En la época de oro de la lengua española también existían los insultos
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Gracias a un grupo de películas ambientadas en el «Siglo de Oro», periodo de esplendor de las artes y las letras españolas, se pudo constatar que existieron una gran variedad de insultos, expresiones y adjetivos en aquellos tiempos.
En la época comprendida entre el Renacimiento del siglo XVI y el Barroco del siglo XVII, expresiones como «Carcunda», que quiere decir, persona de ideas retrógradas, dan evidencia que la lengua española siempre ha sido muy rica, tanto para lindezas como para improperios.
Aquí la lista de algunas palabras usadas en ese entonces para descalificar o insultar al adversario.
Bultuntún: que habla sin ton ni son.
Cagalindes: cobarde.
Casquivano: ligero de cascos.
Catacaldos: persona que se dedica a muchas actividades y no se dedica con constancia a ninguna.
Chisgarabís: persona, frecuentemente joven, de escasa formalidad o sensatez.
Grapuloso: sinvergüenza.
Fantoche: ridículo, grotesco.
Gaznápiro: palurdo, simplón, que se queda embobado con cualquier cosa.
Haragán: persona que rehuye al trabajo.
Fotografía de Francisco de Quevedo
Julay: imbécil que carga con culpas sin fijarse en exceso de quien no debe.
Lechugino: muchacho imberbe que se mete a galantear aparentando ser hombre hecho.
Malandrín: malhechor, ruin y bellaco.
Mamerto: de pocas luces.
Manguarrián: poco civilizado, asilvestrado.
Mercachifle: merodeador y trotamundos de quien no conviene fiar.
Petimetre: que se preocupa mucho en seguir las modas y mantener la compostura.
Tragasantos: santurrón, meapilas.
Verriondo: siempre excitado sexualmente.
Vidaperdurable: un pesado.
Zascaldil: que va de un lado al otro sin hacer nada de provecho.
Zurumbático: lelo, atontado, lento.
Todavía algunas de las palabras captadas en los audiovisuales son utilizadas por algunas personas en la actualidad.
Fotografía de Miguel de Cervantes