Escribir del suicidio sin renglones torcidos ni falsos mitos - 800Noticias
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Redacción 800 Noticias

Así lo han defendido los profesionales y especialistas invitados por la Agencia EFE, en la presentación de su guía para el tratamiento informativo del suicidio, en vísperas del Día Mundial de Prevención del Suicidio, 10 de septiembre.

Los ponentes, Pilar Aparicio, directora general de Salud Pública; Andoni Anseán, presidente de la Fundación Española para la Prevención del Suicidio; Cecilia Borrás, presidenta de la Asociación de Supervivientes Después del Suicidio, y Gabriel González, periodista y autora del libro “Hablemos del suicidio”.

El acto, una mesa redonda por internet, ha contado también con la participación de la presidenta de EFE, Gabriela Cañas y el coordinador de la guía y secretario del Consejo de Redacción de Efe, Tomás Andújar.

Estas han sido sus reflexiones

Pilar Aparicio:

El suicido era una palabra “demonizada” que llevaba a no abordar o hablar de forma clara del tema y es importante que los medios de comunicación hablen del mismo, que “se rompa el paradigma previo del silencio (…) Constituye un problema social y también de salud pública, con cifras escalofriantes: cada día fallecen una media de diez personas”

Aparicio ha instado a los periodistas a cubrir esta realidad con sensibilidad, responsabilidad, lejos del sensacionalismo, con un lenguaje cuidado y con datos y fuentes fiables.

Andoni Anseán:

El suicido y la conducta suicida en general está hoy más presentes en los medios de comunicación, “que venían de una tradición histórica de silenciar el tema” y sí hay que informar, pero con sensibilidad, responsabilidad, sin sensacionalismos y con acompañamientos de datos.

Ha reconocido que es un asunto muy complicado de abordar porque se está siempre en el filo de quedarse corto o pasarse en esa información: es fina la línea que separa el “efecto llamada” del “efecto protección”.

También ha considerado que la población es sensible a lo que conoce, no a lo que no conoce y “a veces tenemos un elefante en la habitación que no queremos ver”.

Cecilia Borrás:

Informar mal sobre el suicido afecta “muchísimo” a los supervivientes. Produce “muchísimo dolor” a la familia del fallecido.

En estos casos, “se aportan datos que no ofrecen ningún interés, como los datos personales, el lugar, el método..” y ha lamentado que “desgraciadamente” la muerte por suicidio se suele publicar en la sección de sucesos.

A su juicio, ello aumenta la visión estigmatizada, por lo que ha insistido en que los medios pongan más el foco en la resiliencia de los supervivientes, de manera que otras personas en riesgo comprendan que los problemas de la vida son temporales y tienen solución.

Convencido de que las cosas están cambiando en la información que se da sobre este problema, ha valorado que cada vez hay más conciencia en los periodistas para hablar y “romper un silencio” que solo servía para perpetuar el tabú y el estigma.

Y en este nuevo abordaje informativo ha defendido que el tema debe tratarse como se hace hoy con la violencia machista y centrarse más en la prevención.

En su opinión, este cambio va en la línea de lo que pide la sociedad, que es una colaboración de todos los agentes concernidos en esta problemática y ha instado a hablar más del suicidio, pero no de los casos concretos, “porque pertenecen al ámbito privado y no debemos entrar en ellos”.

La presidenta de EFE, Gabriela Cañas, ha resaltado que el suicidio es un tema “realmente delicado, un drama humano y social”, y se ha mostrado convencida de que la guía aportará ideas y soluciones para cubrir este tema por parte de los informadores.

El coordinador de la guía, Tomás Andújar, ha recordado que ya hace 20 años la Organización Mundial de la Salud (OMS) elaboró y difundió un documento con recomendaciones para los medios de comunicación.

Suicido: una muerte cada 40 segundos
En este texto, la organización para la salud de la Naciones Unidas refiere también que está probado que la información correctamente enfocada contribuye a reducir los suicidios.

El organismo internacional realiza una serie de recomendaciones sobre cómo informar de los suicidios que son la base de las directrices que se recogen en la guía de EFE.

El objetivo es contribuir desde los medios de comunicación a la prevención de este problema que causa al año 3.500 muertes sólo en España.

En el mundo cada 40 segundos se suicida una persona.

Escribir del suicidio: la guía
Se trata de un manual en el que EFE se compromete a no informar de una muerte por suicidio como un mero suceso y a atribuir un fallecimiento a un suicidio solo cuando tenga confirmación de fuentes fidedignas.

Entre sus recomendaciones se establece que siempre que sea posible, hay que evitar describir de forma detallada el método empleado y que es imprescindible respetar la intimidad y el dolor de las familias de la víctima.

La guía recomienda asimismo que no se asociará una muerte por suicidio a valores con connotaciones positivas como el heroísmo, la valentía o el romanticismo e insta a evitar expresiones morbosas y sensacionalistas.

Desmontando falsos mitos
En 2015, Carles Alastuey y la Asociación Después del Suicidio publicaron el documento “Mitos y creencias equivocadas respecto a la muerte por suicidio”.

Estas han sido recogidas también en el manual de recomendaciones para los medios del ministerio español de Sanidad y dicen así:

• No es cierto que todas las personas que mueren por suicidio o lo intentan sufran un problema de salud mental.

Es cierto que las personas que sufren trastornos mentales mueren a causa del suicidio en una proporción mucho mayor que la población en general, pero la cuestión que parece ser común en el suicidio es la existencia de un gran sufrimiento emocional.

• No es cierto que el suicidio sea hereditario.

• No es cierto que el suicidio no se pueda prevenir al ser un acto impulsivo.

• No es exacto afirmar que el suicida desea morir: Se observa en los testimonios de aquellas personas que una vez superada su situación de crisis hablan de su desesperación en aquel momento.

La mayor parte de las personas que tienen conductas suicidas lo que desean es liberarse definitivamente del sufrimiento emocional y anímico que padecen y que en un determinado momento les resulta insoportable o no ven otra alternativa a su situación.

• No es acertado suponer que, tras la mejoría de un trastorno, o tras una crisis suicida el riesgo de suicidio ha desaparecido.

• No es correcto afirmar que el que intenta suicidarse nunca dejará de intentarlo.

• No es cierto que los intentos de suicidio sólo sean una forma exagerada de llamar la atención.

• No es correcto afirmar que si se reta a una persona con impulsos suicidas no lo realizará.

• No es cierto suponer que quien realmente se quiere suicidar no lo dirá.

• No es correcto asociar cobardía o valentía a las personas que mueren a causa del suicidio o hacen una tentativa.

• No es correcto pensar que sólo los profesionales de la salud mental pueden tratar con personas que tienen ideas suicidas o que están a punto de realizar un intento.

• No es cierto que hablar del suicidio de manera razonada pueda incitar a alguien a hacerlo.

• No es correcto suponer que el suicidio afecta a una determinada clase social.

• No es cierto suponer que los medios de comunicación no pueden contribuir a la prevención del suicidio.

La información razonada y con una correcta orientación pedagógica no supone incitar esa conducta, de forma similar a cuando se ofrece información sobre accidentes de tráfico o sobre violencia de género.

Los medios de comunicación pueden ser un instrumento valioso de prevención si al informar sobre esta conducta divulgan algunos conceptos básicos para mejor conocimiento del público.

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