España trabaja por una Inteligencia Artificial en castellano

EFE

Para evitar la «colonización tecnológica», España lidera la batalla por el desarrollo de la Inteligencia Artificial (IA) en lengua castellana, afirma la secretaria de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial, Carme Artigas.

«Consumimos productos que se desarrollan en otro idioma y que nos los han traducido, pero en su base no tienen la diversidad cultural y dialectal que existe en la riqueza del español», explicó Artigas en una entrevista con EFE en Bogotá donde participa en el IV Foro Colombia-Unión Europea.

Asimismo, Artigas insistió en la importancia de que los países hispanohablantes no se limiten a ser «espectadores y consumidores» de la tecnología sino también «creadores y actores principales» de ella al constituir una fuente de oportunidades para el desarrollo económico.

En este sentido, España lanzó el año pasado el proyecto estratégico «PERTE, Nueva Economía de la Lengua», una iniciativa dirigida a los hispanohablantes del mundo, con la que se pretende aprovechar el potencial del español en el ámbito científico y técnico, y en el de la IA.

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«El objetivo es crear el mejor corpus en español que exista para el entrenamiento de modelos de algoritmia tanto de lenguaje natural como otro tipo de procesamiento de textos», explicó Artigas.

Posteriormente, este corpus se pondrá a disposición de la academia y la industria de manera gratuita, incentivando así el desarrollo de aplicaciones que puedan resultar de utilidad en un futuro marcado por la interacción «hombre-máquina».

Una «destrucción creativa»

Tras recordar que actualmente el liderazgo de la Inteligencia Artificial lo tienen EE.UU. y China por su número de publicaciones e ingentes cantidades de dinero, la secretaria destacó que esta es la «primera vez en la que el desarrollo científico y tecnológico se da antes en la industria que en la academia».

En relación con el impacto de la IA sobre la vida de las personas, Artigas llamó a no tenerle miedo a la tecnología ya que esta «ayuda a potenciar la capacidad humana».

Del mismo modo, Artigas aseguró que pese al temor que inunda a las sociedades por las posibles pérdidas de puestos de trabajo derivadas de la IA, «hoy se necesitan cuatro veces más personas técnicas de las que disponemos».

No obstante, reconoció que los empleos de «menor valor añadido» que implican una «automatización de tareas» desaparecerán en pro de liberar otras capacidades del ser humano que pueden aportar algo distinto a las máquinas.

«Evidentemente hay puestos que desaparecen, pero hay muchos más que se crean. Es una destrucción creativa», insistió.

A propósito de esta incidencia de la IA sobre las personas, Artigas reivindicó la importancia de comenzar a medir el impacto de la tecnología en términos de emisiones y de apostar por los «algoritmos verdes» que ayudan a reducir la huella de carbono.

Límites éticos y ciberseguridad

Pese a que para la secretaria la digitalización puede ser de gran utilidad en el sector público o incluso en el ámbito de la salud, reiteró la necesidad de fijar límites «éticos y morales» para garantizar en el mundo «online» los derechos del «offline».

«Estamos reclamando el derecho a no ser discriminado por un algoritmo, pero eso requiere auditar un algoritmo para supervisarlo», explicó, al tiempo que adelantó que España será «el primer país del mundo en tener una agencia estatal de supervisión de la IA».

En consecuencia, Artigas llamó a los países iberoamericanos a sumarse a la Carta Iberoamericana de Derechos Digitales que se presentará en la Cumbre Iberoamericana de Santo Domingo a finales de este mes.

Esta carta, según precisó a EFE, constituye una suerte de «hoja de ruta» para futuros procesos legislativos y una «inspiración» sobre hacia dónde deben dirigirse los límites al desarrollo tecnológico.

Por otra parte, Artigas reparó en la importancia de que los países inviertan en ciberseguridad dado que este tipo de amenazas representan «el crimen organizado número uno del mundo por delante del narcotráfico y de la prostitución».

«Hay una amenaza real, muchas veces auspiciada por grupos criminales e incluso por gobiernos para desestabilizar países. Por eso, la geopolítica de hoy no se entiende sin políticas de seguridad nacional que incorporen la ciberseguridad», concluyó.

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