España ante las puertas de la ingobernabilidad - 800Noticias
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Por: José Antonio Castro

Incertidumbre, parece ser la palabra más acertada a la hora de describir el futuro político de España. El resultado de las elecciones celebradas el 10 de noviembre, no solo han dejado más desconcierto entre el ciudadano común, trabajadores, empresarios y la comunidad internacional, sino también han dado por sentada la reconfiguración del espectro político en ese país europeo. Por primera vez, desde 1978, la ultra derecha luce fortalecida, luego de una contienda electoral. Si los comicios del 28 de abril pusieron de manifiesto un escenario bastante variopinto, al que se incorporaba Vox como nuevo actor a tomar en cuenta a nivel nacional, las elecciones del 10 de noviembre dejaron en muchos españoles y el resto de los países europeos, el temor de una clara radicalización de la extrema derecha ante sus adversarios de la izquierda. Y con justificada razón. Si hace siete meses, Vox anunciaba su ingreso a la primera división de la política española con la incorporación de 24 diputados, el 10 de noviembre la organización de ultra derecha que encabeza Santiago Abascal, emergía como la gran vencedora de la jornada, tras conquistar 52 curules en el Congreso de los Diputados, 28 más que hace siete meses. Insistimos en que Vox fue el gran vencedor porque ningún otro de los actores registró una ganancia tan considerable, en relación con los comicios de abril.

A pesar del acuerdo, o más bien preacuerdo, firmado por Pedro Sánchez y Pablo Iglesias apenas 36 horas después de las elecciones, el desconcierto se mantiene, y quizá con fuerza. Ambos están sumados a la titánica labor de concretar acuerdos con otras organizaciones para cubrir los 176 curules necesarios para la investidura. Dudamos que organizaciones como Más País, por ejemplo, representen un escollo, pero vaya que tienen mucho que negociar con los partidos nacionalistas. Depender de estas organizaciones incomoda a muchos, incluso dentro del propio PSOE.

El espectacular repunte de Vox jamás fue interpretado como una clara posibilidad de la derecha de volver a gobernar en España. Las matemáticas nunca le dieron para alcanzar los 176 diputados que se requieren para investir a un Presidente de Gobierno. El Partido Popular, si bien en cierto que experimentó una clara mejoría en relación con los comicios de abril, apenas ganó 88 escaños, 22 más que los obtenidos hace siete meses. La suma entre ambos partidos -Vox y PP- apenas da para 150 diputados, bastante lejos del mínimo requerido y sin posibilidades de sumar más, porque Ciudadanos, el otro actor del célebre triunvirato de Plaza Colón, apenas obtuvo 10 diputados, 47 menos que en abril, lo que representa una de las peores debacles en la historia política de España, solo comparable a la de UCD, en 1982.

No son pocos los expertos en asuntos políticos que aseguran que Ciudadanos fue herido en el ala a raiz de tal acercamiento y desde entonces poco hizo para no caer en una serie de errores cuyo desenlace no pudo ser peor: la dimisión de su líder indiscutido, Albert Rivera. Para Juan Rodríguez, profesor de Ciencia Política de la Universidad de Valencia, los naranjas nunca aprovecharon la oportunidad de hacer gobierno con Pedro Sánchez, luego del 28A; y menos en Andalucía, Madrid y Barcelona, en las municipales y autonómicas realizadas luego de las generales. «Rechazó las tres, dando todo el protagonismo a Vox y a los independentistas, y renunciando con ello a su doble promesa. Y consecuentemente, sus votantes le han abandonado. En política no existe el extremo centro», señaló el catedrático al diario El País.

Entonces, considerar que Ciudadanos pueda sumarse a la fórmula de gobierno (PP – Vox) parece inviable. Dados los recientes acontecimientos, marcar distancia de esas organizaciones, o cualquier cosa que huela a extrema derecha, parece ser lo más acertado. Ahora, tampoco parece posible que la tolda naranja respalde la propuesta de Sánchez, mientras estén involucrados los nacionalistas en un eventual pacto de gobierno.

Si no es derecha, ¿entonces es izquierda?

Es un hecho, en España existe una izquierda desdibujada, y prueba de ellos fue la necesidad de convocar nuevas elecciones para Jefe de Gobierno. Pedro Sánchez apostó por ello y la jugada le salió muy cara. Al final, ha tenido que tragarse sus propias palabras y, para allanar el camino de su proclamación, no le ha quedado otra opción que aceptar la propuesta de un «gobierno de coalición» que siempre sostuvo Pablo Iglesias, y no la de un «gobierno de colaboración», como pretendía el líder del PSOE. Sí, existe una enorme brecha entre ambos términos. Pero en la política, olvidar es casi una regla. Quién recuerda ya los insultos de parte y parte.

Desbloqueo, por ahora

Si existe alguna posibilidad lógica de conseguir los 176 diputados necesarios para alcanzar una investidura, es solo en los dominios de los partidos de izquierda. Al menos por ahora. Y aun así, esa posibilidad luce muy complicada, en las primeras de cambio. Sánchez parece haber asegurado el respaldo de Unidas Podemos, pero podría necesitar un empujoncito de organizaciones nacionalistas, como el PNV. Incluso del mismo Ciudadanos. En el caso de Esquerra Republicana de Cataluña, muy cercana a Podemos, podría jugar un rol determinante para las aspiraciones de Pedro Sánchez de ser Presidente de Gobierno.

¿Es posible que a través de la abstención, los Populares despejen la vía para la investidura de Sánchez y así evitar que los separatistas o nacionalistas sigan cogiendo vuelo? Pues, nada está descartado con los azules, quienes el mismo domingo aseguraban que votarían en contra. Vox ya reafirmó su postura: ¡No es no!

Quién es capaz de negar que se avecinan tiempos difíciles en el parlamento español. Incluso, aceptado que sí haya investidura. Vox, el gran vencedor de la jornada, ya ha anunciado que sus 52 diputados van con la única misión de hacer una férrea oposición. Los nacionalistas parecen haber cogido un segundo aire, al tiempo que a Ciudadanos toca la ardua tarea de recomponerse, luego del tsunami que pasó por ellos el 10N. Si Sánchez logra ser investido, el panorama que se vislumbra en el Congreso luce de un oscuro tirando a negro. Aprobar leyes y presupuestos será la peor de las batallas para los rojos y sus aliados de izquierda.

Los resultados de las elecciones del 10 de noviembre ratifican que el descontento, la frustración y la decepción aumenta entre los españoles; los ingredientes que suelen capitalizar las organizaciones populistas de la extrema derecha o la extrema izquierda. Vox es prueba de ello y una advertencia que sería insensato no tomar en cuenta. El tema del bipartidismo -PSOE y PP- ha venido ganando fuerza, luego de la estrepitosa caída de Ciudadanos y el debilitamiento paulatino de Podemos en los últimos años. Amanecerá y veremos, en tiempos nada fáciles, con el Brexit a punto de concretarse y una recesión económica de la que pocos, o nadie, podrán escapar.

José Antonio Castro

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