Érika Guevara: América Latina es una región letal para las defensoras de derechos humanos
EFE
América Latina y el Caribe sigue siendo la región «más letal» para la defensa de los derechos humanos, un contexto en el que las defensoras se «enfrentan a los mayores riesgos diferenciados de las múltiples violencias», explica a EFE la directora para las Américas de Amnistía Internacional, Érika Guevara Rosas.
Feminista mexicana y abogada de derechos humanos, Guevara Rosas conversa con EFE días antes de dejar su cargo después de estar 10 años al frente de la oficina regional para asumir un puesto global en la misma organización.
Afirma que América Latina y el Caribe es la región en donde más se asesinan a personas defensoras de derechos humanos y «en donde las mujeres defensoras de los derechos humanos, particularmente los relacionados a la autonomía corporal, a las diversidades, son quienes enfrentan múltiples formas de violencia y eso ha sido un reto importantísimo para el trabajo de Amnistía Internacional».
Según datos de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), 2022 fue «un año violento» para la defensa de los derechos humanos en las Américas, pues 126 personas defensoras fueron asesinadas. De enero a abril de 2023, la violencia contra los defensores se mantuvo «en números alarmantes», alertó la CIDH.
Guevara Rosas sostiene que estas violencias diferenciadas que sufren las defensoras «cruzan también por el rol que se les ha impuesto a las mujeres» y por la lucha que enfrentan por «romper los estereotipos de género y la percepción social del rol que deben de jugar las mujeres en los espacios públicos».
Destaca también que los movimientos sociales y particularmente los feministas han logrado «enormes avances» en estos 10 años, pero que esos avances «también han representado enormes riesgos para las personas defensoras».
«Particularmente para las mujeres defensoras y las personas LGBTIQ+ que están en el frente, resistiendo el embate de grupos antiderechos y de Estados que no han cumplido con sus responsabilidades de protección», agrega.
Ejemplo de lucha por los derechos
Pese a ese contexto adverso, dice Guevara Rosas, «desde América Latina surgen nuevas formas de protección colectiva que hoy en día están siendo replicadas en otras regiones del mundo».
«En Medio Oriente, por ejemplo, la ‘marea verde’ ha empezado a ocupar un espacio importantísimo, en donde se canta a coro muchas de las demandas que han hecho los movimientos de la región», destaca.
También resalta la valentía de las mujeres que «se convierten en defensoras de los derechos humanos por sus propias historias de vida».
«Madres que buscan a sus hijas, que reclaman justicia por sus hijas e hijos asesinados. Ellas están enfrentando un altísimo riesgo, lo vemos en México con la desaparición y asesinato de madres buscadoras o en Colombia con la resistencia de las madres buscadoras para que se creen marcos legislativos que les protejan», explica.
«Así que por un lado el balance sigue siendo negativo en términos de protección, en términos de la responsabilidad del Estado, pero, por otro lado, hay un reconocimiento mayor del rol que tienen las personas defensoras y particularmente las mujeres y las personas LGBTIQ+ en el avance fundamental de las leyes y las instituciones», agrega.
La violencia de género, tarea pendiente
La lucha contra la violencia contra las mujeres es «una de las enormes deudas pendientes que existen en materia de protección de derechos humanos» en América Latina y el Caribe, dice la abogada feminista.
«Todos los Estados han fracasado en sus intentos por prevenir y atender la violencia de género, particularmente durante los años de la pandemia», afirma.
Y es que, según explica Guevara Rosas, «son las mujeres y las niñas las que han pagado una alta factura en sus vidas en todos los contextos de crisis».
«Desde el contexto de la pandemia o de la violencia generalizada por la influencia del crimen organizado, en donde son las mujeres y las niñas las que están sujetas al tráfico de personas; lo hemos visto con la feminización de la migración forzada, con mujeres y niñas que han sido arrojadas a la única opción que es el trabajo sexual», asegura.
La violencia sexual, «endémica en todo el continente», también genera preocupación. «Otro de los índices en el que nuestra región ocupa de manera nefasta los primeros lugares es el de la violencia sexual en contra de niñas y por ende los embarazos forzosos», afirma.
Situaciones que se suman, dice, a la falta de garantías para ejercer los derechos sexuales y reproductivos en la región. «El 90 % de mujeres y niñas en la región vive en países en donde hay una prohibición absoluta del aborto o donde las restricciones para acceder a un aborto legal y seguro siguen siendo enormes y generan obstáculos tremendos para el ejercicio fundamental de derechos».
Señala que sin un compromiso real de los Estados, los niveles de violencia contra las mujeres no bajarán en la región. Sin embargo, se va con «un espíritu de optimismo» porque los movimientos sociales en América Latina siguen planteando un camino alternativo «y ese camino en el balance es más positivo que negativo». EFE
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