Escherichia coli, la bacteria con dos caras
800 Noticias | Foto: Referencial
Al escuchar el nombre de Escherichia coli, a muchos les dará un escalofrío porque es una bacteria con muy mala fama. Cada poco tiempo, las noticias se hacen eco de brotes producidos por el consumo de alimentos contaminados por esta bacteria. Sin embargo, su cara buena supera con creces su mal nombre y actualmente sus aplicaciones parecen no tener límite.
A pesar de que normalmente se habla de ella por sus cepas patógenas, Escherichia coli (E. coli para los amigos) suele ser muy maja. Se encuentra en el intestino humano y, en general, de animales de sangre caliente. Esta bacteria forma parte de la microbiota de más del 90 % de los humanos y un gramo de heces puede contener hasta mil millones de sus células. Es de las primeras bacterias en colonizar el intestino de los recién nacidos. Si no estuviera ahí, la vida sería bastante difícil, a pesar de representar solo el 1 % de la microbiota. Como el resto de bacterias del intestino, E. coli ayuda a digerir la comida y protege frente a infecciones estimulando el sistema inmunitario. Sin embargo, su papel más importante es la síntesis de distintas vitaminas como la K y algunas del grupo B que se absorben en el intestino.
Además, E. coli ayuda a que otras bacterias de la microbiota puedan colonizar el intestino eficazmente. Uno de sus superpoderes es que puede vivir tanto en ausencia como en presencia de oxígeno; es decir, es aerobia facultativa. Por lo general, a las bacterias del intestino no les gusta el oxígeno y E. coli lo consume haciendo que el lugar sea más favorable para el resto de compañeras.
Con información de Muy Interesante
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