¡ESCALOFRIANTE! El misterio del asesino en serie que trabajaba en un McDonald’s en Tampa - 800Noticias
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Nadie sabe aún por qué Howell Emanuel Donaldson III, de 24 años, se convirtió, supuestamente, en un asesino en serie. Por qué entre el 9 de octubre y el 14 de noviembre, según las pruebas recabadas por la policía, mató a balazos a cuatro personas en cuatro acciones separadas y sin aparente relación entre las víctimas. A sangre fría. Sacando su pistola Glock, disparando en varias ocasiones contra el cuerpo de supuestos desconocidos y esfumándose a toda prisa.

Los cuatro asesinatos ocurrieron en la ciudad de Tampa (377.00 habitantes, Oeste de Florida), en el mismo barrio, Seminole Heights. La psicosis se desató y la policía persiguió durante 51 días desde el primer asesinato la sombra de un fantasma. Durante ese tiempo se recibieron 5.219 pistas que no llevaron a nada. Había tomas de vídeo de un individuo en lugares de los crímenes llegando, con paso tranquilo, o escapando a la carrera, pero la imagen era difusa. La principal evidencia eran los casquillos de bala recogidos. Todos habían salido de la misma pistola, según los estudios de laboratorio. La pistola que llevó a la detención de Donaldson el martes pasado en un McDonald’s de Tampa.

Allí trabajaba el sospechoso, acusado de cuatro homicidios en primer grado y que según ha avanzado el fiscal del caso podría enfrentarse a la petición de pena de muerte. El martes sobre las dos y media de la tarde Donaldson le pidió a la mánager de la hamburguesería que le guardase una bolsa. Al parecer le dijo también algo sobre que pensaba irse de Florida. Cuando él salió, la mánager abrió la bolsa y se encontró la pistola Glock. Asustada, se lo dijo a otra empleada. En el McDonald’s estaba en una mesa haciendo papeleo una policía, encargada de hacer de enlace con vagabundos, y le mostraron el arma. La agente dio aviso, los refuerzos llegaron y vieron que la pistola era del mismo modelo que había usado el tan buscado asesino en serie de Seminole Hights.

Donaldson había ido a comprar una tarjeta regalo de 160 dólares. Al volver al restaurante fue arrestado. Este jueves ha comparecido ante una juez en Tampa. No ha dicho palabra. Esposado, agarrado del brazo por dos policías, Donaldson, un joven fornido, permaneció callado, sin agitarse.

Ahí estaba, según la policía, el fantasma del vídeo. El supuesto ejecutor de cuatro inocentes. Los análisis de laboratorio han corroborado que la pistola es del mismo calibre que los casquillos recogidos en el lugar de los tres primeros crímenes. El sospechoso la compró seis días antes del primer crimen. Además, llamadas realizadas desde el teléfono de Donaldson lo sitúan en las cercanías de los sitios donde se cometieron los asesinatos. Y en el coche del sospechoso se ha encontrado una prenda con sangre que podría ser la que vestía la persona de los vídeos. La policía ha afirmado que Donaldson ha colaborado con la investigación.

Una empleada del McDonald’s ha dicho que ella llegó a bromear diciéndole a Donaldson que se parecía al individuo de los vídeos relacionados con los asesinatos. A él no le gustó.

La primera víctima fue Benjamin Mitchell, de 22 años, al que disparó el 9 de octubre cerca de una parada de autobuses en Seminole Hights. Dos días después fue asesinada Mónica Caridad Hoffa, de 32 años, que caminaba por el barrio para encontrarse con un amigo. Su cuerpo fue hallado dos días después en un terreno baldío. El 19 de octubre, la víctima fue Anthony Naiboa, de 20 años, que buscaba una parada de autobús. El padre de Naiboa, que era autista, había llamado poco antes a la policía para reportar que su hijo estaba desaparecido. El 14 de noviembre fue asesinado Ronald Felton, de 60 años, cuando iba a una iglesia para repartir comida a familias necesitadas.

De Donaldson se sabe que nació en Carolina del Norte y que creció en Tampa, donde vivía en la actualidad, aunque no en el barrio de los asesinatos. Jugó al baloncesto en la Escuela Secundaria Católica de Tampa y cursó estudios universitarios en Nueva York. El diario Tampa Bay Times ha entrevistado a un amigo de infancia de Donaldson, Ryan Keyworth, que ha dicho que el carácter del sospechoso había cambiado en los últimos tiempos, volviéndose rudo por alguna razón que desconoce. El amigo ha contado que durante sus años en la escuela Donaldson había sido un muchacho preocupado por los demás. Keyworth ha rememorado que una vez, jugando al baloncesto, cuando nadie le pasaba el balón, Donaldson lo arropó para integrarlo en el partido y que no se sintiera marginado. «Siempre quería que los demás se sintieses incluidos», ha dicho. «Era una buen tipo».

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