Elefantes hambrientos en Tailandia, las otras víctimas del COVID-19
EFE
Los elefantes domesticados no llevan una vida fácil en muchos campos turísticos de Tailandia, donde son entrenados duramente para ofrecer espectáculos circenses, pero ahora el COVID-19 está provocando que no puedan alimentarse adecuadamente.
El motivo es que han caído los ingresos del turismo en medio de la pandemia y por eso muchos tailandeses se han volcado en una campaña de donaciones que ha recaudado hasta ahora más de 600.000 bat (unos 18.000 dólares o 16.500 euros).
Se estima que hay más de 3.000 elefantes domesticados en Tailandia y la mayoría de ellos se encuentran en centros y parques que viven principalmente del turismo, uno de los motores de la economía tailandesa.
Las campaña de donaciones para ayudar a los paquidermos fue iniciada por la asociación Thai Elephant Alliance, que congrega a diferentes centros turísticos de elefantes, con el objetivo de comprar comida y medicinas para estos imponentes mamíferos.
«Aunque muchos centros de elefantes han tenido que cerrar recientemente por orden de los gobernadores, los elefantes aún tienen que comer a diario», dijo a Efe Siwawut Munesane, vicepresidente de Thai Elephant Alliance en la provincia norteña de Chiang Mai.
Siwawut precisó que hay unos 2.200 elefantes empleados en el sector turístico en Tailandia, de los que unos 1.100 se encuentran en Chiang Mai.
«Todos los centros y santuarios de elefantes necesitan ingresos ahora, porque tienen que pagar por comida, suplementos, medicina», aseveró el presidente de la asociación.
Los elefantes, que pueden llegar a pesar más de tres toneladas y superar los dos metros y medio de altura, consume entre 200 y 300 kilogramos de comida al día.
Las autoridades de Tailandia, donde ya hay más de 1.700 casos y 12 muertos debido al nuevo coronavirus, han prohibido la mayoría de las actividades públicas y negocios no esenciales, lo que ha supuesto el cierre de parques y centros turísticos.
El país también lleva sufriendo desde finales de enero la drástica caída del turismo, sobre todo de los procedentes de China, el origen del nuevo coronavirus y país del que proceden casi un tercio de los 39 millones de visitantes a Tailandia en 2019.
Wasana Thongsuk, directora del parque y clínica para elefantes Maetang de Chiang Mai, indicó que su centro aloja 64 paquidermos y que, a pesar de que ya no pueden recibir turistas, cuenta con fondos para aguantar hasta septiembre.
«Antes del brote de COVID-19, recibíamos unos 600 visitantes (diarios). Sin embargo, desde que se declaró el brote en Wuhan (China), el número de turistas decreció considerablemente», explicó a Efe Wasana, que antes del cierre este mes recibía entre 10 y 50 visitantes diarios.
La directora del parque y clínica afirmó que ha tenido que reducir a la mitad los 1.000 bat (30 dólares o 27 euros) que antes se gastaba en la comida y suplementos de cada paquidermo.
Antiguamente los elefantes domesticados eran empleados en la tala de árboles, pero desde la prohibición de esta actividad en 1989, la mayoría son usados ahora como reclamo turístico.
Organizaciones como World Animal Protection han denunciado que muchos de estos animales viven en malas condiciones y son maltratados para llevar a turistas en sus lomos o participar en espectáculos.
Además de los domesticados, se estima que hay otros 3.000 paquidermos salvajes en Tailandia.