En París, la sastrería femenina se vuelve objeto de deseo - 800Noticias
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EFE

La firma japonesa Mame Kurogouchi demostró este martes en la pasarela de París que la sastrería femenina también puede ser objeto de deseo, sobre todo cuando sabe proponer cortes limpios y elegantes, o cuando juega con los códigos urbanos, como hizo también la marca francesa Victoria/Tomas.

La colección de la diseñadora japonesa Maiko Kurogouchi, presentada en los sótanos del Palais de Tokyo de París, arrancó con una declaración de intenciones: un traje gris compuesto por pantalón de sastre con el bajo ensanchado y una chaqueta cruzada con mangas abombadas.

En apariencia, un estilismo depurado y simple, de no ser porque la pieza pedía a gritos ser tocada.

La calidad de los tejidos y la pureza de sus sencillos cortes conquistaron a los invitados, antes de ir dando paso a una serie de conjuntos más arriesgados y que bebieron del diseño y la artesanía japoneses.

Como por ejemplo de la típica cesta de bambú, un icono centenario de la creación japonesa, que Kurogouchi interpreta superponiendo retales cruzados en chaquetas y faldas de tejido inglés, pero también jerséis de lana y vestidos, que parecen deshacerse sobre la modelo.

Llamaron la atención también unos vestidos estampados con redes de distintos grosores que, según explicó la creadora a EFE, están hechos en una fábrica japonesa que produce a su vez la red que envuelve a los jamones que venden en los supermercados locales.

“Básicamente les pedimos que hicieran la misma red para vestidos con materiales como algodón y nailon”, cuenta Kurogouchi para describir este particular tejido con el que ha creado vestidos ajustados con volantes.

Para los creadores japoneses, la tecnología forma parte esencial del diseño y Kurogouchi se inspiró también en otro de sus referentes, Issey Miyake, para actualizar los vestidos plisados que, en su caso, trabajó en seda, mucho más difícil de moldear que los sintéticos de Miyake.

En esto de plisar la seda intentó seguir el camino marcado ya a principios del siglo XX por el creador español Mariano Fortuny, propulsor junto a su mujer, Henriette, de una técnica patentada y secreta con la que diseñó el famoso vestido «Delphos», que muchos han intentado imitar en balde.

Si sus plisados no lograron el marcado Fortuny, sí evocaron la silueta romántica del diseñador granadino, con cortes más modernos, como las aperturas simétricas en la cadera.

Otra de las marcas que desfiló este martes, en la segunda jornada de la Semana de la Moda de París, fue la firma francesa Victoria/Tomas que en su colección otoño-invierno 2023/2024 quiso jugar con los códigos de género usando elementos del armario masculino en las prendas de mujer.

Las transparencias abundaron en esta línea de guiños góticos, donde los tank tops se combinan con pantalones de bolsillos a los lados, tipo cargo, o donde una chaqueta de hombre, muy ancha, viene a romper con un diminuto sujetador.

El uniforme de obrero se convierte en un elegante vestido camisero con botones o con cremallera en el centro, mientras que una gabardina retoma las argollas de una chaqueta militar para ganar en originalidad.

Los pantalones cargo se llevan incluso en organza transparente, combinados con chaquetas acolchadas en satén, y los vestidos, muy mini, alternan con anchísimos anoraks multicolor, inspirados de esos “looks” de calle ochenteros que siempre acaban por volver a la pasarela. EFE

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