación, bastante satisfecho con la marcha que lleva el vaciado de la ciudad.
El área de 1,5 kilómetros a la redonda en torno a la bomba pertenece al barrio financiero. Edificios como la sede del Bundesbank están incluidos en la orden de evacuación y para muchos de los habitantes de esta ciudad, con una posiblemente injusta pero muy sólida reputación de aburrida, la jornada de hoy constituye todo un acontecimiento. «La mayor parte de la población colabora», reconoce por teléfono un portavoz, aunque admite que la policía cuenta con cierta resistencia, por lo que un helicóptero equipado con cámara térmica sobrevolará la zona delimitada para comprobar si queda alguien escondido en casa y enviar, en ese caso, una pareja de agentes.
Para los responsables de la logística, lo más difícil ha sido evacuar los dos hospitales y las diez residencias de ancianos incluidas en la zona. Estos centros fueron ya vaciados ayer, las primeras 20.000 personas en salir del área, para evitar prisas. Para muchos ancianos se ha programado una jornada de excursión, aprovechando el buen tiempo, pero hay autobuses, ambulancias y centros médicos en alerta en varias ciudades de los alrededores, para afrontar cualquier imprevisto. También varios hospitales del sur de Alemania están colaborando con el operativo, acogiendo pacientes de unidades de cuidados intensivos.
«Me dijeron que la ambulancia vendría a por mí a partir de las ocho, pero eran las ocho y media y no había venido así que me dio miedo», explica Helga, una anciana de 82 años que vive sola y que temió tener que salir corriendo para evacuarse por su cuenta, «así que llamé a la policía y vinieron a casa dos agentes muy amables que me han traído a este autobús», dice ante las cámaras de la televisión local.
Para evitar que ladrones y otros criminales aprovechen esta oportunidad para allanar las viviendas, la Policía ha anunciado el despliegue de más efectivos ya desde el sábado, que patrullan constantemente las partes afectadas de la ciudad mientras los evacuados se limitan, en la mayoría de los casos, a esperar.
En las enormes instalaciones del Messehalle han sido instaladas largas mesas de madera y hay bocadillos y café a disposición de la población. Unos 140 voluntarios de los Johanniter se encargan de la distribución. «Hemos recibido por ahora unas 300 personas», recuenta su responsable, Oliver Pitsch.
El periódico Frankfurter Allgemeine ha regalado miles de ejemplares de una edición especial. En pantallas gigantes se sigue la operación a distancia y las imágenes muestran que la policía ha sacado a la fuerza a un hombre de su casa en la Hermannstraße. «Asegura que no sabía que su calle estaba dentro del área de la evacuación», explica uno de los agentes. «Pedimos por favor colaboración», repite el Alexander Kießling, uno de los responsables policiales, «pensemos que hay profesionales artificieros que se van a jugar hoy la vida para asegurar la seguridad de todos nosotros, así que lo menos que podemos hacer es colaborar».