800 Noticias | Foto: Referencial
En las profundidades del mar Tirreno, frente a la costa de Pozzuoli, Italia, un equipo de arqueólogos marinos ha realizado un descubrimiento fascinante: Los restos de un templo nabateo, una estructura que data de hace más de 2.000 años. Este hallazgo no solo arroja nueva luz sobre la presencia de los nabateos, una civilización famosa por su capital en Petra (Jordania), sino que también plantea nuevas preguntas sobre su comercio y religión en el corazón del Imperio Romano.
Un templo perdido bajo el mar
En la actualidad, gran parte de la costa original de Pozzuoli está sumergida debido a la actividad volcánica y al fenómeno de bradisismo, un proceso geológico que eleva y hunde la tierra gradualmente. Esta actividad ha dejado bajo el agua más de 2 km de lo que fue uno de los puertos más importantes de la Roma antigua. A lo largo de los siglos, los restos de almacenes, viviendas y otros edificios han quedado preservados bajo el agua, un paraíso para los arqueólogos submarinos.
Sin embargo, lo que no se esperaba encontrar era un templo dedicado a Dushara, el principal dios de los nabateos, una civilización conocida principalmente por su impresionante ciudad tallada en la roca, Petra. Esta es la primera vez que se descubre un templo nabateo fuera de las fronteras de su reino original, que se extendía desde el norte de Arabia hasta el Mediterráneo oriental.
Para entender la importancia de este hallazgo, es necesario situar a los nabateos en su contexto histórico. Durante los siglos IV al II a.C., los nabateos controlaban una extensa red comercial que abarcaba rutas clave en el comercio de bienes de lujo como incienso, especias, oro y marfil. Con el tiempo, acumularon una enorme riqueza y se integraron cada vez más en la órbita del Imperio Romano.
Con información de Muy Interesante
Únete a nuestro canal de Telegram, información sin censura: https://t.me/canal800noticias