Enrique Márquez: Aunque el chavismo no quiera, debe aceptar su derrota - 800Noticias
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Enrique Márquez (Maracaibo, 1963) siempre ha defendido la vía electoral como la manera de sacar a Venezuela de la larga noche autoritaria en la que se encuentra. Cuando los antichavistas defendían de forma mayoritaria no concurrir a las elecciones para no legitimar a Nicolás Maduro, Márquez les llevaba la contraria como un kamikaze que conduce en dirección opuesta por una autopista.

Creía que el abstencionismo era un error. Aquello le costó más de un disgusto. Lo expulsaron del partido un Nuevo Tiempo y le acusaron de hacerle el juego al chavismo y de ser un oficialista encubierto, todavía hoy. Él se mantuvo recto y sereno. Fue, más tarde, uno de los dos opositores que integró el chavismo en el Comité Nacional Electoral (CNE) y organizó las elecciones regionales de 2021. La oposición, en este último año, ha cambiado de táctica y confía en derrotar en las urnas a Maduro.

Se puede decir que el mundo opositor ha virado y se ha encontrado a Márquez donde estaba, sin haberse movido ni un milímetro. Aunque reconoce que le falta proyección pública, se ha inscrito por sorpresa como candidato presidencial con el partido Centrados. Confía en demostrar el suficiente talante para que toda la oposición se aglutine a su alrededor y pueda vencer al chavismo, al que desalojaría del poder sin ánimo revanchista. Asegura que Venezuela necesita un periodo de paz y reconciliación después de años de enfrentamiento.

Pregunta. ¿Qué tipo de oposición se puede hacer en estas circunstancias tan adversas?

Respuesta. La oposición venezolana es muy fuerte. En cualquier otro país sometido a estas restricciones democráticas ya hubiera desaparecido. Durante la vida del presidente Hugo Chávez se mantuvo dentro de una acumulación de fuerzas. En 2010, todavía Chávez con vida, logró un triunfo importante en la Asamblea Nacional y tras su muerte, en 2015, ganamos las dos terceras partes. La estrategia fue la unidad y eso nos llevó a ganar alcaldías, escaños, regiones. Sin embargo, desde que está Maduro ha habido diferentes visiones de cómo enfrentarlo. Hay una violación de derechos humanos de forma sistemática y restricciones políticas muy fuertes. Fue un quiebre. Hubo divisiones, pero ahora ha dado un gran paso y la oposición ha dejado de ser abstencionista. Unidos, debemos buscar acuerdos, coincidencias programáticas y exhibirnos como una fuerza homogénea para aprovechar esta oportunidad histórica.

P. ¿Esa oportunidad surge porque ve débil al Gobierno?

R. El chavismo ha perdido apoyo, solo tiene un nueve o un diez por ciento. Pero le respondo a la anterior pregunta: sí es posible hacer oposición y mi candidatura tiene que ver con eso. No es fácil, es una vía crucis. Lo que le han hecho a María Corina Machado no tiene nombre —inhabilitarla—. No es solo ella, también está inhabilitado Capriles y cientos más. Tenemos un problema de déficit democrático. La oposición tiene que continuar. Si no, avanza el totalitarismo y el autoritarismo de la manera que lo ha hecho hasta ahora.

P. ¿Esa unidad pasa por encontrar a mediados o al final de la campaña un candidato único?

R. Pasa por un entendimiento que ahora mismo es difícil. La mayoría de las oposiciones conversan con el Gobierno, pero no entre ellas. Hay quienes han puesto esto muy difícil. El Gobierno, claro, coloca trabas, problemas. En mi campaña quiero desarrollar un liderazgo responsable e integrado. En este caso estoy presto para asumir la responsabilidad de ayudar a esa integración. No hay una solución mesiánica ni personalista. El Gobierno va a intervenir para evitarlo. No me puedo adelantar a su pregunta, salvo en decir que estoy dispuesto a desarrollar y a permitir que exista un aterrizaje común alrededor de una candidatura y una visión de país.

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