El volcán de La Palma presenta dos nuevas bocas y una intensa actividad
EFE
El volcán de la isla española de La Palma, que presenta este viernes una actividad intensa, cuenta con dos nuevas bocas de las cuales manan ríos de lava que buscan unirse a la colada primigenia en su avance hacia el mar.
Después de que en la madrugada local se abrieran estas dos nuevas bocas, separadas entre sí unos 15 metros y a 600 metros del cono principal en dirección noroeste, son ya cuatro los centros emisores de lava del Cumbre Vieja en su decimotercer día de erupción.
Según los expertos, las nuevas coladas, continuamente monotorizadas y que avanzan por una topografía favorable, buscan unirse a la primera surgida de la erupción, la cual, tras atravesar una carretera, prosigue su evolución a cotas inferiores.
Además, la caída de magma al mar ha generado un frente de delta lávico («fajana») que está ahora a más de 475 metros de la línea de costa, alcanza una profundidad de 30 metros y ocupa ya una superficie de 27,7 hectáreas.
La nube formada por el contacto de la lava con el agua del océano y que puede contener gases tóxicos, el llamado «penacho marino», se concentra en la zona de conexión, de acuerdo al Instituto Geográfico Nacional de España.
EL AIRE, EN LÍMITES SALUDABLES
Mientras tanto, en el valle de Aridane, la zona de La Palma más próxima a la erupción, la calidad del aire se encuentra dentro de los límites saludables, aunque, cuanto más cerca de la zona de la erupción, los parámetros se alteran, por lo que se ha establecido una zona de exclusión de un mínimo de 2,5 kilómetros.
Y es que la tasa de emisión de dióxido de azufre es de 8.700 toneladas diarias.
También la Unidad Militar de Emergencias (UME, grupo de las Fuerzas Armadas españolas encargado de intervenir en casos de catástrofe, calamidades o riesgos graves, entre otros) ha detectado picos puntuales en determinadas zonas en la que los que la calidad del aire sobrepasa los niveles exigidos, sin que de momento haya riesgo para la salud de la población.
Este viernes, la columna de cenizas y gases ha alcanzado los 6.000 metros de altura, sin que se descarte que pueda afectar también a la parte norte de La Palma y que llegue ceniza fina a la isla de El Hierro, también en el archipiélago de las Canarias, por un cambio en las condiciones del viento.
En estos trece días desde que comenzara la erupción el 19 de septiembre pasado, el volcán ha emitido 80 millones de metros cúbicos de material, alternando la actividad estromboliana (mayores fases explosivas y de lanzamiento de material volcánico) con la actividad efusiva, en la que emerge mayor cantidad de material magmático.
UN 10 POR CIENTO DE LA ISLA AFECTADO
La superficie afectada representa el 10 por ciento de la isla, que tiene una extensión de algo más de 700 kilómetros cuadrados, según el Plan de Prevención Riesgo Volcánico (Pevolca), por lo que en el resto de la isla la vida es normal, sin sobresaltos y solo con algunos problemas como la caída de ceniza.
En contraste, los miles de damnificados por el volcán viven desde el inicio de la erupción en medio de la impotencia, la incertidumbre y la desesperación.
Y es que las edificaciones afectadas alcanzan las 1.005, de las cuales 870 han quedado destruidas, mientras que los kilómetros de carreteras dañados son 30,2, de ellos 27,7 arrasados por el paso de la lava, y la ceniza caída se extiende por 3.172,9 hectáreas.
En cuanto a la sismicidad, en las últimas veinticuatro horas se han registrado decenas de temblores, el mayor de una magnitud de 3,5, y localizados entre 10 y 15 kilómetros de profundidad.
El nivel de tremor ha aumentado y en algunas estaciones cercanas al delta lávico ha sido de alta frecuencia. EFE