Erdogan se convierte este lunes en el político turco más poderoso desde Atatürk
EFE
El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, se convertirá este lunes en el mandatario más poderoso de Turquía desde el fundador de la República, Mustafa Kemal Atatürk, al comenzar a regir un modelo presidencialista de amplísimos poderes.
Tras ganar las elecciones presidenciales del pasado 24 junio con el 52 % de los votos, Erdogan renovará el cargo y anunciará la composición del nuevo Gobierno, en el que por primera vez puede haber miembros ajenos a su islamista partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP).
Medios turcos barajan la posibilidad de que Erdogan integre en su gabinete a políticos del derechista MHP, con quien formó una coalición electoral que le aseguró al AKP la mayoría parlamentaria.
También se prevé que se levante el estado de emergencia en vigor desde el fallido golpe de julio de 2016.
El político de 64 años, que gobierna Turquía desde el año 2002 al frente del islamista AKP, anunció como prioridades reformas estructurales en la economía para frenar la inflación y el amplio déficit por cuenta corriente del país.
La lira turca se ha devaluado en lo que va de año alrededor de un 20 %, lo que ha encarecido las importaciones y reducido la capacidad adquisitiva de los turcos.
Además, Erdogan declaró que mañana emitirá el primer decreto presidencial, una nueva atribución otorgada al jefe del Estado.
«Estamos acelerando el funcionamiento del Estado y haciéndolo más eficiente fusionando instituciones que realizan trabajos similares y disolviendo las que están inactivas», ha declarado Erdogan.
El presidente ha justificado la necesidad de este modelo hiperpresidencial para que las grandes reformas en el país no dependan de frágiles aritméticas parlamentarias.
Los cambios constitucionales del sistema presidencialista, aprobados en un referéndum el año pasado, eliminan la figura del primer ministro para ceder más poderes al presidente.
A partir de ahora el jefe de Estado podrá elegir a los miembros del gobierno y otros funcionarios públicos sin la aprobación del Parlamento.
Asimismo, el presidente puede nombrar directamente a cuatro y de forma indirecta a dos de los trece miembros del Consejo Supremo del Poder Judicial, frente a siete nombrados por el Parlamento.
El Parlamento pasará de 550 a 600 escaños y, aunque pierde poder, prevalece sobre los decretos presidenciales que pretendan legislar sobre los mismos asuntos que el hemiciclo.
Los críticos a este sistema coinciden en que diluye la separación de poderes y cimenta un modelo autoritario.
Seyit Torun, vicepresidente de la mayor formación opositora, el Partido Republicano del Pueblo (CHP), explica a Efe que el país se aleja con este modelo de las democracias occidentales y del legado laico de Atatürk, fundador de la República en 1923.
«Con los cambios constitucionales que reemplazaron la democracia parlamentaria por el sistema presidencial ejecutivo, Turquía también se aleja de las democracias occidentales y se acerca hacia el modelo de gobierno de los países de Oriente Medio», lamentó Torun.
«Entramos en un período más nacionalista, religioso y despótico en el que Erdogan asume el control del poder judicial, el legislativo y el ejecutivo», agregó.
En la misma línea se manifestó en declaraciones a Efe el portavoz del izquierdista y prokurdo Partido Democrático de los Pueblos (HDP), Ayhan Bilgen.
«Turquía está entrando en un nuevo modelo de gobierno basado en un solo hombre y en un partido-estado, mientras que la solución de sus problemas fundamentales, entre ellos la cuestión kurda, solo puede llegar con una mayor democratización», expone el diputado del HDP.
Bilgen considera importante aglutinar a la oposición social a Erdogan para «fortalecer las esperanzas de cambio» en el futuro.
Erdogan tomará mañana posesión de su cargo en una ceremonia en Ankara en la que destaca la ausencia de líderes occidentales, después de sus últimos encontronazos con la Unión Europea y EEUU.
Al menos 17 jefes de Estado o de Gobierno han anunciado su asistencia, entre ellos el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, así como los líderes de Bosnia-Herzegovina, Bulgaria, Georgia, Macedonia, Pakistán o Somalia.
Antes de que, previsiblemente, acabe mañana el estado de emergencia, el Gobierno turco expulsó hoy a más de 18.000 funcionarios, en su mayoría militares y policías.
Al amparo del estado de emergencia, más de 130.000 funcionarios han sido despedidos por sospechas de vínculos golpistas, una decisión administrativa que no puede ser recurrida ante la Justicia.
Los despidos se enmarcan dentro de una intensa purga en la Administración, destinadas a expulsar del funcionariado a simpatizantes del predicador exiliado Fethullah Gülen, al que Ankara acusa de haber instigado el fallido golpe de Estado de 2016.
Decenas de miles de personas se encuentran también detenidas, muchas todavía a la espera de juicio, tras la fallida asonada.