España investiga a la plataforma que promueve las protestas en Cataluña - 800Noticias
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EFE

Las protestas en Cataluña contra la sentencia judicial a los líderes del intento independentista de 2017 han estado encabezadas por la Tsunami Democràtic, una nueva plataforma que actúa a través de redes sociales y de forma anónima.

Este grupo, que utiliza las redes sociales para canalizar las instrucciones a sus seguidores, está ya bajo investigación del Ministerio del Interior español.

El colapso ayer en los accesos al aeropuerto de Barcelona-El Prat, pocas horas después de conocerse las condenas dictadas por el Trikbun, fue planificado por esta plataforma a través de un canal de Telegram y Twitter, tras haber convocado a la gente a concentrarse en el centro de Barcelona a la espera de unas indicaciones que llegaron después.

Su aparición, entre llamamientos constantes a la movilización «pacífica», busca eclipsar el protagonismo que han tenido en los últimos meses los Comités de Defensa de la República (CDR), que con su estructura anarquizante y reacia a supeditarse a estrategias institucionales incomoda al independentismo oficial, por el temor a que sus acciones agrieten el discurso tradicional de un movimiento no violento.

La plataforma surgió el pasado 2 de septiembre, con una nueva cuenta en Twitter que llamaba a «recuperar la iniciativa» y a usar la «desobediencia civil» y la «no violencia» para responder a la próxima sentencia judicial.

Al instante, dirigentes de todas las formaciones y entidades independentistas se hicieron eco del perfil, dándole notoriedad. En días posteriores impulsaron varias acciones pacíficas para darse a conocer y crearon un caldo de cultivo para posicionarse como un actor a tener en cuenta en los próximos meses.

SECRETISMO Y REDES SOCIALES

El secretismo con el que trabaja emula en la forma al llamado «Estado Mayor» que, bajo la batuta del anterior gobierno regional catalán, organizó el ilegal referéndum independentista del 1 de octubre de 2017.

«Terminaremos sabiendo quién está detrás de estos movimientos del Tsunami Democrático», aseguró el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, cuyo departamento ya investiga este movimiento.

Carece de portavoces o dirigentes visibles, un rasgo que comparten con los CDR, aunque a diferencia de estos grupos no funcionan como una suma de grupos descentralizados, sino a partir de una matriz que elabora estrategias y dosifica sus mensajes.

Además, no quieren tener líderes identificables que puedan ser juzgados y condenados.

El Tsunami Democrático resume sus reivindicaciones en «derechos, libertad y autodeterminación». Su idea es promover, de forma intermitente, acciones de «desobediencia civil» desde una perspectiva «no violenta».

En su página web disponen de un manual con «directrices de la no violencia» que, avisan, deben ser aceptadas por todos los participantes en las movilizaciones de la plataforma.

En los primeros pasos, Twitter y Telegram han sido sus principales vías de comunicación. Entre ambas redes sociales suman más de 400.000 seguidores.

Para coordinar las próximas movilizaciones han lanzado una aplicación móvil singular: no se puede encontrar en las centrales de descarga de aplicaciones usuales y, para acceder a su contenido, hace falta escanear un código QR «de confianza».

Al usar este sistema, el Tsunami quiere esquivar posibles vetos en las ‘app store’ comunes, así como dificultar la clausura de la aplicación por parte de las autoridades.

A nivel interno, funcionan como un motor en el que cada pieza sabe cuál es su cometido y se coordina con las demás, trabajando en compartimentos estancos y tratando de proteger al máximo la identidad de sus componentes, incluso entre ellos.

Además, al no avanzar las convocatorias, refuerzan el factor sorpresa y el mensaje de que pueden aparecer en cualquier momento en cualquier parte.

En un primer momento, dirigentes de los partidos independentistas compartieron el perfil de Tsunami y, ayer, dirigentes de los partidos independentistas se sumaron a las apelaciones a la movilización en el aeropuerto -en busca de un «efecto Hong Kong»-, unas protestas que respaldó el presidente regional, Quim Torra, pese a los choques entre la policía regional y manifestantes.

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