¿Es malo beber leche?, aquí te lo respondemos
Redacción 800 Noticias / HSN Blog
La leche está generando bastante polémica estos últimos años, ¿pero está justificado? ¿es malo beber leche?
Ya hemos hablado de otra de las bebidas más demandadas y criticadas como es la CocaCola Zero. Hoy nos toca hablar de la leche, uno de esos alimentos que genera fuertes divisiones, algunos lo incluyen en los alimentos ideales y otros en los alimentos demoniciados.
Beber leche y Cambio Evolutivo
La leche no humana empezó a ser bebida por humanos adultos hace unos 7.500 años.
Esto sucedió en Europa, en la región central y balcánica, desde donde se expandió en sucesivas oleadas al resto del continente.
Como siempre pasa, la evolución favorece aquellos individuos con rasgos genéticos que facilitan la adaptación al entorno y dan ventaja frente a los competidores de otras especies o entre los propios congéneres.
Sabemos que los bebés mamíferos tienen la capacidad natural de asimilar y digerir la leche materna.
…pero esta capacidad se va perdiendo una vez se han criados (pasado a edad adulta)…
La enzima lactasa es clave
Según demuestra un estudio1 de la revista PLoS Computational Biology, que revela como hace unos 7.500 años un grupo de humanos adultos podían beber leche al conservar la lactasa que es la enzima presente en las vellosidades del intestino delgado encargada de descomponer la lactosa en dos azúcares simples fáciles de digerir, glucosa y galactosa.
Intolerantes a la lactosa en el mundo
Hoy en día, gran parte de la población adulta europea producen la enzima lactasa toda la vida.
Sin embargo, en el resto del mundo, gran parte de la población adulta no la produce lactasa y tomar leche y lácteos les provoca problemas digestivos.
La tolerancia a la lactosa entre los adultos es una rareza y se estima, como se refleja en este estudio2, que en torno al 65% de la población mundial tiene hipolactasia, es decir, bajos niveles de lactasa o incluso ausencia total, lo que les impediría, en diferentes grados, o grado para asimilar la lactosa.
La prevalencia de la intolerancia a la lactosa varía mucho según los grupos étnicos.
En Latinoamérica, así como en numerosos países de Asia y África, entre un 50% y un 100% de la población es incapaz de digerir la lactosa.
Distribución por países
Suecos: 1 %
Ingleses: 6 %
Rusos: 15 %
Españoles: 15 %
Árabes: 80 %
Esquimales: 83 %
Mexicanos: 83 %
Africanos centrales: 83 %
Tailandeses: 98 %
Diferencias entre leche humana y la animal
Todos los mamíferos producimos leche, pero debido a que cada especie tenemos diferentes necesidades y vivimos en distintos ambientes, la leche también tiene características específicas, ingredientes similares, pero en proporciones diferentes.
9 de cada 10 vasos de leche cruda que se producen en el mundo provienen de las vacas, el resto proviene de cabras, búfalos, ovejas y camellos.
En total, la industria láctea produce unos 700 millones de toneladas de leche al año
Ejemplos
Por ejemplo, la foca capuchina vive en las gélidas aguas del Atlántico Norte, y nada más nacer necesita desarrollar rápidamente una capa de grasa que le permita mantenerse caliente y así poder sobrevivir a las duras condiciones de su medio ambiente.
Eso explica por qué la leche que producen estas focas contiene 61% de grasa, y solo 5% de proteínas y 1% de azúcares.
Por el contrario, los animales que pastan libremente no tienen que transferir tanta energía en tan poco tiempo, as madres pueden alimentar a sus hijos durante semanas, o meses, administrando una cantidad similar de nutrientes en pequeñas dosis.
Por ejemplo la leche de los rinocerontes negros tiene 0,2% de grasa o la de los gorilas es 1,5% grasa comprimida.
Composición de la leche humana
La leche humana se ubica en medio de estos dos extremos, al nacer, los humanos requerimos de un largo período de cuidado por parte de los padres; eso permite que su leche sea más acuosa, por ello la leche humana solo contiene 4% de grasa, 1,3% de proteína y 7,2% de lactosa. Cerca de 90% es simplemente agua.
Cinco diferencias nutritivas entre la leche de vaca y la humana.
Grasas
Es la principal fuente energética que la leche natural proporciona al bebé.
La leche humana es más rica en grasas que la de vaca y más abundante en ácidos grasos insaturados, que ejercen un papel importante en el desarrollo del sistema nervioso, además de contener más colesterol, lo que se traduce en una menor síntesis de este lípido.
Hidratos
El principal carbohidratos principal es la lactosa, presente en mayor cantidad que en la de vaca.
Este azúcar es transformado en ácido láctico que favorecerá, a su vez, la absorción del calcio, hierro, fósforo y otros minerales. El resto de azúcares de la leche humana (oligosacáridos) favorecen el crecimiento del Lactobacillus bifidus.
Estas bacterias, que generan un medio intestinal ácido, son fundamentales para inhibir el crecimiento de determinados microorganismos patógenos.
Vitaminas
La leche humana posee vitaminas en la concentración más adecuada para los bebés, a excepción de la vitamina D, que se complementa por prescripción médica.
Minerales
La leche humana es tres veces menos rica en minerales, especialmente en sodio, lo que impedirá una sobrecarga renal en el lactante. El contenido en calcio y en hierro es menor (conviene complementarlo), aunque su absorción, sin embargo, es mayor gracias a la acidez intestinal.
Proteínas no alergizantes
La leche humana no contiene beta-lactoglobulina, una proteina que es un alérgeno potente para los bebés, además de que presenta una gran resistencia al proceso de digestión, de manera que es probable que atraviese el intestino del pequeño sin haber sido digerida del todo.
La leche materna contiene menos caseína, que hace que la leche se precipite en finos grumos hacia el estómago.
Enfermedades relacionadas a los lácteos
Acné
Vamos a empezar con una de las enfermedades por las que yo pasé en mi adolescencia y en la que viendo estos estudios3,4,5 hay una relación directa entre el consumo de lácteos (aumento de niveles IGF-1) y el acné, así que mejor no tomarlos si sufres esta patología.
Obesidad / Sobrepeso
Existen algunos estudios que relacionan los lácteos enteros con el sobrepeso e incluso la obesidad.
En este estudio6 se ve como consumir lácteos no impiden que se reduzca el peso corporal, en estos7,8 se ve como el consumo de lácteos no altera y permite mantener una composición corporal buena y en este metaanálisis9 se observó como la leche entera promueve más ganancia de peso respecto a la leche desnatada, pero observó que el consumo de lácteos con alto contenido de grasa dentro de los patrones dietéticos típicos se asocia inversamente con el riesgo de obesidad.
Diabetes
En relación a esta enfermedad en este estudio10 se observa como a mayor cantidad de lácteos, menor incidencia de diabetes, incluso en este otro estudio11 se observó un aumento del 105% en los niveles de insulina basal en niños de 8 años tras el consumo de leche.
Además es muy normal acusar a los lácteos de provocar la diabetes. En mi caso (soy diabético tipo 1) dejé los lacteos una temporada para ver si revertía algo mi sistema inmunológico pero no sirvió de nada, de hecho en estas revisiones y metaanálisis9,10,12 que se han hecho al respecto no se encontró relación alguna entre consumo de lácteos y aumento de diabetes.
Todo lo contrario: a más lácteos menos diabetes
También hay algunos estudios13,14, los que menos, que encuentran una posible asociación de diabetes tipo 1 por una respuesta inmune, ante ciertas proteínas de la leche, pero para sufrir este tipo de diabetes tienes que tener predisposición genética, las proteínas por si solas no la van a provocar.
Cáncer
Los estudios en todo lo relacionado a la leche y el cáncer en algunos casos saca relación directa como en algunos casos como el de ovario15,16 o el de próstata17 ciertos tipos de cáncer, pero como en el de mama18 , en el colorectal19 o en el de vejiga20 no se ve esa relación.
Harían falta más estudios para saber a ciencia cierta si los lácteos provocan cáncer aunque puede haber alguna relación en algunos casos concretos como el de ovario o próstata.
Osteoporosis
Si nos fijamos en muchos anuncios publicitarios nos bombardean con la necesidad de tomar muchos lácteos para fortalecer los huesos, a pesar de que existen estudios21 que encuentran mayor riesgo de fractura en mujeres con alto consumo de leche.
¿Mejor la leche desnatada?
Muchísimas personas optan por leche desnatada o semidesnatada debido a esa falsa creencia que nos han inculcado sobre la maldad de las grasas en la nutrición.
Hay tanto miedo a las grasas que incluso gente sin problemas de peso opta por tomar leche desgrasada.
Pero es curioso ver algunos estudios, como este22 que se hizo con 12.000 niños donde se vio una asociación entre la leche desnatada y la obesidad, o este23 otro que asocia a la leche desnatada con sobrepeso.
La leche entera tiene muchos beneficios que se pierden al quitarle las grasas como son la saciedad que provoca y los ácidos grasos beneficiosos para el organismo que aportan.
Si nos centramos en que en muchas ocasiones, sin razón alguna, se ha asociado a las grasas saturadas con causar problemas coronarios u obesidad esta amplia revisión9 demuestra que no es cierto, de hecho hay estudios24,25 que asocian el consumo de leche entera con una probabilidad menor.
Conclusiones
No sustituir la leche entera por la desnatada
Está claro que el miedo irracional a la leche entera y menos a la leche desnatada debido a que no tiene “ese demonio llamado grasa” no tiene sentido alguno.
Por otro lado, el uso de leche desnatada en vez de entera para evitar los males de ciertas proteínas de la leche en relación con algunos cánceres (ovario y próstata) no tiene fundamento ya que las proteínas siguen siendo las mismas en ambas leches.
Evitar lácteos si sufres intolerancias
Es cierto que gran parte de las personas del mundo son intolerantes a la lactosa y por ello van a tener problemas al tomar cualquier forma de lácteos.
Pero si no eres una de esas personas no deberías tener miedo a tomar leche, eso sí, como siempre, sin tomar cantidades elevadas ni que sea uno de los pilares de nuestra alimentación.
La leche no es ni más ni menos un alimento más, que no es imprescindible para nuestra correcta nutrición, por mucho que nos bombardeen con ello en las televisiones.