Esposas de los reservistas plantan cara a Putin en contra la guerra
EFE
El presidente ruso, Vladímir Putin, tiene un problema en la retaguardia mucho más grave que la escasez de soldados. Son las esposas de los cientos de miles de reservistas que combaten en Ucrania, que se han unido en un movimiento popular para demandar al Kremlin el fin de la movilización indefinida.
«Aspirar a una vida normal es algo arriesgado en nuestra realidad actual, pero el riesgo de que mi marido muera es un millón de veces mayor de que yo reciba una multa. La elección es evidente», comentó a EFE una de esas mujeres en condición de anonimato.
El movimiento «Camino a casa» envió hace una semanas un manifiesto a Putin en el que exige el inmediato retorno a casa de sus maridos, que fueron movilizados en septiembre de 2022 por decreto presidencial.
Reservistas sin billete de vuelta
La mujer relata que su marido se encontraba entre los 300.000 reservistas que fueron movilizados por orden de Putin justo antes de la anexión de cuatro regiones ucranianas.
«En noviembre ya fue a parar a la zona de la operación militar especial. En casa me quedé yo y nuestra largamente esperada hija de dos meses», explica.
En marzo, ella empezó a escribir cartas, a las que aún no ha recibido respuesta oficial. «Lo más importante que hay es la libertad de elección y la vida humana», señaló.
Desde entonces, ha vuelto solo en dos ocasiones para cortos permisos. «Él cuenta muy poco sobre lo que ocurre allí, en ese universo paralelo. Sólo dice que muchos hombres está muy cansados físicamente, pero más aún moralmente», explica.
«Cansados de la injusticia y la incertidumbre. Mi marido quiere estar con su familia y no entiende cómo le debe tanto al Estado que no hay respuesta sobre cuando estará en casa», señala.
Manifiesto dirigido a Putin
Todo comenzó en agosto. Ante la falta de respuesta de las autoridades, las mujeres, que también incluyen a hermanas y madres de reservistas, crearon un movimiento, que se ha mostrado muy activo desde entonces.
«Simplemente llegamos a un punto en que nos cansamos de pedir y ahora exigimos lo que estipula la Constitución», explica la fuente.
Las autoridades no vieron con buenos ojos su activismo y les prohibieron manifestarse, algo que no les impidió salir a la calle, lo que provocó que la policía se personara en sus domicilios para llamarles la atención.
Éstas no se arredraron y publicaron un manifiesto y una petición en las que acusaron a Putin de «promesas vacías», pidieron un año de plazo límite de servicio en el caso de los reservistas y proclamaron que «la movilización fue un terrible error».
«Esperemos que el presidente atienda nuestras ansias, ya que nosotros también somos votantes», advierten, en alusión a las elecciones presidenciales de marzo de 2024 en las que el líder ruso buscará la reelección.
Estas mujeres niegan que busquen «provocar la desestabilización de la situación política», pero añadieron: «No existen orcos y elfos. Hay propaganda e instigación del odio. Hay política y gente corriente en manos de los políticos».
Con todo, el jefe del comité de Defensa de la Duma, Andréi Kartapólov, mantiene que los movilizados solo regresarán a sus hogares «después de que concluya la operación militar especial».
Retorno a 1941
A la veterana presidenta de la Unión de Comités de Madres de Soldados, Valentina Mélnikova, la situación actual no le recuerda a la invasión de Afganistán o a las dos guerras de Chechenia, sino a la Gran Guerra Patria (1941-45).
«Esto me recuerda a lo que pasaba con los milicianos en 1941. Enviaron al frente a gente sin experiencia militar», comentó en conversación telefónica con EFE.
Mélnikova, que vela por los derechos de los soldados rusos desde hace más de 30 años, cree que entonces la Unión Soviética «no estaba preparada para la guerra desde el punto de vista organizativo».
«Y ahora tampoco estábamos preparados para una guerra larga», añade, en alusión a la campaña militar ordenada por Putin en febrero de 2022.
Con respecto a las demandas de las esposas, admite que la situación con los reservistas es «crítica», ya que combaten sin apenas descanso desde hace más de un año hombres de más de 40 años.
«Hay muchos heridos y aturdidos. Y el trato es inhumano. Sus demandas son correctas, pero cuando exiges algo al Estado, hay que mostrarle el camino, ofrecerle una alternativa», apuntó.
Ella considera que el problema está en la ley de movilización, que no incluye plazos de servicio para los reservistas.
«Hay dos salidas, ya que ahora mismo no hay base legal. O se retira el decreto presidencial y se incluye un plazo de servicio. O se aprueba una nueva ley», sentencia.
Foto referencial
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