Estas son las propuestas económicas del ministro Luis Salas
Redacción.- El presidente Nicolás Maduro designó este miércoles a Luis Salas como vicepresidente de Economía y ministro de Economía Productiva. El sociólogo (UCV), profesor universitario e investigador de la Universidad Bolivariana de Venezuela (UBV) compartió en su blog Sur-Versivo, las propuestas que llevó al Congreso Económico del Partido Socialista Unido de Venezuela (Psuv).
Estas son las propuestas que presentó el ministro Salas:
1. Reformar la actual Ley del Trabajo e introducir una indexación de los salarios a la tasas de ganancias, de manera de brindar un mecanismo de protección del los trabajadores ante la distribución regresiva del ingreso en el marco de la guerra económica y la hiperespeculación. Sobre esto José Gregorio Piña y yo tenemos avanzada una propuesta que la podemos poner a la orden del Ejecutivo Nacional.
2. Ampliar la política de Precios Justos iniciando un proceso de certificación de los mismos y de incorporación de rubros sensibles que actualmente quedaron la fijación de sus precios en manos de los privados (mediante el PMVP), pero cuya incidencia en la especulación es notoria. Este es el caso por ejemplo de los repuestos para vehículos y autopartes que impactan en toda la cadena de comercialización. Debe a este respecto abordarse toda la cadena de cada uno de los bienes sujetos a protección, en el entendido que si bien hay que garantizar la rentabilidad de quienes los producen o comercian, el sentido original de esta política es garantizar el acceso de las personas a dichos bienes.
3. Lo ideal sería a este respecto llamar a un congelamiento de precios. El problema con el congelamiento es la incapacidad del Estado para hacerlo cumplir. Pero además de que pienso que parte de dicha “incapacidad” es deliberada, lo cierto del caso es que resulta urgente hacer un corte de la carrera hiperespeculativa para poder reconstituir un sistema referencial de precios reales sobre el cual manejarse. A este respecto, una de las principales victorias de la guerra económica es desbaratar el sistema referencial de precios, de modo que al nadie saber cuánto cuesta exactamente nada todos somos más proclives a ser especulados y especular.
4. Iniciar una campaña de incorporación de la población a la defensa de la política de Precios Justos en términos amplios. Es decir, no puede segurse planteando como un problema del Estado y los chavistas contra los especuladores sino de la población toda. Para ello se han propuesto en otras instancias múltiples mecanismos, que van desde la contraloría como el acceso a la información para eliminar las asimetrías que padecen los consumidores, hasta constituir comités y colectivos de ciudadanos y ciudadanas que activen en la exigencia de que le sean respetados sus derechos hasta de formar mecanismos alternativos de consumo, como las compras colectivas y de acuerdo con productores saltándose a los intermediarios. Experiencias exitosas de esta naturaleza ya se están generando, lo que hay es que apoyarlas y visibilizarlas.
5. Dotar a la Sundee de una verdadera herramienta para la determinación, fiscalización y el seguimiento de costos y precios, tanto nacionales como internacionales. Lo que ha quedado demostrado en esta coyuntura es que el mismo no existe o en todo caso es extremadamente frágil, muy dependiente de la información que entregan los agentes económicos objetos de control, lo cual dice mucho de su fiabilidad desde todo punto de vista.
6. Iniciar una campaña de ahorro familiar y personal que defienda a la gente de la especulación, contando para ello con los instrumentos que brinda tener una banca pública robusta.
7. Avanzar en la propuesta planteada por el presidente Chávez y reafirmada por el presidente Maduro de consolidar la red pública de distribución.
8. Fortalecer la red pública de comercialización, pero además sumar a la misma a sectores privados y de economía popular y alternativas (EPS, cooperativas, etc.) que la refuercen y hagan contrapeso al sector privado especulador. A este respecto, hay que aprovechar que la propia guerra económica causa redistribuciones desiguales de los ingresos entre los propios comerciantes y productores a los cuales hay que convencerlos -‐hasta donde sea posible-‐ que sus intereses están más del lado de la población asalariada que forma la demanda de sus bienes, que de los monopolios y roscas que los especulan también a ellos. Para eso existen políticas de incentivos que de alguna manera deben acompañar a las de desincentivo y control.
9. Tener un plan coherente de industrialización que tenga como principios no solo “producir mas” sino democratizar y diversificar la producción bajo otras formas de producción distintas a las privadas, y a la par, cuyo objetivo inmediato sea abastecer el mercado interno, sin desmedro de crear condiciones para cubrir el mercado externo o de enfocarse en políticas de exportación planificadas y especificadas sobre todo con países aliados.
10. No se puede seguir hablando de déficit fiscal manteniendo los actuales niveles de elusión y evasión fiscal. En este sentido, incluso sin entrar a hacer revoluciones tributarias profundas, solo con avanzar sobre esos tópicos podemos tener como Estado un mejor balance contable que por lo demás no tiene los problemas de explosividad social y económica que inevitablemente viene aparejado con el precio de la gasolina.
11. Tener una verdadera política comunicacional en materia económica que no solo sea muy dinámica y pedagógica de los temas abordados sino que sirva para recuperar las expectativas positivas de la población. No solo podemos limitarnos a defender lo que ya hicimos sino que tenemos que dejar claro que, de hecho, el único proyecto que representa una mejora en las condiciones de vida de la población es el chavismo. Esta política comunicacional no puede ser autorreferencial, dirigida a los ya convencidos sino a los que aún no lo están o tienen dudas. Tampoco estigmatizadora del otro (la gente sin conciencia, etc.) y tener capacidad de convocar hacia delante, hacia el futuro, que es de hecho lo que siempre hizo el chavismo.
12. Y por último, pero no menos importante, ser coherentes en los mensajes y en las medidas que se toman a partir de los mensajes. En buena medida son los problemas de contradicción, falta de coordinación e inconsecuencia en lo que hacemos lo que nos termina afectando más que las acciones de nuestros enemigos.