«Es una suerte que estemos vivos”: La conmoción en Ciudad de México tras el terremoto de 7,1
Agencias
«El edificio comenzó a saltar. Se movía de un lado a otro y se escuchaban ruidos terribles. Todo crujía, era como una pesadilla. Nuestro primer impulso fue salir, pero todo se movía tan fuerte que era casi imposible bajar las escaleras», cuenta Dydre Martínez.
Algunos pedazos del techo comenzaron a caer y las tuberías se rompieron, salía agua.
La evacuación se dificultó también cuando la luz se fue. El edificio quedó en pie, pero dañado de una forma irreparable. Así lo reportó la BBCMUNDO.
Son las consecuencias del potente terremoto de magnitud 7,1 que sacudió este martes el centro de México y que dejó decenas de muertos.
El sismose produjo a las 13:14 hora local (18:14 GMT) con epicentro a las afueras de Axochiapan, estado Morelos, a 120 kilómetros de Ciudad de México.
«Es una suerte que estemos vivos. Sabemos que muchos edificios han caído en la Ciudad de México y otras partes del país y que hay gente muerta», dice Dydre Martínez..
Los servicios de emergencia han acordonado el área. «Estamos conmocionados. Nuestra casa está destrozada y no podemos volver», agrega.
Nancy Hernández estaba en un centro comercial al oeste de Ciudad de México.
«Todo comenzó a moverse como nunca antes había sentido. Los coches estacionados también saltaban. Yo no sabía por dónde salir, tuve mucho miedo. Ni siquiera el temblor del pasado jueves 7 de septiembre se sintió tan fuerte. Solo me alivió que estaba cerca de la escuela de mis dos hijos y pude ir a recogerlos muy rápido», explica Nancy Hernández, en la ciudad de México.
Gente sin rumbo
Desde otra plaza comercial en el sur de la ciudad, Silvia Rojas contó a BBC Mundo que todos los vidrios se rompieron.
«La plaza quedó muy dañada, todos los cristales rotos. El agua salía a borbollones de varias tuberías rotas. Vimos a mucha gente tirada en el piso y otros ayudándoles, hubo muchos ataques de pánico».
El trafico de por sí caótico terminó por colapsar en varios puntos de la ciudad.
«Estuve detenida por más de una hora en un trayecto que normalmente me toma 10 minutos», asegura Leticia Rentería. Dice que la gente lloraba y caminaba sin rumbo, con la cara desencajada.
Las redes telefónicas se colapsaron por lo que mucha gente no pudo comunicarse con sus familias.
Simulacro previo
Desde el centro de Ciudad de México, Roberto Rentería le contó a BBC Mundo que el ruido de los edificios crujiendo era bastante impresionante.
«La alarma sísmica sonó después. Salí a la calle para estar a salvo y vi muchos vidrios caer y las fachadas derrumbarse. La calle se llenó de polvo, como una gran nube. Olía muy fuerte a gas. En donde yo estaba, varios edificios están en riesgo de caerse», agregó.
Harbin Preciado, un estudiante de 14 años, le contó a BBC Mundo que durante el sismo estaba en la escuela y que gracias al simulacro que habían hecho ese mismo día tenían claro qué hacer.
«Hacía apenas dos horas habíamos hecho un simulacro de sismo para conmemorar el sismo de 1985, así que sabíamos que debíamos salir a la zona segura de la forma más tranquila posible, sin correr y sin empujar. Pero vimos un transformador de luz explotar y muchos vidrios caer, nos espantamos mucho, muchos niños lloraban», comentó Preciado.