Estos son los tres animales que sonríen de verdad - 800Noticias
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Redacción 800 Noticias

¡Sonríe! Responder a esta orden es fácil para los humanos. Incluso si lo último que nos apetece es reírnos, siempre podemos forzar una sonrisa. Es algo intrínseco a nuestra especie. ¿Pero qué pasa con otros animales? Es cierto que hay algunos cuya cara parece estar congelada en una mueca de sonrisa perpetua. También parece que otros animales sonríen en ocasiones determinadas. ¿Pero son risas o expresiones faciales con otros significado?

Todo depende del animal al que nos refiramos. Los cuentos infantiles están llenos de animales que se ríen cuando en realidad no hacen nada parecido. ¿Quién no ha visto las carcajadas de las hienas de El Rey León? Se representan como animales con una risa malvada, pero una risa al fin y al cabo. Sin embargo, ni son animales que sonríen ni son tan malos. Simplemente emiten unas vocalizaciones que recuerdan a las carcajadas humanas. Y son carroñeras, pero eso no las convierte en malvadas.

También es habitual que los cuentos o dibujos animados representen al hipopótamo como un animal sonriente. Incluso existe un dulce conocido como Happy Hippo. Sin embargo, a pesar de que la postura entreabierta de su boca se asemeja a una sonrisa, son animales bastante poco amigables. Violentos, de hecho. ¿Y qué decir del quokka? Este animal que se asemeja a un osito de peluche sonriente nos hace morir de amor cada vez que lo vemos, pero simplemente se trata de la expresión de su cara. No está sonriendo y, de hecho, no duda en defenderse si se siente amenazado. Por eso, las urgencias de la isla australiana en la que vive reciben continuamente visitas de turistas que han recibido un mordisco mientras intentaban hacerse un selfie.

Ahora bien, dejando eso a un lado, sí que hay animales que sonríen. La mueca entreabierta de su boca es una sonrisa. A veces la utilizan para comunicarse entre ellos y otras para dirigirse a los humanos. Aunque la intencionalidad no siempre es exactamente la misma que tenemos nosotros.

El reciente caso de la sonrisa del delfín

En un estudio publicado recientemente, un equipo de científicos italianos y franceses ha publicado sus hallazgos sobre uno de los animales que sí sonríen: el delfín.

Concretamente, se han centrado en el delfín de nariz de botella (Tursiops truncatus). Todos visualizamos a estos mamíferos marinos como animales alegres, tanto por su comportamiento juguetón como por esa mueca que tanto se asemeja a una sonrisa. No lo hacen siempre, por lo que podría ser que cuando abren la boca su intención sea realmente jugar. O podría ser que no.

Para comprobarlo, estos científicos analizaron 80 horas de vídeo en las que aparecían 22 delfines grabados en un parque acuático. Se centraron sobre todo en sus muecas cuando jugaban con otros delfines, con cuidadores o solos. En todo ese tiempo, hicieron el gesto de la boca entreabierta a modo de sonrisa un total de 1.228 veces, de las cuales el 92% tuvieron lugar cuando jugaban con otros delfines. Claramente hay un patrón. Además, vieron que solían hacerlo cuando el otro delfín les miraba. Se comunicaban con la sonrisa. Y, por si eso fuese poco, en un tercio de los delfines se vio un contagio de sonrisa. Cuando un delfín entreabría la boca, el otro también lo hacía.

Esto no asegura que se trate de una sonrisa, pero sí que da muchas pruebas a favor. De todo lo que se ha estudiado sobre animales que sonríen, este parece lo más parecido a la risa humana fuera del orden de los primates.

Claro, los primates también son animales que sonríen

Lógicamente, hay primates en esta lista de animales que sonríen. Por ejemplo, se ha visto que los músculos faciales de los chimpancés les permiten sonreír de una forma muy parecida a la que lo hacemos nosotros. De hecho, pueden adaptarla a las circunstancias, riendo más o menos ampliamente, según la situación.

Se han realizado estudios que utilizan sistemas de codificación para comparar la sonrisa de chimpancés con la humana y se ha visto que, efectivamente, son capaces de sonreír exactamente igual que nosotros. Es algo que ocurre principalmente durante el juego social, por lo que no es una casualidad.

¿Tu perro te sonríe?

¿Quién no ha sentido alguna vez que su perro le sonríe al mirarle a la cara? La realidad es que sí lo hace, pero no exactamente con el mismo fin que nosotros.

Estos animales tienen un rango de expresiones faciales mucho más reducido que el nuestro. Por eso, los veterinarios recomiendan mirar todo su cuerpo a la hora de interpretar cómo se sienten. Es cierto que el hocico hacia arriba y la boca entreabierta enseñando los dientes se puede ver como una sonrisa. Pero también es una señal de nerviosismo. Por eso, es necesario fijarse en más factores. Si los músculos están relajados y la cola hacia abajo o en movimiento, posiblemente estarán contentos. Podría verse como una sonrisa. Pero si se tensan, elevan las orejas y respiran alterados, puede ser ansiedad.

Ahora bien, cuando estos animales sonríen no lo hacen porque se divierten jugando con iguales, como los delfines o los chimpancés. Es un rasgo de su domesticación y parece ser que con ellos intentan manipularnos para conseguir lo que quieren.

Se vio en un estudio en el que se puso un recipiente cerrado con carne en frente de un grupo de lobos y otro de perros. Los lobos intentaban abrirlo, sin más. En cambio, los perros miraban a los humanos con esa media sonrisa encantadora. ¿Cómo no les vas a abrir el recipiente si te miran así?

¿Son los cerdos animales que sonríen?

Con los cerdos hay cierta confusión. A menudo se muestran como animales que sonríen en páginas de activismo vegano. El objetivo es demostrar que son animales muy emocionales, que sienten y padecen. Y esto es cierto, pero no se puede decir exactamente que sonrían.

Se ha comprobado que cambian sus expresiones faciales cuando miran a otros cerdos, dependiendo de su estado de ánimo. Esto ha llevado a algunos científicos a desarrollar algoritmos de inteligencia artificial capaces de relacionar su estado con los cambios en su cara. Así, se puede saber cuándo están sufriendo por alguna enfermedad, por ejemplo. Pero no se ha podido determinar una mueca comparable a la risa.

Aun así, por supuesto, son animales emocionales que sienten y padecen, como todos. Los humanos no somos tan especiales como nos creemos al compararnos con otras especies.

Dicho esto, la próxima vez que te sonría un trabajador de cara al público, devuélvele la sonrisa. Sin un delfín puede, tú también.

Con información de Hipertextual

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